Prólogo

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 La oscuridad de la noche rodeaba a los jóvenes esposos Kim cuando se estacionaron frente al aeropuerto. Ambos bajaron del auto, acercándose mutuamente frente a éste para despedirse. Kim sabía que ella aún no se había ido, pero ya sentía que la extrañaba. No quería que se fuera tan lejos de él, si le preguntaban.

Observó sus ojos bonitos, tan joven, bajo la poca iluminación de la entrada, sintiéndose como cada vez más enamorado de ella. Le sonríe con un deje de tristeza en la mirada, sin saber cómo hacer esto. Era la primera vez que se separaban de esta forma. Se acercó a su esposa, llevando las manos con cariño a su pálido rostro.

—¿De verdad es absolutamente necesario que vayas a Europa, mi Yun? —La mencionada cerró los ojos disfrutando de la suave caricia con la que su esposo delineaba sus facciones. Sabía que lo extrañaría. Tenía tanto miedo de pasar por eso sola.. Pero no podía llevarlo con ella, no a él.

—Sí, cariño mío —suspiró ella, sintiéndose culpable con su esposo en tantos aspectos. —Tranquilo, aunque no sé cuándo dure el viaje; sé que podremos con ello. —Intentó convencerlo.. convencerse. Hizo una pausa, observándolo bajar las maletas del auto. 

 —Sabes que es necesario para mi carrera como modelo. —Argumentó. Ella mordió su labio, mirándolo dudosa.

—Hey, está bien. Lo entiendo, hermosa. —La abrazó, rodeándola fuertemente con sus brazos, brindándole su calor corporal como consuelo. Estuvieron así unos minutos, disfrutando el aroma del otro, hasta que decidió soltarla. —Para eso estamos los esposos ¿no? —Él le sonrió cariñosamente, intentando darle seguridad. Unió sus manos en un apretón significativo. —Para apoyarnos siempre.

Ella rió ligeramente por sus palabras, sintiéndose momentáneamente tan afortunada de estar casada con un hombre tan maravillosos como él. Si estaba a su lado, no se sentía tan fría. Y estaba dispuesta a cualquier cosa, con tal de no perderlo.

—Te amo, esposo Kim. —Sus ojos escocieron ligeramente, embargada por los sentimientos, pero se negó a llorar frente a él. —Lo sabes ¿no?

—Por supuesto. —Respondió Dong, antes de unir sus labios suavemente. Se besaron por todo el tiempo que sabían, se harían falta; tomándose su tiempo. Ambos suspiraron al separarse, juntando sus frentes. —También te amo, esposa Kim.

Se amaban demasiado. Lo amaba demasiado, tal vez por eso a ella le dolía tanto.

 

—Ya está todo planeado como ordenó señora Kim, el papeleo para la adopción está listo

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—Ya está todo planeado como ordenó señora Kim, el papeleo para la adopción está listo.

La señora Min sabe que no debe abrir la boca luego de haber firmado el contrato, ya que le puede costar la vida.

—El doctor Woo liderará la cesárea. Él también firmó el acuerdo de confidencialidad... ahora ambos están en nuestras manos. —Afirmó el abogado Lee Yoo Bum.

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