CAPITULO II

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La fresca brisa del amanecer golpeo su cuerpo desnudo invitándola a abrir sus ojos al nuevo día que se presentaba ante ella, bostezo removiéndose entre los almohadones de plumas y la seda de las sabanas disfrutando de las caricias sobre su cálida piel, paseo su mirada por la habitación encontrándose nuevamente sola en el espacioso lugar, suspiro como lo hacia cada mañana y se dispuso a comenzar el día sonriendo al imaginar que nueva ocurrencia viviría junto a la mas pequeña de los Uchiha.


-Buenos días mi señora- Le saludo cortésmente su ayudante haciéndola inclinar su cabeza en respuesta y ponerse de pie sin avergonzarse de su desnudez. -¿Qué traje desea ponerse hoy?- Le interrogo girándose hacia los armarios donde descansaban los vestidos mas hermosos que en su vida había imaginado, suspiro acercándose hasta el armario detallando los que le quedaban sin estrenar pensando en que eligiera lo que eligiera el no la vería, solo llegaba a su lecho a poseerla y a dormir pero el resto del día no convivía bajo ninguna circunstancia con ella.


-Elige el que desees Natsuki- Dijo suavemente caminando hasta donde sabia estaba preparada ya su bañera, se dejo caer en el interior escuchando como el agua se rebosaba y goteaba sobre el mármol blanco del gigantesco baño que compartía con su esposo, suspiro viendo las cremas y aceites que se aplicaba diariamente y a su lado un poco mas abajo descansaba la ropa sucia del pelinegro, ella tenia plena certeza de que el vivía en esa habitación que compartían pero, pasaba tan poco tiempo con ella que empezaba a creer que habia algo mal en su persona, tanto que el Uchiha tenia casi los cinco meses desde que llego a su residencia solo intimando con ella de cualquier forma imaginable pero negándole cualquier otro tipo de convivencia.


Hundió casi todo su rostro en el agua al sentir como su ayudante entraba al lugar lleno de vapor y se acercaba a ella dispuesta a lavarla y perfumarla como todos los días de una rutina adquirida solo a petición exclusiva de su esposo, el le habia prometido que no volvería a realizar ninguna actividad impropia para alguien de su posición y efectivamente todo eso se había cumplido dejándola a ella sin absolutamente nada que hacer.


-¿Sarada ya esta despierta?- Se atrevió a preguntar al sentir como empezaba a masajear su largo cabello con esa extraña y dulzona esencia que la mantenía relajada durante todo el día, sintió las manos de la mujer tensarse sobre su delicada piel obligándola a girarse y verla fijamente. -Natsuki ¿Ha pasado algo con la pequeña?- Interrogo sintiéndose ansiosa de golpe, vio como su ayudante desviaba su mirada dudando sobre su pregunta, Hinata alargo una de sus manos tomando las temblorosas de la mujer y sonriéndole intento darle confianza.


-El señor ha pedido que la preparen porque va a salir a ver a su madre- Indico sintiéndose abochornada por las palabras que no debía emitir, la pelinegra al solo escucharla se puso de pie de un salto y tomando su bata de baño salió a paso rápido de la habitación, sintiendo como su corazón latía irregularmente al extrañarle que en un día fuera del acostumbrado el decidiera llevar a la pequeña con su madre.


Sus pasos húmedos casi la hicieron caer varias veces pero no se detuvo hasta que llego frente a las escaleras principales donde pudo evidenciar las palabras de su ayudante, admiro como la pequeña pelinegra sujetaba la ancha mano de su padre al tiempo que se restregaba uno de sus ojitos evidenciando su cansancio, apretó su mano en la abertura de la bata y bajo rápidamente los escalones sintiendo como las miradas de algunos empleados se percataban de su presencia.


-¿Qué haces?- Soltó en un tono mas agudo deteniendo automáticamente la marcha del gran hombre, todavía no se acostumbraba a su imponente físico pero si se habia acostumbrado a hacerle frente en algunas pequeñas cosas, sobre todo en cosas referentes a su pequeña hija.


-¿Qué es lo que estas haciendo tu?- Casi gruño al ver la poca ropa que portaba la pequeña pelinegra ante el, su cabello estaba goteando todo el mármol y su nívea piel estaba sonrojada parte por el baño que seguro no termino de tomar y parte por la carrera que seguro habia realizado para llegar hasta allí.

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