Él se acerca con cuidado, casi con desconfianza a la manada, se lo ve incomodo, lejano, las madres alejan a sus cachorros mientras él pasa, un par de lobos lo miran desafiantes, pero el solo continúa caminando... no caerá en la estupidez de pelear contra los de su misma raza.....
El bosque, lugar donde vive la manda, esta lleno de robles nevados, el invierno ha estado castigando fuertemente la región, y se está haciendo cada vez más difícil alimentarse.
El frío es particularmente fuerte esta noche, por eso busca la manda, el calor, pero el mismo le es negado, su propio estilo no le permitiría echarse con los demás, levantó la mirada y vio al vigía, esa solitaria tarea, reservada solo para los más valientes y sacrificados, saltando entre las rocas, de a poco, a veces teniendo que aferrarse de la nieve, sube hasta la piedra más alta de la montaña, mira al "guardia" de turno, fuerte y orgulloso, en su roca, mirando a la manada, y le hace ver por señas que él vigilará, que vaya a dormir.... el "guardia" desciende agradecido, pero nunca lo demostrará... no a él, si otro fuera el que lo había relevado lo acompañaría un par de horas, pero no al solitario, no al rechazado.
Él entre aullidos canturrea una canción, es suave, sostenida, casi triste, relaja a los cachorros y llena de melancolía el corazón de los guerreros, las madres acurrucan a sus pequeños...
Solo un cachorro se mantiene en pie intentando seguir el canturrear, el también es un Galliard, sabiduría y corazón de la manada, y no está lejos el día que sea él quien deba montar guardia en la piedra más elevada.