Secrets [h.s]

II-Pas très heureux

Harry Pov

Fui a la barra, para poder centrarme y encontrarla.

Mi cabeza daba vueltas, y mi mente intentaba encontrar una explicacion para lo que acababa de suceder en los baños.

Llegue a la barra, pense en pedir otra copa, pero mejor no, esta noche ya habia sido muy movida.

Me gire al escuchar a mi lado a alguien.

¿Era ella?

Pelo rubio largo y liso, vestido negro y apretado, y buen culo por lo que veo.

Si, es ella.

Le dieron una copa, y se la bebio de una. ¿Enserio?

Queria saber que le pasaba, pero primero tendria que hablarle.

"Obio, imbecil" no jodas ahora. "Soy tu conciencia puedo joderte cuando me de la gana, bonito." Callate. "Me callare, pero no por darte el gusto, solo que me aburres."

Bien, vaya conversacion mas absurda...Acerque mi taburete a ella y le di unos golpecitos en el hombra para que se girara a verme, asi lo hizo.

-¿Que quieres?.-se ve que no esta de muy buen humor.

-Hablar contigo.

-Vale, ya hemos hablado, adiós.-separo su taburete.

Me reí. Que infantil.

Volví a acercarme, ahora puse mi brazo al rededro de su cintura para que no se moviera, no me miro con muy buena cara, pero la verdad, me dio igual.

-No voy a soltarte.-le dije como si le leyera la mente.

-oh, si lo harás.-y sin darme cuenta estaba tirado en el suelo a causa del fuerte codazo que me había dado en la nariz, dolía, joder que si dolía.

Me levante, intentando hacer como si nada, para no llamar la atención, ya sabes...

Me volví a sentar a su lado.

-Das fuerte, eh -se giro intentando mantener su rostro serio, pero sus ojos la delataban— puedes reírte.

-No tienes que darme permiso, puedo hacerlo cuando quiera —me miraba divertida, y temiendo un poco volví a acercar el taburete. Soltó una carcajada.— eres tan infantil.

Ahora era yo el que sonreía de lado, al menos ya no me golpeaba cada vez que quería acercarme a ella, aunque debo admitir que eso me molesto.

-Bueno, por lo menos yo no le doy un codazo a cualquiera que intente acercarse a mi. —pensé que se arrepentiría o algo parecido, pero ni un poco de compasión vi en sus ojos.

-Te lo merecías. —volvió a su tono frío.

Mierda. "¿siempre tienes que cagarla?" Si en vez de pasarte el día insultandome , ayudases un poco, no estaría mal "visto"

-Si, entiendo, soy un imbécil. ¿Me perdonas? —le hice ojitos, con la esperanza de volver a ver su sonrisa.

Me miró de reojo, y empezó a examinarme. Ahora se lo que sienten las chicas cuando lo hacemos nosotros. Incomodidad.

-Mmh —dio un trago del nuevo vaso que habían dejado enfrente suya— solo porque estas bueno.

Si, definitivamente me había pillado de imprevisto. Pero oye, ha sido sincera, me gusta.

-Vaya, te ha costado darte cuenta —sonreí de lado.

-Ves, ya la has cagado. Con un "gracias, tu tienes un culo de infarto" te habrías coronado. Pero no.

-A decir verdad, pienso exactamente eso. Y si me dejaras to... —alargue mi mano hacia su trasero, pero ella fue mas rápida.

-Si aprecias tu cara te recomiendo que te estés quieto —dijo, acompañado de aquella sonrisa falsa que ya se le estaba haciendo costumbre.

-Vale, perdón. Creo que no hemos comenzado muy bien —solté, de repente notando mis nervios salir a flote. Me rasco la nuca— Soy Harry, encantado —dije ahora extendiéndole mi mano.

Observo mi mano, sin ningún signo de ir a aceptarla.

-¿Apellidos?

-Prefiero quedármelos para mi. —se encogió de hombros, restándole importancia. Pero siguió sin extender su mano— ¿No vas a corresponderme el saludo?

-Yo no saludo así a la gente. —he de admitir que su azulada mirada fija en mis ojos logro intimidarme unos segundos, pero no mas.

-¿Y como saludas tu a la gente?

-No lo hago, directamente me los tiro. Ya que, bueno, no congenio con personas de mi mismo sexo.

Realmente no me sorprendió como me lo dijo, su sinceridad ya no me descolocaba. Fue lo que dijo. Tan igual a mi.

-¿Y que te parece si nos saludamos mutuamente, a nuestra manera? —por primera vez, esa paz y tranquilidad que llevaba encima constantemente se esfumo.

-Pensándolo mejor... —giro su taburete quedando frente a mi. Sonrisa falsa. Y extendió su mano.— Hola, me llamo Angel Curie, no muy encantada de conocerte.

Espera, espera, espera. ¿Me acaba de rechazar?