El sonido de los deseos.

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Este One-shot esta participando en el concurso de fanfics navideños del grupo de facebook "Skip beat fandom latino", espero que les guste.


Faltaba poco para la media noche, a esas altas horas y siendo 31 de Diciembre, se suponía que debía de estar en algún santuario que estuviera atiborrado de gente, deberia de estar orando y pidiendo por el año venidero, su suerte en el trabajo, los estudios, amistades y bueno...si Dios queria y sentía una pizca de compasión hacia ella también podría pedirle un poco, aunque sea un poquito de suerte en el amor, después de todo eso es lo que haría una chica japonesa normal, de las cuales ella formaba parte si quitamos todo esto de los espíritus vengativos, el vudú, la creencia en seres místicos y...en fin...dejando todo eso de lado, Kyoko puede considerarse una adolescente normal. ¿en qué íbamos?... cierto, el punto es que Kyoko en lugar de estar haciendo lo que usualmente hacia a finales del año se encontraba de camino a la sala de Love me, con un largo vestido rosa claro y una libreta en sus manos, "debes escribir tus mayores deseos para el año venidero" había dicho su extravagante jefe, y no solo a ella claro está, porque se lo había pedido/ordenado a todas las personas presentes en la fiesta de año nuevo, y ella llevaba alrededor de casi media hora rondando por el lugar, había escrito un par de cosas pero no estaba muy segura de tener el valor de escribir otras más, su inseguridad no se lo permitía, "Quiero tener el valor de decirle a él que lo amo" ni pensarlo, el solo hecho de que pasara por su cabeza lo consideraba algo blasfemo, no importaba cuantas veces Tsuruga-san le diera esperanzas, claro que no importaba porque es de naturaleza exageradamente amable hacia personas en apuros, y por supuesto no importaba que ella supiera todos y cada uno de los secretos de él, no importaba que supiera que él siempre había sido Corn porque el aún no se lo había dicho por sí mismo, y aún menos importaba el hecho de que llamaran padre a la misma persona porque él seguramente la vería como a una hermana...probablemente.

Soltó un sonoro suspiro y se detuvo frente a la puerta de la infame sección rosa, al entrar se topó con un gran bulto, extendido en toda su longitud en uno de los sofás, ese bulto era la razón de sus suspiros y lamentos internos, ese hombre que mantenía sus ojos verdes fuera de la visión de todo el mundo y que era considerado un ente perfecto por toda persona que no lo hubiera conocido a fondo y que ella, también lo consideraba perfecto, claro...imperfectamente perfecto, porque más que enterada estaba de sus extremos cambios de humor, de sus comentarios sarcásticos y de sus caras infantiles, porque lo que Tsuruga Ren era en realidad era un hombre con cientos de emociones vibrando a flor de piel. Una vez más suspiro, era un suspiro que sonaba más anhelante que cansado. Se sentó en el mueble junto a Ren, poniendo la libreta en sus piernas para intentar escribir...una vez más. Hasta que un deseo paso por su mente. "Quiero ser más cercana a él".

"eso está mejor"- se dijo para sí misma, y justo cuando iba a comenzar a escribirlo, una pequeña figura irrumpió en la sala.

-¡¡onee-sama!!- chillo la pequeña y Kyoko apresuradamente puso su dedo índice sobre sus labios para indicar que no hiciera ruido y luego señalo a Ren, la pequeña hizo una mueca de compresión y se acercó a Kyoko.

- ¿Qué pasa María-chan? -preguntó en voz baja.

-te estaba buscando para darte estas galletas, regalo de año nuevo, tienen un encantamiento especial para que los deseos de fin de año de la persona que la coma se vuelvan realidad, incluso le di unas a Ren-sama, y al abuelo también, solo que las de él son con una formula un poco diferente para fortalecer la salud.

-Qué lindo de tu parte María-chan, lucen deliciosas- dijo Kyoko recibiéndolas gustosa.

-bueno onee-sama, nos vemos a las 12, mientras tanto iré a darle sus galletas a papá- dijo la niña y salió corriendo de la habitación. Kyoko observo por unos segundos la puerta y luego se dispuso a comer las galletas, estaban deliciosas y muy en el fondo de su corazón deseo que de verdad funcionaran para hacer sus deseos realidad. Se sacudió las migajas y se repitió para sí misma mientras escribía

El sonido de los deseosWhere stories live. Discover now