CAPITULO I

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Trato de controlar su respiración al tiempo que sus grandes ojos admiraban la multitud que se habia reunido para el banquete de su boda, un escalofrío corrió por su espalda erizando su pálida piel escuchando sin entender el murmullo de sus importantes invitados, al otro lado del banquete la imponente figura de un ancho y alto pelinegro destacaba entre las demás, se mordió el labio inferior al tiempo que sus pequeñas manos decoradas con cadenas de oro rosado y diamantes tintineaban al querer abrazarse a si misma.
-Intenta no lucir tan aterrada- Una suave voz la hizo saltar en su posición y girándose encontró sus asustados ojos con los de una de sus mas queridas amigas. -Tu padre no esta demasiado feliz con las lagrimas que derramaste durante la ceremonia- Le comento la delgada rubia apoyándose ligeramente en uno de sus hombros haciendo que volviera su vista nuevamente al banquete.
-No pude controlarlo…- Escucho su propia voz nerviosa y apagada, volvió a centrar su atención en el grupo de hombres al otro lado del salón, su esposo era intimidante, sus rasgos rectos y duros iban adornados con esos profundos ojos negros que parecían querer desaparecer todo lo que veían fijamente, su cabello del mismo color que sus ojos caía largo casi hasta rozar sus anchos hombros, era el mas alto de todos los ahí reunidos, vio a su padre decirle algo al imponente hombre y un escalofrío  corrió por su espalda obligándola a erguirse ante el mal presentimiento de esa conversación, el traje oscuro que su esposo llevaba marcaba su fibroso cuerpo, era el doble del tamaño de los hombres que habia conocido, incluso en medio del grupo era el mas ancho de todos los hombres, un calor extraño viajo por su cuerpo y llego a su rostro al ver como esos oscuros ojos se clavaron en ella, sin embargo, no pudo reconocer ningún sentimiento reflejado en ellos, solo vio la oscuridad intensificarse teniendo plena confianza que tarde o temprano la consumiría, volvió a morder su labio e intentando retroceder choco completamente con su acompañante.
Escucho a su amiga jadear pero no tuvo el valor de romper el contacto visual con el enigmático hombre, un nuevo escalofrío bajo por su columna al ver como el le sonrió fugazmente y separando su intensa mirada volvió a centrar la atención en las palabras que le estaba dirigiendo su padre, ella solo suspiro intentando controlar el acelerado latir de su corazón.
-Hinata en serio debes calmarte- La voz de su amiga sonó indignada lo que llamo la atención de la recién casada. -Podría haber sido alguien peor- Le recordó centrando su azulina mirada en ella, un matrimonio por conveniencia siempre era recibido con mas emoción por los familiares que por los involucrados directos pero, algo en su interior le decía que el pelinegro no estaba del todo complacido con todo el arreglo que se hizo para ellos.
-Lo siento es solo que… He convivido tan poco con el que es prácticamente un desconocido para mi- Le confeso bajando su mirada y detallando nuevamente el hermoso anillo de compromiso que el habia mandado a diseñar especialmente para ella, hacia juego con los accesorios de oro rosado que portaba por su boda y en medio del anillo un enorme diamante tallado exquisitamente dejaba un brillo multicolor en cada movimiento que realizaba, una exageración si le preguntaban pero el se vio muy complacido cuando ella lo recibió.
-Piensa que ha invertido una fortuna en complacerte cada capricho sin sentido que deseaste para la ceremonia- Agrego tomándola del brazo obligándola a caminar hacia el hermoso jardín trasero, cada árbol de olivo brillaba con los detalles lumínicos que ella había deseado y los arcos de flores que daban acceso a las mesas de comida que habían disfrutado unas horas antes tenían diseños tan complejos y agradables que la hizo sentir culpable de golpe, durante meses ella se comporto de forma caprichosa y con exigencias que no le hubieran afectado siendo otra la situación, siendo otro el que se le hubiera propuesto.
-¿Por qué si no me conoce realmente hizo todo esto?- Murmuro girándose hacia su mejor amiga viendo como la confusión bailaba en sus exóticos rasgos, tenia el cabello de un rubio platinado arreglado en gruesos rulos que recogió con una sencilla peineta de oro blanco con turquesas en forma de flor, su vestido era una exquisita obra de arte en tonos azulados nacarados que la abrazaban de forma envidiable dejando a la vista el nacimiento de sus senos donde descansaba el medallón de oro con incrustaciones naranjas que la marcaba como propiedad de alguien mas.
-Por que quiere que estés satisfecha, quiere que no te opongas al matrimonio ni a la convivencia…- Dijo deteniéndose junto a una de las bancas plateadas de la propiedad, le indico con un gesto que se sentara mientras ella hacia lo mismo. -Y sobre todo…-
-A darle un heredero, lo se… Mi padre me lo dijo- Murmuro sombría sin atreverse a mirar hacia el interior del salón de fiesta donde se encontraban, su mente la traiciono llevándola a un año atrás, la primera vez que habia escuchado sobre Sasuke Uchiha.
Flash Back.
Sonrió girando sobre si misma y recogiendo de cualquier forma su largo cabello, su vestido de verano se habia dañado al estar correteando por los jardines de la mansión, el césped y la tierra húmeda mancharon el dobladillo del hermoso vestido lila que se ajustaba únicamente a su cintura, subió su mirada viendo como llegaba hasta su lugar una delgada castaña riendo abiertamente, su vestido crema estaba salpicado de barro y su cabello igual de largo que el suyo estaba desordenado y ondeaba a su alrededor contrastando su pálida piel ahora sonrojada por el calor y la actividad que ambas habían estado realizando.
-Vamos otra vez- Dijo la aguda voz de la menor haciendo que su sonrisa se ensanchara y dejando su coleta alta bien sujeta asintió haciéndole una seña para que se girara y fuera ella la que se escondiera esta vez.
-Hanabi… Hinata- Una ronca voz detuvo por completo su acción de irse a esconder, se giro instintivamente a ver como su hermana menor volvía su mirada y sonreía abiertamente corriendo hasta la posición donde el hombre esperaba pacientemente.
-Padre- Grito contenta la castaña pasando por un lado de su hermana mayor, Hinata tuvo un mal presentimiento al ver como el hombre castaño fruncía el ceño pasando su mirada de la menor hasta ella como si las evaluara fugazmente y desaprobara toda la situación, fue entonces que noto la presencia de otra persona, unos ojos oscuros la veían intensamente desde una de las ventanas mas oscuras de la sala abierta que poseía la mansión Hyuuga, entendiendo instantáneamente la molestia de su padre al verlas tan desarregladas.
-Es época de lluvias, ¿Por qué están jugando aquí fuera?- Hablo de forma cortante deteniendo a la menor a unos pocos pasos de el, Hinata se movió rápido hasta llegar a un lado de la delgada castaña tomándola de uno de sus brazos y pegándola a su costado de forma protectora casi escondiéndola de la mirada de su padre.
-No esperábamos su regreso sino hasta mañana padre- Dijo como simple excusa sintiendo como la menor se estremecía pegada a su cuerpo, se negó a bajar la mirada para asegurarse que no demostrara sentirse mal por el ligero regaño que recibirían.
-Adelante mi regreso porque debemos hablar… Hinata- Dijo su nombre en un tono que le corroboro su mal presentimiento e instintivamente volvió su mirada hasta la ventana donde habia visto esos ojos tan profundos y extraños entre los habitantes de su casa, se mordió el labio con impaciencia y liberando a la menor dio un paso mas hasta el mayor.
-¿Desea que me cambie padre?- Interrogo nerviosa viendo fijamente los perlados ojos de su progenitor, este solo se limito a negar dando la vuelta y empezando su marcha hasta el pasillo que daba a las habitaciones privadas del patriarca de la familia Hyuuga.
Camino en silencio sintiendo como era vigilada desde las esquinas oscuras de la sala, un murmullo de pasos ajenos a los de su padre vibro a unos metros de su posición obligándola a girarse pero no encontró a nadie cerca de ellos, suspiro intentando dejar de estar paranoica deteniéndose a unos pocos pasos de su padre que se detuvo frente a su estudio, abrió la puerta y le permitió el paso para luego quedar encerrados en la gran pero oscura habitación.
Bajo su mirada hasta la alfombra vino que cubría cada centímetro del piso de todas las habitaciones de su padre, junto sus manos sobre su bajo vientre respirando por la boca pero sin hacer ningún ruido para no molestar a su padre, lo sintió caminar a su alrededor al tiempo que parecía estudiar por primera vez su apariencia física, se estremeció cuando los dedos gruesos del mayor pasearon por su cabello enredado tensando todo su delgado cuerpo, lo escucho suspirar y apartarse de su posición en un segundo haciendo que ella subiera su mirada admirando por primera vez la inseguridad bailar en las estoicas facciones del hombre ante ella.
-Hinata… Durante mi viaje he conocido a quien estoy seguro será un buen esposo para ti- Dijo sin alargar mas el tema que los habia llevado al estudio del patriarca Hyuuga, jadeo sin poder controlarse apretando mas sus manos entre ellas pero no aparto la mirada del rostro algo inseguro de su padre aumentando la opresión en su corazón.
-Pero… Yo pensé que ya tenia un compromiso con la familia Namikaze- Confeso saliendo de su estupor y dando un paso hacia el gran cuerpo de su padre. -Conozco a Naruto desde que tengo memoria y…-
-Naruto no podrá darte todo lo que Sasuke te dará… Tu vida será mucho mas cómoda junto a el- Explico cada vez mas relajado por mantener aquella conversación, contrario a lo que estaba sucediendo en el interior de la pequeña mujer.
-Pero… Yo lo amo- Confeso sintiendo como su corazón se apretaba contra sus costillas, el rostro de su padre se contrajo con un gesto de furia que no pudo disimular haciendo que ella se asustara ante su confesión.
-Lo único que el Uchiha me esta pidiendo es la seguridad de tu pureza y tu capacidad de darle un heredero- Explico viendo fijamente hasta ella y como si la hubiera abofeteado ella retrocedió dos pasos nerviosa. -Tu amor no te ha llevado a cometer ninguna imprudencia espero…- Soltó desconfiado haciendo que su rostro se calentara al entender lo que estaba insinuando.
-Padre- Se exalto negando fervientemente subiendo sus manos hasta su pecho como si buscara protegerse de los malos pensamientos de su padre. -Sigo siendo pura en todos los sentidos, jamás podría defraudarlo de esa forma- Confeso abochornada de tener esa conversación.
-Sera mejor que así sea pues el Uchiha también me ha pedido la demostración física de tu pureza el día de su matrimonio y si no se siente conforme el puede deshacer el matrimonio en ese instante si lo desea- Le explico la condición que según veía era lo que mas le causaba inquietud con respecto a su hija.
-¿Qué es lo que le ha ofrecido padre?¿por que permite que pueda decidir sobre el matrimonio luego de ser consumado?- Murmuro nerviosa pero sin apartar la mirada de su padre, podía notar su inconformidad dejándole un sabor amargo en la boca.
-El… Tiene una hija de una aventura, la pequeña tiene apenas dos años y el retiene su custodia, desea una mujer que eduque correctamente a la niña y que le permita con el tiempo separarla definitivamente de la madre que no cumple con el nivel social que se espera de la pareja del Uchiha- Confeso desviando su mirada dejando clara su molestia por dicha bebe.
Hinata se mordió la lengua evitando emitir un comentario impropio con respecto a todos esos detalles extraños en este compromiso de ultimo momento, sobre todo querer saber el porque su padre habia permitido tanto poder en quien se convertiría en su esposo, completamente opuesto a lo que sabia de su compromiso con los Namikaze.
Los segundos pasaron pesados a su alrededor manteniéndola inquieta pero sin darle el suficiente valor para abandonar el estudio, sus ojos pasearon por todo el lugar demorándose en la gran biblioteca donde guardaba todos los contratos nupciales de los miembros de la familia Hyuuga, un escalofrío bajo por su espalda al pensar en el compromiso de su hermana menor, ya pronto seria apta para procrear y con eso podría ser tomada como esposa en cualquier momento.
-Aquí esta la alianza de su familia con la nuestra- Hablo roncamente su padre alzando su mano y dejando a la vista un delicado collar de oro blanco con un diamante y rubí en forma de abanico, un símbolo que nunca había visto antes. -El te dará el anillo cuando lo considere apropiado, viajara desde su lugar de residencia hasta aquí hasta que sea el momento del casamiento donde iras a vivir con el… A cambio tu organizaras todo lo de la boda, será donde tu desees que sea y tendrá todo lo que desees y tendrás un máximo de un año para elegir la fecha en la que se realizara la boda-
-¡Un año! Padre es muy pronto ni siquiera habré cumplido los 18 años, no me dejaste casarme antes de esa edad con Naruto por mi juventud y aparece este hombre y tu… Tu te dejas controlar por sus peticiones… ¿Qué es lo que el te esta ofreciendo por mi?- Se exalto al escuchar el tiempo que tenia para llevar a cabo todo lo que le habia manifestado su padre.
-Olvídate de Naruto y empieza a planear tu boda… Máximo en un año serás la esposa de Sasuke Uchiha- Dijo en tono molesto atravesando a la pequeña joven con su gélida mirada haciéndola jadear y logrando que retrocediera y abriera rápidamente la puerta para abandonar aquella horrible habitación, aguanto un grito de terror al encontrar frente a si a un hombre alto de piel casi tan pálida como la suya propia, su oscura mirada parecía querer atravesarla y uno de sus ojos estaba cubierto por un cabello tan negro que no se distinguía de la oscuridad de ese pasillo, era tan alto que ella tenia que inclinarse hacia atrás para verlo a los ojos.
-Buenas tardes Hinata- Le dijo en una voz tan ronca y profunda que un escalofrío viajo por toda su piel, ella solo apretó los labios indignada y unas lagrimas traicioneras corrieron por sus mejillas pero su educación reacciono por ella y se inclino dándole la bienvenida en su casa.
-Buenas tardes… Uchiha- Murmuro entre dientes subiendo nuevamente su mirada encontrando como el sonrío de lado sin separar su oscura mirada de ella, el asintió complacido y ella solo pudo congelarse en su posición sintiendo el aroma picante y limpio del imponente pelinegro lo sintió empujarla levemente al exterior cerrando la puerta al instante en que el murmullo de las dos voces gruesas resonaba a su espalda dejando claro que ella no podría luchar contra este giro de su destino.
Fin del Flash Back.
-Hina… Vuelve por favor- La dulce voz de su amiga la saco de golpe de sus pensamientos, sus ojos se encontraron y la mencionada suspiro, tomo sus manos sintiendo como temblaban ligeramente y comprendió repentinamente cual era su verdadero nerviosismo. -No creo que el vaya a ser tan malo Hina, puede que no hayan convivido mucho pero te ha dado cuanto has pedido y ninguna de nuestras amigas nos ha hablado así de sus esposos incluso dicen…- Se corto al ver como una de las puertas dobles se abrían y la silueta del hermano mayor de su mejor amiga aparecía, su rostro estaba marcado por una expresión molesta pero parecía tan resignado como sabia estaba su amiga recién casada.
-Es la hora Hinata- Fueron sus simples palabras pero tuvieron un efecto automático en la delgada Hyuuga, se puso de pie y apretó una vez mas su mano aumentando el nerviosismo al no comprender del todo las tradiciones que guiaban al extranjero.
-Estoy lista- Murmuro en tono lúgubre separando sus delgados dedos de los cálidos de su amiga, miro fijamente los ojos idénticos de su hermano mayor el cual asintió apretando sus delgados y rosados labios en una línea fina que mostraba su inconformidad, ella también asintió y se dejo guiar al interior del salón, entendiendo que este era el comienzo de su nueva vida.
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Tomo un largo sorbo de su copa de vino blanco paseando su mirada nuevamente entre los invitados sin encontrar a las mujeres que habia estado vigilando durante todo el evento, el atardecer había llegado mas rápido de lo que habia previsto y una ansiedad impropia de su personalidad rodaba pesadamente por su cuerpo, sintió como alguien se habia acercado a su lado haciéndolo fruncir el ceño pero tragándose su molestia se giro para admirar a su nuevo acompañante.
-¿Estas seguro que deseas seguir adelante con esto?- La ronca voz de su hermano mayor lo hizo apretar sus labios conteniendo las malas palabras que quiso soltar ante su interrogante. -Ella quedara intocable si llegas a rechazarla luego de haber tomado su pureza en esa habitación- Le recordó cruzándose de brazos y apoyándose en una de las mesas cercanas a su posición.
-Te he dicho mil veces que es la opción correcta, si es pura como asegura Hiashi no habrá razón para deshacer el matrimonio- Respondió hoscamente incomodo de que su familia siguiera dudando de la decisión que había tomado para su matrimonio y sobre todo con la elección de su prometida.
-Si acaso llega a la mayoría de edad- Se quejo el mayor logrando que el dejara la copa sobre la mesa y empezara a caminar hacia el pasillo oscuro que daba hacia las habitaciones de la mansión Hyuuga. -No es lo mas adecuado para Sarada, reconoce a su madre y la has abandonado tanto este ultimo año que seguro preferiría quedarse con Sakura que contigo-
-Sakura no va a quedarse con mi hija- Amenazo cortando las palabras de su hermano apenas habia cerrado la boca. -Es mucho menor lo se bien y eso la hace manejable, además que me asegura una descendencia fuerte para mi y nuestra familia- Argumento todavía sin dejar de marchar por el apenas iluminado pasillo, sus manos hormigueaban de expectativa, aunque sabia que ella no estaría ni contenta ni satisfecha.
-Si la rechazas nos costara una fortuna- Volvió a debatir el mayor evitando que su impulsivo hermano menor le cerrara la puerta de la habitación en la cara. -Estuvo comprometida con el Namikaze desde su infancia, es muy probable que el haya obtenido algo de ella, tienes la experiencia en eso- Agrego conociendo que dicha frase molestaría aun mas al menor obligándolo a tal vez pensar por una vez en sus actos.
El menor dejo de empujar la puerta para que el mayor lo dejara solo, bufo y se cruzo de brazos sin poder evitar imaginar fugazmente a la frágil y pequeña Hyuuga en brazos del heredero Namikaze, el joven rubio habia llegado tarde a la recepción de la boda y su recién estrenada esposa contuvo el aliento al verlo aparecer pero su mirada siempre sincera se giro en automático buscándolo, temiendo su furia y congraciándose con el ante su comportamiento.
Sabia que le llevaba casi diez años de diferencia dándole una experiencia que ella jamás tendría de la vida y siendo tan joven e inocente era justo lo que el estaba buscando para su pequeña hija y su propia estabilidad familiar, lo supo desde el primer momento que la vio, protegiendo pasivamente a su pequeña hermana menor el día que logro ingresar en la familia mas hermética del continente.
Abrió la boca para rebatir la molestia de su hermano mayor pero sus instintos le indicaron que dejaron de estar solos, su mirada paso la figura casi tan alta de su hermano mayor para encontrarse de lleno con la mirada perlada molesta del hermano sobreprotector de su esposa, sonrió con cinismo viendo como logro que arrugara sus cejas en un gesto de inconformidad dirigida completamente a la absurda situación que el estaba obligándolos a pasar.
-Sasuke…- Le llamo el recién llegado logrando que el hombre de largo cabello negro se girara sobre sus talones y lo admirara con cierta sorpresa, sintió las temblorosas manos de su pequeña hermana apretarse sobre las delicadas telas de su ropa haciendo que volviera a fruncir el ceño impotente.
-Pensé que seria mas tarde- Se extraño el mayor de los Uchiha dejando de ver al recién llegado que escondía con todo su  cuerpo a la delicada mujer y pasando hasta la mirada ahora ansiosa de su hermano menor, siseo incomodo por la situación pero sin poder evitarlo dio un paso atrás permitiendo el paso a la habitación donde se encontraba el pelinegro menor.
Sus ojos negros se centraron en el ancho cuerpo del joven castaño, lo vio mover sutilmente sus labios y fue cuando su pequeña obsesión se dejo admirar nuevamente, su bien proporcionado cuerpo se marcaba perfectamente con la delicada seda blanca perlada de su vestido de novia, sus brazos desnudos llevaban los adornos tradicionales de su familia, el pálido rosado de la joyería parecía centellear contra su nívea piel, su cabello iba recogido en un elegante tocado decorado exquisitamente con los colores de ambas familias, la que estaba abandonando y la que le estaba recibiendo, el maquillaje era tan ligero que si no hubiese sido porque lloro ante el podría asegurar que nadie noto el camino que esas gotas saladas hicieron en su rostro de porcelana.
-Como lo dicta la tradición debe haber testigos de tu pureza esta primera vez- Soltó ronco viendo como ella subía su mirada perlada mostrándole el terror que sus palabras causaron en ella. -Pero por respeto a tu familia mi hermano y tu hermano esperaran afuera hasta que yo les indique que pueden retirarse  nuevamente a la celebración- Concluyo retrocediendo dos pasos permitiéndole el acceso a la aterrada joven ante el.
Hinata aguanto la respiración al dar el primer paso hacia su esposo, podía sentir las pesadas miradas de los dos hombres que dejaba atrás, suspiro sintiendo como sus nervios empezaban a traicionarla haciéndola temblar evidentemente bajando la mirada abochornada por ser tan evidente, se sobresalto cuando la gran mano de su esposo se posiciono en su espalda baja impulsándola dentro de la habitación y cerrando inmediatamente la puerta detrás de ambos.
Sus dedos hormiguearon al tocar la delicada seda sobre esa pálida piel, notando el complejo tejido de las ataduras que sujetaban el vestido en el cuerpo de la pequeña pelinegra y frunciendo el ceño ante las ataduras atravesó sus dedos con agilidad liberando los nudos y empezando a aflojar el exquisito diseño que la habia cubierto por mas tiempo del que el hubiera deseado.
-Espera por favor- Su voz suplicante detuvo completamente la labor viendo como ella se giraba asustada con sus pequeñas y adornadas manos apoyadas instintivamente en sus pechos sujetando el vestido contra la inminente desnudez. -Yo… No se como hacer nada de esto- Confeso mostrándole sus perlados y cristalizados ojos haciéndole fruncir el ceño ante la ansiedad que lo embargaba.
-Solo quítate el vestido, yo hare todo lo demás- Le respondió guturalmente viendo  como ella tembló ante sus palabras pero asintiendo deslizo sus pequeñas manos por sus pechos y su abdomen plano, el la admiraba tranquilamente embriagándose con la visión de la pequeña mujer liberando  cada cruce de sedas abriendo cada vez mas su escote para el.
Lo escucho gruñir tan profundo que tuvo que juntar sus piernas ante el sonido que el gran hombre habia hecho, cada una de sus miradas deseosas habían creado una corriente cálida que parecía centrarse en su bajo vientre y hormigueando por toda su piel expuesta, escucho el murmullo de sus pasos avanzar hasta ella haciendo que mordiera su labio inferior temblando una vez mas se dejo embargar por la sensación de esos intensos ojos oscuros que parecían querer devorarla.
Sus ojos recorrieron el perfecto cuerpo de la niña que habia hecho su mujer, sus grandes senos cubiertos por encaje perlado destacando sus rosados pezones en medio, su estrecha cintura delineada por la estructura de un liguero blanco a juego con el sostén que sujetaba sensualmente las mallas que cubrían toda la extensión de sus torneadas piernas, su diminuta y casi inexistente ropa interior se sujetaba a duras penas por delicadas trenzas a cada lado de su cadera, dándole la seguridad de que el jalaría una y la dejaría completamente desnuda ante el.
-Maldito Hyuuga…- Soltó en voz alta sonriendo de lado y subiendo su mirada encontró la expresión asustada de la inocente joven ante el. -Tu padre si que sabe preparar bien a una doncella, te vende de una forma tan vulgar que si no supiera que es para conservar todo cuanto le he ofrecido me sentiría ofendido- Agrego roncamente sin apartar su mirada de ella, el adorable sonrojo que parecía ser una firma en ella adornaba sus mejillas pero se percato que el nacimiento de sus senos también se tornaba rosado ante la vergüenza que ella manifestaba, la vio morder su labio casi hasta el punto de romperlo haciéndolo sisear obligándolo a ponerse nuevamente en movimiento.
Trago grueso al ver como empezó a avanzar lentamente hacia ella, parecía un depredador a punto de atacarla, clavo sus blancos dientes con mas fuerza en su labio apretando tanto como podía sus muslos intentando desaparecer el hormigueo que habia empezado a humedecerla en esa parte oscura e intima de su persona, sus ojos se abrieron sorprendida al ver como en un rápido movimiento el había logrado desprenderse de la pesada ropa que cubría todo su torso, jadeo al ver como la piel abrazaba celosamente cada musculo de su abdomen y pectorales, permitiéndole admirar sus gruesos brazos y el contraste de su oscuro cabello con la piel pálida de la que era dueño.
-Terminemos con esta prueba de una vez- Soltó ronco al ver como ella habia recorrido su cuerpo sin pudor, el rojo intenso que ahora adornaba sus mejillas le indicaba que le gustaba lo que veía de el y con esta idea se sintió mas cómodo de ir hasta ella. -Confía en mi- Le murmuro al oído deslizando sus manos por sus temblorosos brazos y apartándolos de su pecho, la sintió suspirar contra su piel calentándolo instantáneamente, y sin esperar ningún permiso bajo sus manos hasta su trasero tomándola con firmeza y alzándole sin dificultad arrancándole un grito asustado pero que hizo que su pequeño cuerpo se abrazara automáticamente a el.
Cerro los ojos avergonzada de lo que acababa de hacer, sus senos estaban apretados justo debajo de su fuerte mandíbula por sus brazos estar enrollados en su grueso cuello y sus piernas se habían abierto sin pudor enredándose en sus caderas pegando su húmeda intimidad al abdomen desnudo y caliente del Uchiha, lo sintió respirar sobre su piel paseando la perfilada punta de su nariz por la sensible piel de su cuello instándola a relajarse contra ese gran cuerpo del que era dueño.
Se sintió satisfecho al sentir como ella se habia relajado casi al instante contra el, su intimidad estaba cálida y se movía  contra su abdomen ante cada uno de los pasos que el daba para acercarlos a la cama, pequeños y fugaces suspiros escapaban de esa apetitosa boca que el se habia negado a probar, se detuvo cuando sus piernas golpearon contra el borde de la cama y sin querer esperar mas tiempo la dejo caer en el suave colchón viendo como toda ella rebotaba moviéndose sensualmente, diseñada específicamente para complacer al afortunado que pudiera pagar su valor al patriarca Hyuuga.
Se apoyo en sus codos alzando la mitad de su cuerpo para verlo, ocultaba casi toda la luz de la habitación con su ancha contextura, las sombras evitaban que mirara que expresión tendría y prefirió deslizar su mirada por el resto de el entreabriendo sus labios jadeando sonoramente al notar como entre sus gruesas piernas algo se empezaba a levantar como si quisiera salir de la tela que lo aprisionaba allí, su primer instinto fue impulsarse hacia adelante y liberarlo pero cuando sus manos estuvieron sobre el borde de la tela de esos oscuros pantalones las grandes manos de su esposo la detuvieron obligándola a alzar su mirada hacia el que habia empezado a respirar pesadamente.
-O eres curiosa por naturaleza o le has mentido muy bien a tu padre- Soltó acido entre dientes al detener la acción de la pequeña mujer de querer abrir sus pantalones, su mirada confusa nublo un poco su raciocinio y todo lo que deseo hacer fue hundirse en ella, descubrir de una vez por todas si ella era solo de el o si se habia entregado a alguien mas.
Gimió cuando su espalda cayo sin delicadeza contra las suaves sabanas de la cama, sintiendo casi al instante el peso del cuerpo del pelinegro caer sobre ella, era tan grande que ella empezaba a dudar que pudiera sentirse satisfecho con alguien tan pequeña como ella, lo escucho sisear entre dientes y la áspera tela de los pantalones que el todavía llevaba se deslizo por sus piernas logrando que sus dedos rozaran la poca piel que dejaba expuesta toda la ropa interior que le habían obligado a ponerse.
Subió su mano por la suave piel de la pierna izquierda de la Hyuuga tomándola por el muslo y apartándola para dejarse espacio entre ella, la sintió tensarse ante su acción pero la calidez de su centro le dejaba claro que el lograba excitarla de esa forma vergonzosa que casi ninguna mujer disfrutaba al principio, se acomodo entre sus largas piernas sintiendo la tensión que realizaba su pequeño cuerpo para recibirlo.
-Espera…- Gimió asustada al sentir que sus piernas no podían abrirse mas para el pero algo en su cabeza le gritaba que el todavía la iba a abrir un poco mas. -No puedo… No puedo abrir mas… mis… mis piernas- Agrego entre tartamudeos clavando su mirada perlada en la profunda del pelinegro, lo vio fruncir el ceño pero sintió como el peso de el desaparecía de su torso haciéndola respirar un poco mas relajada.
Se alzo sobre ella viendo como pareció tranquilizarse ante la distancia y noto como efectivamente sus piernas no podían abrirse mas para el, gruño ante el inconveniente pero al instante decidió cambiar de planes, se apoyo sobre sus rodillas acomodándose y ante la atenta mirada de la menuda pelinegra llevo su mano hasta el costado de su ancha cadera liberando el suave nudo que mantenía su ropa interior en ella, vio como la húmeda tela se aflojaba y sin esperar nada mas deslizo sus dedos por sus pliegues húmedos viendo con satisfacción como ella se retorció contra sus dedos buscando un mayor contacto.
Casi grito cuando sintió el rudo toque en su carne mas privada, sus caderas se movieron de forma circular contra el pelinegro empezando a relajar la tensión que se había formado en su bajo vientre, cerro los ojos con fuerza negándose a mirar lo que el hombre le estaba haciendo, su corazón se acelero y se mordió el labio una vez mas cuando sintió como dejaba su intimidad para apoyar ambas manos en sus rodillas y presionar sus piernas contra su estomago, lo sintió presionar contra su intimidad haciéndola sentir nerviosa y asustada nuevamente.
-Sangra para mi Hinata y jamás volverás a preocuparte por nada- Le pidió roncamente haciendo que ella abriera sus ojos y se centrara en el completamente, su corazón se estremeció al ver esa mirada negra intentar atravesarla y sacarle una verdad de algo que ella todavía no lograba descifrar, cada palabra que el le habia dicho representaba una incógnita para ella, sin embargo se obligo a asentir dudosa viendo como esos profundos ojos brillaron y un fuerte dolor la atravesó sintiendo que se habia roto a la mitad.
Un grito ronco escapo del pequeño cuerpo cuando se hundió completamente en ella, una sensación de posesión que no habia experimentado lo lleno en el segundo que su miembro golpeo y atravesó sin piedad la delicada muralla que representaba la pureza en ella, una pureza que el habia profanado gustosamente.
Sus piernas temblaron cuando el la libero y dejando que su cabeza cayera a un lado lo vio retirarse completamente de ella, el dolor punzante desapareció levemente con esa retirada pero sabia que no habia terminado, algo dentro de ella le decía que tal vez ni siquiera habia comenzado.
Vio el perfecto cuerpo de la pelinegra relajarse ante su retirada y noto el leve rubor en toda su pálida piel manteniendo despierto su deseo de volver a hundirse en ella, su mirada perlada lo siguió en cada movimiento que el hizo hasta que logro tomarla firmemente del trasero y hacerla a un lado, encontrando justo lo que su familia estaba esperando.
-¿A dónde vas?- Murmuro nerviosa al ver que el se acomodaba el pantalón y tomaba la seda que todavía se encontraba bajo ella, haciendo que su cuerpo rodara hacia una de las esquinas, vio como el le regreso una mirada confuso pero sin darle una respuesta destrabo la puerta causando que automáticamente ella cubriera su semi desnudez con una de las almohadas que encontró a su lado.
Sasuke abrió la puerta con el cuidado de no dejar que las miradas de ambos hombres que le esperaban pasaran de el al interior de la habitación, no se digno a darle ni una mirada al castaño que parecía estar temblando en su posición, se centro completamente en su hermano mayor que parecía estar tan asombrado como su acompañante.
-Esta hecho- Dijo roncamente tendiéndole la sabana de seda blanca, las manos de su hermano recibieron la ofrenda sin comprender pero, sus ojos se abrieron de sorpresa al ver el intenso carmesí adornar una parte de la tela. -Dile al Hyuuga que ella ahora es mía- Ordeno dándole la espalda a ambos hombres, decidido a volver a la habitación puso una de sus manos en la manilla al tiempo que una voz ronca llego a el.
-¿Ella esta bien?- Las palabras resonaron en todo el pasillo obligando al recién casado a girarse sobre si mismo y mirar a través de la tenue oscuridad como la ancha silueta de un tercer hombre se hacia presente ante el, haciéndolo fruncir el ceño por esa evidente preocupación hacia su mujer.
-Naruto…- El nombre del ex prometido de la Hyuuga escapo de los labios del castaño haciendo que el menor de los Uchiha sintiera deseos de ir y matarlo por solo intentar entrometerse en asuntos que ya no eran de su incumbencia.
-Solo necesito saber si esta bien… Me preocupe cuando grito- Dijo nervioso pero decidido avanzo unos pocos pasos mas haciendo que la luz golpeara su dorado cabello el cual centello dándole un brillo extraño a sus ojos azules.
-Por tu bien Namikaze ni pienses en dar un paso mas- Amenazo guturalmente el pelinegro girándose y encarando al otro hombre, noto entonces que era casi tan grande como el mismo así que probablemente esa fue la razón por la cual se contuvo de tomar la pureza de Hinata tiempo atrás, el tenia la experiencia que estaba seguro ese rubio no poseía.
-Siempre me preocupare por Hinata y la protegeré de quienes intenten dañarla- Soltó sin inmutarse por la amenaza pero se cuido de avanzar solo dos pasos mas provocando así al causante del dolor que seguramente estaba sintiendo la pelinegra en ese momento.
-Te lo advierto si tu…- Pero su amenaza se corto al sentir como la puerta a su espalda se abría obligándolo a girarse y casi perder el aliento al ver a la menuda mujer envuelta en una gruesa manta de color vino que hacia ver su piel mas pálida pero con un ligero rubor por lo que habían estado haciendo, su cabello caía desordenado por todo su rostro y sus ojos perlados estaban cristalizados pero se centraban completamente en el.
-¿Hice algo mal?- Fue lo primero que vino a su mente al ver al pelinegro parado en medio del pasillo escasamente iluminado, el hermano mayor de su esposo estaba a un lado con la sabana que le habia visto sacar, al otro lado estaba su hermano temblando y mirándola como si no la reconociera pero lo que capto su atención fue la silueta que ella conocía perfectamente a unos metros de su posición. -¿Naruto?- Soltó nerviosa viendo como esos ojos azules se centraron en ella, sonrió avergonzado y ella sintió su corazón latir irregular contra sus costillas, dio un paso hacia el rubio pero un brusco agarre la detuvo en su posición obligándola a girarse y ver como esos ojos negros ardían inyectados de rabia.
-Vamos- Le dijo casi mordiendo la palabra al notar su intención de ir hacia el rubio, ella lo miro unos segundos pero asintió avergonzada demostrándole que efectivamente una mujer tan joven seria fácil de someter, la empujo por su espalda baja hasta el interior de la habitación y antes de cerrar la puerta se giro y le lanzo una mirada amenazante a los tres hombres que admiraban en silencio la escena. -Váyanse… Mi esposa y yo no volveremos a la celebración- Agrego viendo fijamente al rubio el cual frunció el ceño pero fue el primero en darse la vuelta y empezar una marcha derrotada hacia el salón de la mansión.
-No debiste hacer eso- La delicada voz de la pelinegra llego a el apenas habia pasado el cerrojo en la puerta, haciéndolo girarse y ver el pequeño cuerpo de la Hyuuga parada frente a el, con una expresión desafiante, la manta había caído a sus pies dejándola semi desnuda ante el, nublando su mente racional con el deseo instintivo de marcarla como su propiedad.
La fuerza que habia logrado reunir para hacerle frente se desvaneció apenas esos ojos negros se centraron en ella, reconoció el brillo de satisfacción en su mirada al pasear fugazmente por su desnudez haciéndola jadear al tiempo que retrocedía un paso cayendo sentada en la cama, subió sus piernas intentando en vano escapar de aquella sensación de éxtasis que corría por su piel, así como deseaba liberar el nudo que se habia formado en su vientre cuando el la había abandonado sin decirle ninguna palabra.
Libero nuevamente su erección al dejar caer su pantalón sin despegar su mirada de la pelinegra, la vio retroceder hasta caer sentada en la cama arrancándole casi un gruñido animal y marchando hacia ella decididamente, su mente solo deseaba marcar aquel delicado cuerpo de forma permanente para que todo hombre que la viera supiera que tenia un dueño, la miro subir sus piernas y retroceder en el gran colchón haciéndolo sonreír de lado y con rápidos movimientos logro acorralarla entre su cuerpo y la suave cama.
Gimió sin saber bien si se encontraba molesta o complacida cuando su espalda choco con la suavidad de la cama al tiempo que reconocía nuevamente el peso del pelinegro sobre ella, cerro los ojos rindiéndose al poder del Uchiha pero los abrió de golpe al sentir como sus labios fueron tomados salvajemente haciéndola jadear ante la deliciosa sensación de el dentro de ella, su lengua salvaje empujo sin permiso dentro de ella haciendo que subiera sus pequeños brazos y sus manos se enredaran en su sedoso cabello negro presionándolo mas contra si misma.
Gruño contra los carnosos labios al sentir como ella le correspondió la intensidad con intensidad introduciéndose con fuerza sintiendo como las pequeñas manos se enredaban en su cabello impulsándolo mas contra ella, le mordió el labio arrancándole un grito y logrando apartarla de su rostro la tomo de las caderas y con un ágil movimiento la dejo sentada en su estomago casi riendo al ver la expresión abochornada de la pequeña mujer, sus manos se calentaron al sujetarla firmemente de la cadera evitando que ella se moviera, disfrutando de la sensación de su humedad en su duro abdomen, detallo sus ruborizados senos y decidido a tenerla completamente a su merced libero esos enormes montes que lo estaban enloqueciendo.
Lo miro fijamente sintiendo una extraña sensación de control en la situación, reconoció por primera vez lo que ese inalcanzable hombre dejaba ver en su mirada oscura, pudo leer su deseo por ella y como en ese instante una de sus grandes manos abandono su cadera deslizándose delicadamente por su espalda, escucho el murmullo del broche del encaje que cubría sus senos destrabarse y un nuevo calor viajo a su rostro y a su bajo vientre haciéndola jadear por lo debajo.
La delicada prenda resbalo por sus níveos brazos dejando a la vista sus erguidos y orgullosos montes coronados por pezones rosa pálido, la empujo por la espalda logrando que cayera sobre su duro pecho, sintió las pequeñas manos apoyarse en el y cerrarse rasgando su piel arrancando un gruñido gutural moviéndola para posicionar sus hermosos senos a disposición de su boca.
-Sasuke…- Gimió por primera vez su nombre deleitándolo por la cadencia de su voz, libero su cadera y con ambas manos tomo sus senos acercándolos a su boca empezando a besarlos rudamente haciendo que ella empezara a jadear copiosamente y su respiración se tornara completamente superficial.
Su cuerpo se estremeció por completo cuando esa cálida lengua empezó a juguetear con sus pezones haciéndola jadear con cada vez menos pudor, su delgado cuerpo reacciono a la larga succión que le regalo en uno de sus pezones y sin ser consciente empezó a mover ligeramente su cadera empezando a aliviar la presión que tenia en su bajo vientre gimiendo a la sensación que la boca del pelinegro le regalaba, lo sintió enredar su mano bruscamente en su cabello obligándola a echar su cabeza hacia atrás, cerro los ojos jadeando y dejándose hacer, sintiendo como el ancho torso del hombre se levantaba quedando sentada frente a ella deslizando su lengua por todo el largo de su cuello haciéndola temblar.
Su miembro quedo atrapado bajo el trasero de la menuda mujer cuando se reacomodo quedando sentado frente a ella, su cálida humedad empezaba a derramarse y el deseaba fervientemente saborearla pero sabia que dejaría eso para después, ahora su necesidad de entrar en ella era mucho mas fuerte que cualquier otro deseo que tuviera sobre el pequeño cuerpo que se restregaba contra el.
-¿Va a… doler?- Su asustada voz llego a sus sentidos obligándolo a subir su mirada encontrando esa perlada mirada que lo veía con anhelo, toda su piel cubierta de un leve rubor lo deleitaba y siseando entre dientes bajo sus manos hasta posarlas en sus muslos buscando ser la base de lo próximo que harían.
-Si- Respondió roncamente viendo como ella se tensaba pero la estimulación que el había estado realizando la habían llevado a un punto donde solo podría aliviarse realmente con el entrando en ella. -Eres muy pequeña y delgada por lo que las primeras veces será incomodo y doloroso para ti pero, te acostumbraras a mi, me encargare de eso- Le aseguro subiendo sus manos separando su intimidad de la piel de el, la vio apretar sus labios pero con un ligero movimiento de su cabeza acepto sus palabras, sus pequeñas manos se apoyaron en sus hombros buscando estabilizarse y el se coloco a si mismo justo en la entrada de la nueva Uchiha empezando a bajarla con suavidad sintiendo completamente como se abría para el.
Contuvo un grito de dolor al sentirlo entrar nuevamente en ella pero, esta vez fue lento, deteniéndose cada pocos segundos dejando que su intimidad se acostumbrara a su tamaño, abrió los ojos sorprendida al sentir como el apoyaba su frente en el hueco de su cuello y empezaba a suspirar superficialmente golpeándola con su cálido aliento, suspiro complacida por su intento de ser gentil con ella y sin pensarlo se abrazo nuevamente a su ancho cuello, proponiéndose internamente descubrir cual era el misterio que envolvía al inalcanzable Uchiha Sasuke.

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Esta soy yo luego de mucho tiempo sin escribir, creo que por fin se ha levantado mi bloqueo de escritor!!! Espero les guste esta historia corta, es super corta casi un one shot pero no tanto, esperare sus coment con ansias!!! Besitos!

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