I've never been in love before » Taehyung;BTS

I've never been in love before

« But this is wine
It's all too strange and strong
I'm full of foolish song
And out my song must pour
So please forgive
This helpless haze I'm in
I've never really been
In love before »

Taehyung nunca se ha enamorado. Este es un hecho del que es conocedor desde muy temprana edad, aunque suele llegar a modo de sorpresa para otras personas. Parece impensable que Taehyung, el cálido Taehyung que pinta flores con sus óleos y retrata con los ojos brillosos y algo idos los cuerpos desnudos de sus modelos, nunca se haya enamorado. Taehyung, quien disfruta escuchando jazz y yendo a clubes queer porque piensa que los concurrentes cuentan con una belleza poco frecuente. Taehyung, quien tiene toda una colección de vinilos con canciones de Chet Baker y una serie de fotos instantáneas que tomó una tarde en París guardadas en su apartamento (se había perdido en la ciudad y, lejos de entrar en pánico, acabó teniendo una de las experiencias más gratas de su vida). Taehyung, quien es tal vez el ser humano más lleno de cariño que existe.

Verás, Taehyung ama mucho. Ama a su perro, Yeontan. También a sus padres y hermanos menores, a sus abuelos y los animales de su granja, incluso a los tomates que crecen libres entre el verde. Taehyung ama a sus amigos (a Jimin mucho más que al resto, pero piensa que no sería bueno hacérselo saber a los demás) y a sus maestros, ama de manera particular a los dependientes de las tiendas y a las señoras que se cruza en la calle, a cada personaje en cada libro y a los poemas que devora durante horas en la soledad de su monoambiente de estudiante.

Ama las tardes en que pasa trabajando en el café de Seokjin y cuando Namjoon le da lecciones de filosofía gratis, bailar con Hoseok en su pequeño y recién estrenado estudio de danza y hacer reír a Yoongi, quien siempre los observa desde una esquina mientras murmura sobre cómo va a "componer algo que se mueva como ellos, como las olas en un día ventoso". Ama ir a sus clases de la facultad junto a Jungkook y llenar uno y mil canvas con colores, frustrarse cuando las cosas no salen como desearía o cuando le toca retratar algo que no le agrada lo suficiente.

Porque Taehyung ama hasta lo que no le gusta, lo que sea que pueda hacerle sentir.

Ama profundamente a Jimin, recostarse en su cama y abrazarle como un koala mientras miran películas del estudio Ghibli y lloran porque el Universo (o los directores de cine) parece ser muy cruel con las buenas personas. Dejarlo acariciar su cabello y rodearle la cintura hasta que el sueño es demasiado pesado, tal vez dejar un par de besos perezosos sobre sus clavículas.

Su relación con Jimin es un poco enredada, pero a ninguno de los dos le parece tan complicada de entender. A lo mejor para otros resultaría algo insostenible, pero la manera en que se aman es para ellos la única mediante la cual pueden traducir en acciones sus sentimientos por el otro. No son novios, ni están enamorados, pero se dan besos y se tocan y abrazan y están ahí para el otro. Jimin fue la primera persona en verle desnudo, en mostrarle que su cuerpo escondía cosas que podían hacerlo sentir como si estuviese tocando el cielo con las manos. Entre sus dedos cuidadosos había descubierto el valor de la confianza, y de que el sexo no era algo sucio, sino más, algo mucho más puro de lo que podría haberse imaginado.

Caricias, besos, y una forma de amor diferente.

Algo así es lo que siente por él. Así que no, Taehyung no está enamorado de Jimin: lo que alberga en su corazón es demasiado grande para ser llamado enamoramiento, tan grande que se desborda por sus labios cada vez que le ve sonreír, cuando sus ojos se vuelven chiquitos y le saluda con sus pequeñas manos.

Taehyung le enseña a su vez a no sentir vergüenza de sí mismo, a quererse cada día un poco más. Pasan muchísimo tiempo juntos. Se ven en las mañanas para tomar café, y en las tardes para el té. Jimin lo acompaña a recorrer museos cada vez que se renuevan las muestras (ya los han recorrido todos) y Taehyung le da la mano, le acaricia las muñecas. Le cuenta de las obras en las paredes y anotan las que no conocen para buscarlas de regreso en casa.