Y que te voy a contar.
Que desprecio tu silencio.
Tu absurda manera de salir de mi vida sin doblar el compás.
En esta habitación vacía que habita mi cabeza no oigo el repiquetear de tus pies, inquietos.
Oigo mis pensamientos. Muy fuertes.
Hambrientos.
Distraigo mi cabeza con algo diferente a las últimas noches, comprobando que las lágrimas no saben a nada y solo acompañan vacías al dolor.
Porque si joder, como me dueles.
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Ardiendo.
RomanceA veces, creas historias que son efímeras en el tiempo. Crees verdades que escapan y no solapan el final con perdices. En esos finales, tampoco tenemos claro si somos felices. Lo único, es que poner final es dar comienzo a otro nuevo libro. A otra n...