"FEM XX" Sector I.
1.200 hrs
Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda y derecha.
El caminar enfundada dentro de aquellos zapatos de cuero intentando no hacer ningún sonido era difícil. El "tss" que hacía el zapato con el roce del calcetín iba a delatarnos.
El toque de queda había pasado. Si nos encontraba un Évole, no volvería a respirar. Ninguna de nosotras lo haría nuevamente.
-Tienes cara histérica Briel- Comenzó la Oficial Mayor- ¿No tendrás miedo? Sabes que esto es voluntario. No puedo permitir que existan cobardes entre nosotras.
Claro que sí, "voluntario"
-No mi oficial, no tengo miedo.-Mentí- El miedo es algo primitivo, tenemos una misión y hay que cumplirla.
-Eso espero, no queremos accidentes nuevamente.
Frenamos de golpe frente a la oficina de registros; cada persona que vivió, vive y vivirá se encuentra registrada ahí. Con su número de nacimiento.
-Entrar, sacar todo y marcharnos ¿Entendido?- dictó la Oficial Mayor en un susurro- Escuadrón A- nos observó- Ustedes irán conmigo por la entrada sur. El resto de ustedes, muchachitas, ya saben que hacer. Nos encontramos en la fábrica en 40 minutos exactos. No hay momento para el error, ya saben.
Comenzamos a trepar, luego de soltar cada una de las ventanas de la entrada sur, entramos. Había un Évole, justo como nos advirtió la Oficial.
El punto débil de estas criaturas era su olfato, al más mínimo hedor de sustancias tóxicas caían rendidos, por lo que la mayoría de ellos utilizaba mascarillas.
La cadete 512, conocida como Diz, toma su revólver silenciado y pretende dispararle.
A su lado, Margo tiritaba como si se fuera a acabar el mundo.
Diz inhala fuertemente y pone su dedo en el gatillo. Margo hace la señal, me indica que active la bomba somnífera.
Todo sucede muy rápido. Dejo la bomba en el suelo y haciéndola rodar por el pasillo, llega al pie del Évole justo en el momento en que Diz dispara y hace caer la mascarilla del Évole.
Éste cae rendido instantáneamente.
Comenzamos a avanzar por el salón, no dejo de admirar los techos altos y los grandes ventanales de colores. Según lo que nos ha comentado la Oficial Mayor, ante esto era llamado Iglesia. Acá, tanto hombres como mujeres venían a lamentarse de sus pecados y pedirles cosas al Creador. Luego de la conversión de los continentes y la separación por sexos, las funcionarias del territorio FEM XX comenzaron a llevar cuenta de sus habitantes aquí.
-Briel, la clave- Diz me pellisca- despierta cadete, no pasaré otra noche en el foso por tu culpa.
Me dejan avanzar a la puerta. La clave fue usurpada de una de las funcionarias. Además de la clave, se necesita un reconocimiento de retina, por lo que extraigo del bolsillo el ojo de la funcionaria y lo paso por el lector.
Suena un "Bip" y estamos dentro.
Comenzamos automáticamente a abrir cada cajón y a echar cada carpeta dentro de la mochila que carga Tiana, nuestra chica multiusos.
-Cadetes, quedan 16 minutos, muévanse.- Dicta la Oficial Mayor desde la puerta
Una vez recolectados todos los papeles, la primera en salir es Tiana. Luego le siguen Margo, Laurel, Diz.
Male y yo nos quedamos en la sala, revisando que nada nos delate.
Al estar seguras de que está todo en orden, corremos a la ventana por donde entramos y salimos. Nos dispersamos entre las calles, esperando a que ninguna la atrapen y nos encontremos las 6 nuevamente en la fábrica.
Mi pareja dentro del escuadrón es Male, una joven de estatura mediana y contextura delgada, con sus ojos oscuros y su cabello castaño. Con ella nos encontramos la noche que la Oficial nos "reclutó" y nos llevó a la fábrica por primera vez. Nos tocó compartir litera dentro del escuadrón. No nos separamos desde entonces.
-¿Qué sucede Briel?- Me pregunta
-¿Con qué?
-Es el séptimo suspiro que das desde que nos dispersamos.
- Sabes que no me parece justo que tengamos que hacer todo esto solo porque la Oficial Mayor lo dice, no entiendo por qué me reclutó a mí. Es obvio que no sirvo para esto. Todas tienen algún talento o habilidad que las hace útiles. Quiero saber qué hubiera pasado si es que no hubiera llegado a mi hogar esa noche, si no me hubiera secuestrado.
-Tienes claro que eso no puede pasar ¿no? Hay que adaptarse y mantenerse vivas. Ella sabe lo que hace, quiere el cambio tanto o más como tú, por eso nos entrena. ¿No te gustaría saber un poco más de lo que sucede realmente en el mundo?
-No me parece justo, ¿realmente crees que con 4 escuadrones se generará el cambio? No lo creo. Poco a poco irán muriendo y no cambiaremos nada.
-Intenta pensar en positivo, es lo que nos puso el Creador en el destino.- Trata de sonreír, pero en el fondo sabe que tengo razón. Nosotras no pedimos esto. Nadie lo hizo.- Por algo es así, cambiaremos la manera en la que están hechas las cosas.
- A la mierda el Creador.
-Briel, no te vayan a oír. Silencio y continúa caminando.
Al llegar a la calle donde se ubica la fábrica, aceleramos el paso. Entramos al viejo edificio y comenzamos a bajar las escaleras.
-Niñas, reunión en 5 minutos en la sala principal.-nos dice Laurel apenas entramos a la habitación de nuestro escuadrón.- Murió alguien.
Laurel es la organizada del grupo, siempre se preocupa por los planes y por nosotras, es una muchacha que busca la unidad, no la separación del grupo.
-Qué novedad- exclama Diz mirando su litera.- otra muerte, si seguimos así, no quedarán cadetes para cruzar la frontera. No cuenten conmigo, gracias.
-Diz, basta. Ya lo hablamos- Laurel comienza a mirarla con reproche- la oficial Mayor sabe lo que hace. Tenemos que mantenernos unidas.
Los murmullos en el pasillos se hacen más fuertes, así que salimos. Las 23 cadetes restantes nos reunimos en la sala.
-Cadetes, formación.-Exclama la Oficial Mayor- Hemos perdido otra recluta por culpa de una descoordinación de su grupo. Una lástima, pero la vida continúa. Mañana a las 8.000hrs levantadas, tenemos que movernos de aquí antes que noten que faltan los papeles. Revisen los documentos robados y desechen los que no coinciden con nuestra búsqueda. Tenemos que buscar un reemplazo para la cadete faltante. Finaliza la reunión, a sus cuartos.
Al llegar a nuestra habitación, comenzamos a dividirnos los papeles. Nuestra tarea es bastante simple; buscar muchachas que puedan servir para el reclutamiento, que puedan ser útiles dentro del escuadrón. Como la han hecho generación tras generación. Muere una, se busca un remplazo. Simple e indoloro. Así fuimos escogidas. Y así seguirá. La última que sobreviva de nosotras se convertirá en Oficial Mayor. La cadena no se puede romper.
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Camino al Cambio.
RomanceDesde hace ya, 180 años que hombres y mujeres se encontraban separados, completamente aislados. Las nuevas generaciones se creaban por la Máquina Madre (en el caso de las mujeres) o por el Generador Padre (en el caso de los varones). No existían int...