Charlynch "Agridulce Navidad"

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La navidad nunca ha sido una fecha importante para mi, o al menos no en mucho tiempo. Tengo recuerdos de cuando era una niña, recuerdos muy muy felices de cuando era pequeña. Las tradiciones tenían sentido en ese entonces y a veces aún me gusta mirar las películas caseras de mi familia en esa época. David y Meg eran los más grandes por lo que ellos se encargaban de cosas que mamá y papá no me dejaban hacer con sólo 5 años, como por ejemplo desenredar las luces para el árbol. Mamá me contó que lo intenté una vez porque no dejaba de insistir hasta que me dejaron hacerlo, pero acabé enredada entre los cables lo cual fue divertido para ellos pero al parecer no para la bebé Charlotte porque luego pasé varios minutos llorando hasta que lograron sacarme de ahí. ¡Ah! Como desearía que ese momento fuera parte de las películas caseras, pero lo que sí está lo compensa bastante bien.

Las luces eran trabajo de David y Meg, mientras que Reid y yo ayudábamos a mamá con los demás adornos del árbol y las guirnaldas del marco de la ventana y las escaleras. Papá se encargaba de la decoración del exterior de la casa, y todo eso estaba en video, filmado por mamá y de a ratos por papá. La felicidad se desbordaba en esa casa, risas por doquier, abrazos, besos, el amor estaba en el aire.
Lección número uno; Nada dura para siempre. No estoy segura de como o cuando pasó, pero un día, una decoradora contratada comenzó a hacerse cargo de las decoraciones navideñas, dejamos de compartir ese momento juntos. David y Meg estaban en lo suyo como a adolecentes, papá ya no estaba en casa jamás y mamá estaba demasiado deprimida como para hacer algo más que ir de compras o simplemente sentarse a beber en el balcón de su habitación. Al principio no fue tan difícil, Reid y yo nos divertíamos en su habitación armando nuestro propio árbol y hacíamos nuestra propia película casera, yo lo filmaba a él y él a mi haciendo tonterías.
Tiempo después, luego de que Reid cumplió 12 y comenzó la escuela secundaria, las cosas cambiaron de nuevo. Él comenzó a juntarse con malas personas, al él ya no le importaba pasar tiempo conmigo y perdió toda esperanza de que nuestra familia volviera a ser lo que antes, y entonces, la navidad se convirtió en una época en donde la única razón por la que había decoración era para mantener las apariencias y la casa se volvió fría y vacía. Nuevamente me acostumbré, la vida debía continuar y después de un tiempo comenzó a ser normal el ya no vernos a hablar todos los días a pesar de vivir en la misma casa. Las cosas empeoraron de a poco y yo preferí ignorarlo. Mamá y papá se divorciaron y papá se fue de casa, David se mudó con papá y Meg se cansó de ver como mamá se destruía a si misma con el alcohol y decidió mudarse a su propio apartamento luego de emanciparse. Luego Reid, el único rayito de luz y esperanza que quedaba en mi vida también se desvaneció. Él comenzó a llegar a casa muy tarde, mamá estaba demasiado ebria para notarlo y papá ya no estaba en casa para hacer algo. Luego comencé a notar sus síntomas, él reía todo el tiempo, de una forma extraña y vacía como si una sonrisa representara una lagrima en realidad noté que de pronto tenía ojeras, que sus manos temblaban y que simplemente ya nada le importaba.
Continúe con mi vida como se supone que tenía que hacer y la Navidad pasó a ser un día más en el calendario, nada especial. Me concentre en el voleibol, en los libros, en la escuela y todo estaba bien en tanto estuviera fuera de casa, y así el tiempo pasó volando hasta que me fui a la Universidad. No quedaba tan lejos de casa así que no fue necesario que viviera allí, tuve la opción de quedarme en casa, cualquier otro se hubiese quedado en esa mansión con piscina pero para mi no era más que una casa frívola y vacía por lo que fue mejor mudarme a mi propio apartamento. La primera Navidad ahí fue más cómoda, todavía me hacía cierta ilusión las decoraciones y todas esas tradiciones que ya no seguía hace años, al final me concentre demasiado en los exámenes que olvidé que era Navidad, supongo que fue por la costumbre, a eso me refiero cuando digo que fue más cómoda, ni siquiera lo recordé así que no tuve que pasar el día anhelando que las cosas fueran como antes. Así fue los siguientes años hasta que me gradué. Dejé de ser una nerd amargada cuando conocí a Becky, hasta entonces ni siquiera sabía que me gustaban las mujeres, de hecho no lo acepté al principio, nos convertimos en mejores amigas rápidamente, pasábamos mucho tiempo juntas y a los tres meses de conocernos, fue la única a la que invité a mi cumpleaños porque no tenía ganas de ver a nadie más y pasamos toda la noche riendo, bebiendo y bailando juntas pero supuse que lo que sentía por ella era sólo cariño. Sin embargo el debate por mi sexualidad pasó a un segundo plano cuando una mañana recibí la peor noticia de toda mi vida. No había despertado bien cuándo contesté el teléfono y oí la voz de papá, con quien no había hablado en meses por cierto, decir las tres palabras que aún me dan calos fríos "Reid está muerto" me enteré de los detalles más tarde ese día, vi su cuerpo al día siguiente, lo vi por última vez dos días después y pasé los próximos 6 meses autodestruyéndome como solía hacerlo mamá, no hay por que negarlo, me culpe una y mil veces, pensé que pude haber hecho algo más y toda esa típica culpa que todos sentimos cuando alguien cercano muere. Y recibí cientos de llamadas que no contesté, cientos de cartas que no abrí y recibí cientos de abrazos que no devolví. Fue la época más oscura de mi vida y cuando la Navidad llegó poco tiempo después, decidí torturarme aún más, justo cuando comenzaba a mejorar encontré nuestras películas caseras y simplemente no podía entender como ese niño precioso ahora era un cadáver pudriéndose dos metros bajo tierra y lo peor de todo es que no sabía quién de los dos había llegado más profundo. Esa misma noche, por primera vez en meses alguien tocó mi puerta, incluso me alarme al principio ante el sonido que ya me resultaba desconocido, y aún cuando mi mente comprendió lo que pasaba, no quería ver a nadie así que no me moví del sofá en donde estaba hecha una auténtica oruga en crisálida envuelta entre mis sábanas. Apagué el televisor para que quien fuera que estuviese en la puerta pensara que no estaba en casa pero minutos después oí una voz, lo que me indicó que no había logrado engañarla.

─Charlotte sé que estás ahí, soy Becky, por favor abre.

No la había visto u hablado con ella en meses, ella estuvo en el funeral de Reid y estuvo conmigo toda esa semana diciendo que no iba a dejarme caer, poco después su presencia y positividad comenzaron a irritarme así que le dije que tenía que irse, a lo que ella insistió con esa mierda de que no iba a dejarme caer, ni siquiera sabía lo que significaba y mucho menos me importaba. No estoy segura de lo que le dije pero sé que le grité y que incluso la insulte, me sentí mal por eso cuando se fue y no recibí ningún mensaje suyo hasta dos semanas después, en el que explicaba que no me había abandonado y que simplemente me estaba dando algo de espacio. "Necesito más que dos semanas, Rebecca" fue lo que contesté y recuerdo que ella dijo algo estúpido y repetitivo como "Estoy aquí para lo que necesites" y continuó diciéndolo los siguientes días a pesar de que jamás contesté de nuevo, hasta que un día simplemente se detuvo. Me tomó otros dos meses darme cuenta de que Becky no estaba siendo irritante sino que intentaba ayudarme y que era yo la que tenía los sentimientos en carne viva. En ese entonces pensé en disculparme pero si lo hacía ella querría volver a mi vida con todo su agobiante optimismo y yo no estaba lista para dejar de ser un ermitaño. Y ahí estaba ahora, 4 meses después de que cortamos toda comunicación, en navidad, cuando ella debería estar brindando con su familia que sí es unida, no como la mía, cuando ella debería estar abrazando a su hermano que está vivo, no como el mío.
Me acerqué a la puerta inconscientemente, en realidad no tenía intenciones de abrir la puerta pero sí estaba desesperada por volver a sentirla cerca.

─No estoy de humor

Fue todo lo que dije, en esos arduos meses había aprendido a desconectar mi cerebro de mi corazón y mis acciones no se verían afectadas por mis sentimientos. Así que ahí estaba yo, intentando alejarla cuando todo lo que quería era abrazarla por horas, días, ¡meses o incluso toda una vida!

─Dijiste que necesitabas tiempo, y te lo di. Llevas seis meses ahí adentro, el portero me dijo que ni siquiera has ido de compras y que ordenas víveres online. Char, no puedes seguir así

─¡No te atrevas a decirme como debo estar!─ ahí estaba de nuevo tratando de contener mis lágrimas y usándola como saco de boxeo verbal. Mis palabras no hacían más que intentar que ella se fuera pero dentro de mi le suplicaba que no lo hiciera.
No la oí decir nada por un momento e incluso pensé que se había ido, si, nadie podía ser tan paciente.
Segundos después ella estaba ahí de nuevo, demostrándome lo equivocada que estaba.

─No me importa lo que digas, no me moveré de aquí hasta que abras esa puerta.

─Vete─ susurré.

─Ya basta, deja de poner una barrera entre ti y todos los demás. No tienes por qué esconderte, no fue tu culpa y no hay nada que hayas podido hacer para salvarlo

─¿Cómo lo sabes? Si yo hubiera...

─Detente Charlotte. No hubieras podido hacer nada, y sabes por que? Porque él no quería que lo ayudaras. Cuando tuve problemas con el alcohol, nada cambió hasta que yo misma decidí que así debía ser. Antes de eso me escapé de 5 centros de rehabilitación y vendí mi dignidad por una botella...Charlotte, sin importar cuanto se esfuerce la gente a tu alrededor, no podrán hacer nada por ti a menos que tú estés dispuesta a cambiar. Tú no hubieses podido salvar a Reid y sé que es duro pero tienes que aceptar lo que no puedes cambiar y yo no podré hacer nada por ti a menos que tú me lo permitas. Por favor no me obligues a aceptar que estas perdida.

Fue todo lo que necesité, me levanté del suelo casi de manera inconsciente y sin darme cuenta mi mano estaba girando la perilla.
Y así pasé la noche buena, llorando desconsoladamente entre sus brazos en la puerta de mi sucio y desastroso departamento pero esta vez a diferencia de todas esas veces que lloré a Reid, si me sirvió de algo porque dije muchas cosas le dije a Becky cada una de las cosas que sentía y fue increíblemente liberador.

La Navidad siempre será agridulce para mí, pero tal como Becky lo dice, puedo elegir en qué pensar y como sentirme. Así que mientras veo los fuegos artificiales en el cielo, con los ojos aún llorosos y los brazos de la mujer que hoy sé que amo sosteniéndome fuertemente, sonrío. Sonrío porque hubo un momento hace años en el que en esta misma época yo abracé Reid y recibí un beso de mis padres. Sonrío porque a pesar de todo, aún estoy aquí, y aunque suene trillado cada día es una nueva oportunidad, que voy aprovechar a partir de ahora.

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