Julio 13, 2016.
00:21 hrs.
¡Hola!
El día de hoy estuvo muy aburrido ¿Podrías enseñarme a tocar el piano? ¡Jajaja! Oh, por Zeus, me siento tan sola ésta noche. No sé que puedo hacer, estoy aquí sentada frente a mi escritorio haciéndote ésta carta para que puedas leerla en cuánto te llegue.
Posiblemente mi carta no te llegue ésta vez puesto que no tengo las posibilidades, pero por si acaso la guardaré para cuando si pueda hacerlo, claro que no te dejaré sin noticias sobre mi. He hecho esto las últimas veces porque, no entiendo como pero de alguna forma puedo sentir tu corazón latir e incluso he llegado a percibir tu aroma. Y regresan mis cuestionamientos que espero que algún día se puedan resolver como ¿Por qué no puedes estar aquí? En serio quisiera abrazarte por un largo tiempo, por la eternidad si se pudiera, al menos para mi sería una necesidad prioritaria.
Odio éste lugar, esta recámara, la cama, este piso porque aquí en estos mismos sitios he llorado a lo largo de mis dieciocho años de edad. Crees poder explicarme ¿Por qué tu y yo somos tan sensibles? No me agrada, porque inmediatamente todos toman su arma en mano y con toda su maldad llenos de odio jalan el gatillo contra nuestros corazones. Estoy llorando justo en este maldito momento, me siento como una niña, la diferencia es que me encuentro sola y aunque gritara, mi familia nunca podría escucharme, o tal vez no les interesaría ayudarme si me lograran oír.
¿Por qué no podemos detenerlo?
Eso ha sido todo por hoy, que descanses amor.
Te amo.
Ileana Z. M.
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Cartas que nunca le envié
RandomADVERTENCIA: Esta historia contiene temas delicados que podrían herir la sensibilidad del lector, se recomienda discreción. De antemano Gracias. A causa de una gran desesperación por querer contar sucesos que te aquejan o que llenan tu ser, nace l...