·EPÍLOGO·

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Se despertó con un par de labios sobre los suyos y un ligero peso sobre su torso y estómago.

Abrió los ojos con lentitud, observando a su alfa cerniéndose sobre él.

-Buenos días, amor- su voz gruesa lo hizo estremecerse ligeramente.

Levantó la mano, enredando los dedos en su cabello, devolviéndole el beso.

-Buenos días- respondió sobre sus labios.

Una cabecita de cabellos lacios color chocolate se asomó en el espacio entre el brazo y el costado del alfa, haciendo que ambos la miraran.

-Hola, papi- saludó con su voz dulce, esa que siempre hacía a YoungJae derretirse.

-Hola, mi amor- la niña sonrió, con sus hoyuelos marcándose en sus mejillas, y gateó hasta su pecho, enredando los brazos en el cuello de su papá en un abrazo. Era una posición algo incómoda, teniendo a su hija abrazándolo por el cuello y a su alfa sobre ellos.

-Feliz cumpleaños, papi- YoungJae la envolvió entre sus brazos, mirando a su alfa que los miraba con todo el amor del mundo.

-Gracias, nena- la niña se separó sonriendo de nuevo.

Un llanto llegó de la habitación continua. La niña giró la cabeza hacia la puerta y se removió, empujando el brazo de Jackson, hasta que él se movió para dejarla salir. Bajó de la cama y corrió hacia la puerta, gritando: "YO VOY".

Jackson y YoungJae rieron abiertamente ante las acciones de su hija.

Salieron de la cama y Jackson enrolló los brazos en la cintura de su omega, acercándose a sus labios.

-Feliz cumpleaños, Jae- susurró sobre sus labios antes de besarlo. Lento y dulce.

El omega suspiró cuando se separaron.

-Gracias- le besó la mejilla y Jackson sonrió.

-Vístete, el desayuno está listo- le dijo, antes de besarlo de nuevo y salir de la habitación.

YoungJae se vistió, escuchando a Jackson en la habitación de al lado.

Unos minutos después, bajó las escaleras vestido con un pantalón de chandal y una sudadera de Jackson.

Habían dejado el departamento un poco después de que Hye nació. Ahora vivían en una casa de dos pisos, con cuatro habitaciones. No era enorme, pero tampoco muy pequeña, era perfecta.

Cuando entró a la cocina, Hye picaba fruta de un plato con un tenedor mientras Jackson con una mano servía dos tazas de té y con la otra sostenía a MinHo.

Los tres amores de su vida.

Hye era la versión femenina y pequeña de Jackson, con su cabello lacio color chocolate que le llegaban a los hombros y los bonitos hoyuelos en sus mejillas, sin embargo, sus ojos eran café claro, como los de YoungJae. El omega apostaba a que así lucía Jackson cuando tenía cuatro años. MinHo estaba a punto de cumplir dos años y era la fusión perfecta de sus padres, aunque sus ojos eran café oscuro, al igual que los de Jackson.

Esa era su pequeña familia, y YoungJae daría su vida por ellos.

Se adentró en la cocina, dejando un beso en la cabeza de Hye cuando pasó a su lado para luego dirigirse hacia su alfa. Apoyó una de sus manos en el costado de Jackson y se estiró para besarle la mejilla.

MinHo balbuceó emocionado cuando vio a su padre, estirando los brazos hacia YoungJae para que lo cargara. Jackson besó su cabecita antes de dejar al bebé en brazos del omega.

OMEGA [JackJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora