Prólogo.
Feliz halloween.
Viernes.
- No creo que este sea el motivo de celebrar halloween- murmuró Carlota y las otras chicas negaron.
- ¿Entonces cuál sería el motivo?- preguntó sam- ilumínanos Carlota.
- Crear miedo, no salir como si fuéramos parte de las conejitas playboy.
Las chicas rieron, y la puerta se abrió revelando a kenzie, usaba un disfraz de gata muy sencillo pero que le quedaba genial, las chicas sonrieron aunque no todas de la misma forma, hay miradas que valen más de mil palabras, y ojala hubieran leído esa mirada.
- ¿No crees que es muy corto?- le preguntó Jules y las demás negaron.
- Te queda perfecto... bueno tu eres perfecta- aludió Carlota y Zoe rodó los ojos.
- Claro perfecta- murmuró por lo bajo.
Era un grupo de amigas algo disfuncional, se conocían de toda la vida, pero eran muy diferentes, y entre ellas misma había una competencia que jamás se acabaría. Carlota era gótica, y algo santurrona siempre iba de colores oscuros, nunca había tenido un novio, y la mayoría de las personas no la notaban, huy que lastima. Sam era una loca, era todo los que tus padres no aceptarían, está metida en todo lo malo, y siempre que hay un problema ella estaría involucrada. Jules era la hija prodigio, era una empollona, y aparte ricachona tenía lo que quería cuando quería, menos una cosa, ser como Mackenzie. Zoe era la resentida, la amiga a la que no le confiarías tu vida, la depresiva, la que se atrevería a cortar el pene de su novio, la frustrada, la hermana opacada. Luego estaba Rebeca, beca, o la mejor amiga de kenzie, la segundona, la otra chica popular, la chica con excelente físico, excelentes padres y una vida casi maravillosa.
- El año que viene deberíamos de disfrazarnos todas iguales- sugirió beca, y kenzie rio.
- Sería buena idea, tú y yo nos veríamos geniales como conejitas- ella se vieron y luego soltaron una carcajada como si compartieran una broma personal.
Y luego estaba ella, Mackenzie, la chica que todas deseamos, ser, popular, bella, y con un sentido de la vida muy marcado, sabía lo que quería, tenía metas sueños, y más, era la chica del pueblo, a la que todos querían y siempre buscaban cuando había algún problema. La presidenta de la clase, la novia perfecta.
- Ya vámonos- dijo Zoe estresada, su hermana mayor la vio y negó y luego sonrió.
- No te estreses solecito- le dijo kenzie con una sonrisa y luego besó la mejilla de su mejor amiga.
Todo en sus vidas era como tenía que ser.
Salieron a las calles del pueblo en donde todo estaba decorado debido a halloween, las chicas bromean mientras se dirigían a la casa de Troy, un chico súper guay que había hecho una fiesta que prometía ser legendaria.
Se suponía que solo era otra fiesta aburrida de halloween, pero no, Troy era nuevo en el pueblo, y no sabía cómo se desenvuelven las cosas, así que había alcohol y drogas, la mayoría estaba entonado, y los demás muy alegres, las chicas estaban muertas de risa y eso se debía a los muchos tragos que se había tomado, estaban sentadas en un circulo en el piso de la sala, cuando kenzie sonrió de lado.
- Hoy perderé mi virginidad- murmuro y todas la vieron sorprendidas mientras que beca a su lado negaba.
- ¿Estás segura?- ella asintió y beca la abrazo- siempre puedes confiar en mi kenz- Zoe veía la escena con odio, odiaba que su hermana quisiera mas a la estúpida de rebeca que a ella, eso no era justo, odiaba que su hermana se llevara todas las miradas, y ella solo era la otra hermana.
- Saben chicas las amo- declaro Mackenzie, y las otras se unieron a su abrazo.
- Yo también las quiero perras- dijo sam y pronto empezaron a reírse como locas.
- Beber está mal- murmuro Carlota- pero que bien se siente.
- Saben... no importa lo que pase, pero siempre las personas más importantes en mi vida serán ustedes.. y siempre serán como mis hermanas, menos tu Zoe que ya lo eres, pero aunque crean que yo quiero más beca, es mentira las quiero a todas- las palabras de kenzie parecían una despedida, pero nadie las tomo enserio estaban muy ebrias para hacerlo.
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¿Quien tiene a Kenzie?
Mystery / ThrillerLimpia tus dedos antes de señalar mis lunares. Benjamín Franklin. La verdad es el alma de los honestos, la mentira, de los cobardes, y la traición de los miserables. Anónimo. Aquellos que se creen buenos y serviciales son los mismos que por la envid...