Imagen dos.

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"No juzgues a un libro por su portada".


Casa Sawada.

Cuarto de Reborn.

— si Nono, ya he llegado al lugar.

— eso me alegra, y, ¿que tal?, ¿como es mi nieto?— pregunto sinceramente interesado— ¿crees poder con lo pedido?— Reborn no contestaba— ¿Reborn?, sigues ahí.

— ¿he?, ha,  si, aquí estoy— salio del transe, tenía que tranquilizarse— todavía es muy pronto para sacar conjeturas Nono, pero parece una persona buena.

¿Buena?, Nono no lo podía creer, Reborn acababa de hacer un cumplido. ¡Y a alguien de quien tanto se quejaba¡.

—... e-eso me alegra— fue lo único que pudo decir— Entonces, estamos en contacto.

— claro, no te preocupes, chaosu— dio su típico saludo y colgó.

Se recargo en el sofá de su ahora cuarto y recordó lo que habia pasado hace un rato.

Flash back.

— ¿quien es usted?— volvió a preguntar el castaño pero ahora con un tono desconfiado.

— es Reborn Tsu-kun— salvo al patilludo y respondió por el— a partir de hoy sera tu tutor privado, es alguien en quien tu padre confía mucho.

¿Mi papá?.

— ¿mi tutor privado?.

— así es, anda, muestrale su cuarto, es el que esta frente al tuyo.

— ¿el mio?

— si— sonrió la castaña.

— ¿por que?

— mo, tsu-kun, deja de hacer tantas preguntas y as lo que te dije— la castaña hizo un puchero.

A Tsuna no le quedó de otra que girar su cuerpo hacia donde estaba el sujeto en cuestión y agudizó sus sentidos.

Un olor algo amargo pero a la vez agradable inundaron sus fosas nasales.  Era café.

Sentía venir de el un aura un tanto peligrosa pero por alguna razón no le daba miedo.

¿Por que?

Su respiración era calmada a comparación de su corazón un poco acelerado.

¿Por que?

Se volvió a cuestionar y decidió seguir analizándolo mientras lo guiaba. Su intuición no le decía nada en particular.

—sigame por favor— giro sobre sus pies y volvió a dirigirse a las escaleras.

Reborn solo supo moverse y seguirlo.

Pudo sentir como el chico lo analizaba, eso era interesante a comparación de su molesto corazón.

¿En serio?, ¿que rayos le pasaba?

Fin flash back.

No pudo decir ni una sola palabra, el, el mejor asesino del mundo se quedo mudo ante un mocoso.

No sabia que había pasado pero se encargaría de que no se volviera a  repetir.

No se podía volver a repetir.

No debía.

No quería y punto.

Se levanto y su fiel mascota León por primera vez se asomo de debajo de su fedora. Bajo por su hombro y luego por su brazo hasta llegar a la cama y seguir durmiendo.

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