ESA SOMBRA

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Un día como cualquier otro me encontraba en la escuela, esa escuela que no era nada especial para mi y sobre todo muy aburrida, o eso pensaba hasta el día que la conocí. Ese día jamás pensé mirar a mis espaldas y ver esa silueta, esa silueta que reflejaba una sombra hermosa, decidí acercarme para poder conocer a esa persona que generaba tal maravilla. Cada vez que daba un paso mi corazón se aceleraba, mi cuerpo temblando no se detenía, a unos cuantos pasos de llegar a esa sombra pude escuchar lo más hermoso de este universo. Un millar de pájaros cantando al mismo tiempo, la melodía más bella, miles de cosas se pasaron por mi cabeza pero simplemente fue su risa, no podia creer que fuera solo eso pues me dejo con ganas de volverla a escuchar. Mire sus lindos ojos, los ojos café más hermoso que pude haber visto. Como si dentro de ellos se encontraran miles de estrellas esperando a ser descubiertas, me alegró de haberlas visto aquella vez. Este día jamás lo olvidare me dije a mi mismo, me aleje con todo el miedo del mundo, miedo de no volver a escucharla nunca más. Los días pasaban y lo único que podía hacer era mirar la de lejos, verla corriendo mientras sonreía era lo mejor de mis días. Poco a poco los días en la escuela se fueron convirtiendo en la mejor parte de mi vida, llegando al punto que deseé que jamás se acabaran esos días y que ella se diera cuenta de que yo la miraba para poder compartir mi vida con ella. Sin darme cuenta el tiempo paso en un cambio de página, fue tan rápido que nunca pude hablarle y poder escuchar su agradable voz de cerca, fue algo que jamás olvide, algo que nadie quisiera olvidar. Tenía que dejarla ir, algo muy dentro de mi decía que la siguiera, pero otra parte de mi me gritaba que no era para mi.
Cuando obtenemos lo que queremos, me dije a mi mismo mientras limpiaba mi rostro lleno de lágrimas. Aprender es de humanos, aprendemos de los errores, pero cometer el mismo error esperando a que el resultado cambie es de tontos, no me importaba llamarme tonto a mi mismo, pero seguiría queriendola a ella sin importar lo que pasará. Podría haberla dejado ir pero aprendí que hay amores que se dejan ir y aunque se vayan nunca se van.
Desde que la deje de mirar diariamente comenzó mi nueva vida, una vida donde ella estaría presente todo el tiempo en mi cabeza, un vida donde tendría que soportar todo por ella y sin importar lo que pasará jamás la olvidaría...
O eso pensaba en esos momentos.

El silencio de tus latidosWhere stories live. Discover now