Egoísta ...
Choromatsu lo sabía.
Karamatsu se aferró más a sus huesudas piernas mientras la despiadada agua hirviendo caía ferozmente quemando gran parte de su espalda.
Escoria...
Ichimatsu lo sabía.
Sus ojos por fin reaccionaron al notar la gruesa capa de vapor que se estaba formando. Soltó un quejido sintiendo una punzada y una pesadez en su cabeza...él realmente se sentía fuera de sí.
¿Dónde estoy...?
Mirando a los alrededores con desdén se dio cuenta.
Ah... hogar.
Una insignificante sonrisa se formo en la comisura de sus labios.
No vuelvas...
Jyushimatsu lo sabía...
Sus ojos comenzaron a humedecerse. Mientras que el gesto se apagaba.
Odiaba esos ojos. Odiaba las miradas que le habían dado... Intensamente sus dientes colisionaron... Sí tan sólo hubiera sido más precavido. Soltó un sollozo y se abrazo, tenía tanto frío.
Doloroso...
Todomatsu lo sabía...
Temblando dirigió su vista al frente. Un frasco de vidrio con pastillas dentro y un vaso de agua reposaban en el lavamanos, Karamatsu divago, perdido en sus pensamientos escucho una risa de afuera, no una sino varias... estaban burlándose de él.
Su respiración incremento. Mientras intentaba vocalizar una palabra.
Respira, esto no es rea...¡Ahg!
Una horripilante risa retumbo en sus oídos, Karamatsu se acurruco en la esquina de la bañera.
No es real, no es real, no es real.
Respirando con dificultad su mirada se centro en el frasco.
Duele, duele demasiado.
Duele ingerir esas pastillas.
Al final de todo, Karamatsu realmente odiaba sentir dolor y el infierno creciente en su cabeza era insoportable.
Ayúdenme.
Karamatsu no quería este dolor. Apretó los ojos y comenzó a apalear y hundir sus uñas en su sien, podía sentir la carne cruda y caliente en sus dedos.
¡Para!...para por favor...Te lo suplico.
Su respiración cambio a una desigual, su pecho se contraía y dilataba dolorosamente, sus ojos comenzaron a distorsionarse con monstruosas figuras retorcidas, sintió nauseas, empezó a hipar y gemir, su estomago se revolvió al punto que pensó que regurgitaría la cena de hace apenas unas horas.
Intento pedir auxilio, fallando ya que al abrir su boca solo salieron balbuceos de palabras inexistentes, un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras inhalaba abundante aire por la boca.
Aturdido y débil, Karamatsu cedió ala agonía que le inundaba mientras que las gotas del agua chocaban en su rostro.
-Sólo muere.
-¿M...morir?
-Mira delante tuyo.
Con vista sombría levantó la mirada, podía sentir un refrescante liquido saliendo de su cabezo.
Sonriente y tranquilo emprendió a acercarse a la orilla de la bañera.
Podía escuchar como su corazón bombeaba sangre a todo su cuerpo. Justo allí estaba el frasco. Ese pequeño y sutil frasco color naranja opaco. Lleno de pastillas... Lleno de salidas.
Sus ojos se iluminaron como una vela en la obscuridad, retrocediendo rápidamente y desplomándose en la bañera sin poder desprender la mirada de enfrente.
Gimoteo de dolor, duele, duele, duele.
-¡Hazlo!
¡Joder Karamatsu, tu hiciste una promesa!
-¡Cállate! ¡No puedes usted lo prometió! ¡Tu le promet...!-H A Z L O
Hipo mientras lloraba y agonizaba, sentía como su cabeza se expandía dolorosamente.
-¡CÁLLATE, CÁLLATE!
Karamatsu comenzó a golpear su cabeza contra la pared, dolía, pero sí ese dolor podía hacer que esa voz se marchase... entonces estaba bien.
-¡POR FAVOR, SÓLO DETENTE!
-¡Hey! Karamatsu
-¡YA, HAZ QUE SE DETENGA...!
-¡Karamatsu, basta! ¡Deja de hacer eso!
Osomatsu firmemente sujeto los brazos de sus hermano y lo abrazo fuertemente.
-Tranquilo... sólo respira y exhala... Ya lo hemos practicado, es muy sencillo, ¿recuerdas? ...¿puedes hacer eso por mí, Karamatsu?
Dijo mientras con su palma frotaba suaves círculos en su espalda rojiza, evitando que mas agua hirviendo hiciera contacto con esta.
-Oso...Osomatsu.
Estoy tan cansado.
-Shh, concéntrate, yo se que puedes hacerlo.
Mientras le decía esto Osomatsu se inclino solo un poco para cerrar la llave, cuando lo hizo dio un suspiro de alivio.
Karamatsu ahogo un sollozo, finalmente sintió como su respiración volvía a la normalidad,cerro los ojos y exhalo.
-Choromatsu, ¿puedes traer una toalla para mi y karamatsu?... creo que ambos terminamos muy empapados, haha.
-¿He?, ¡S-Seguro!, esperen un momento.
El segundo hijo levanto un poco la vista, pudo notar el picaporte destrozado y justo en el marco de la puerta estaban sus hermanos, excepto Choromatsu, mirándole con aquellos ojos. Karamatsu lo detestaba, lo odiaba...
Mentiroso.
En realidad, Matsuno Karamatsu no sentía odio, solo desconsuelo y pena dentro su pecho, pudo apreciar como sus ojos se impregnaban poco a poco de sus lagrimas, no ellos... sus hermanitos no podían verlo así, él era tan, tan...
Dejo que su cabeza descendiera delicadamente hasta que se hundió más a la sudadera de Osomatsu lloriqueando como un niño pequeño, humedeciendo aun mas su capucha roja con sus lágrimas.
Osomatsu lo sabía.
Pudo sentir como el mentón de su hermano mayor se colocaba encima de su cabello duchado.
-¿Sabes Karamatsu? Tu hermanito mayor te quiere muchísimo... y no voy a dejar que nada malo te ocurra nuevamente... Lo prometo.
Osomatsu planto suavemente un beso en la cima de su cabeza.
Y el segundo hijo noto como unas gotas saladas caían sobre su piel.
Karamatsu cerro sus ojos.
-Mentiroso.