Cuando acabé las clases en el instituto estaba desorientada por completo, una chica de 17 años que estaba por salir y descubrir el mundo adulto sin estar lista porque todo cambiaría, las personas que me rodeaban diariamente, mi hogar e incluso yo tendría que cambiar para sobrevivir a lo cruel que sería el universo conmigo. Pasé de tenerlo todo a no tener nada y valerme por mi misma en sólo unos instantes, mi madre siempre me advirtió que la vida universitaria no era nada fácil, especialmente para esas pobres almas que no sabían qué carrera escoger o si continuar estudiando la carrera que al principio les cautivó pero luego no cumplió sus expectativas, infortunadamente yo era una de esas pobres almas justo ahora, sentada en una silla de plástico color blanco bastante incómoda, sumergida en una toga y birrete azules me sentía como un grano de arena en el desierto del Sahara, con un diploma en mis manos pero aún no sabía qué carrera escogería al llegar a la universidad Hutton.
Cuando caí en cuenta de que estaba en mi graduación, de que no volvería a ver éste instituto, un vacío se apoderó de mi estomago. Giré levemente mi rostro a la derecha para encontrarme a una muy feliz Olivia aplaudiendo igual que todos los demás y sonriendo mostrando unos perfectamente alineados y blancos dientes, ella es mi mejor y única amiga, al verla me invadieron unas terribles ganas de llorar sólo con el pensar de que probablemente no vuelva a verla en mucho tiempo, aún así impedí que las lágrimas salieran a dar una carrera por mis mejillas, me resistí a llorar. Cuando los aplausos cesaron Olivia se percató de que estaba siendo observada, fijó sus ojos en los míos y sonrió tiernamente mientras acarició mi cabello color cobre.
—Te extrañaré amiga—dijo de forma bastante triste—; no he pegado un ojo por las noches desde que me dijiste que te irías a estudiar en la universidad Hutton, eso está a miles de kilómetros de aquí.
—Yo tampoco lo he hecho, créeme, me gustaría estudiar aquí pero las carreras disponibles no me llaman la atención.
—¿Ya sabes qué estudiarás?
—No... Sólo sé que ésas que ofrece la universidad estatal no son de mi agrado.
—Comprendo —miró al suelo por unos segundos y volvió a hablar— mantente en contacto ¿Quieres? que te vayas no significa que dejaremos de hablarnos.
—Llamaré en cuanto haya llegado a la ciudad.
Olivia sonrió nuevamente y volvió su vista al frente, el director dio unas palabras para todos los graduados, yo por ser la jefa del periódico escolar también tenía que hacerlo.
—Ahora vamos a darle unos aplausos a la estudiante que nos mantuvo al tanto de todas las noticias del instituto a lo largo de éstos maravillosos cinco años, junto al equipo de periodistas, Alaia Relish pasa por favor.
Los aplausos ensordecieron mis oídos a lo largo que caminaba para acercarme a mi destino, el vomito estaba por atacar a mi garganta y mientras subía los escalones para estar arriba del escenario sentía todas las extremidades pesadas, aunque estábamos en el campo de fútbol americano que era al aire libre además de ser también muy espacioso yo sentía que me faltaba el aire. Era como si tantas sensaciones juntas harían a mi cerebro colapsar, el director extendió su mano y yo la tomé, seguido de eso me acercó un poco más al podio para después soltar mi mano y bajar del escenario, los aplausos se desvanecieron y yo empecé a hablar.
—Hola a todos—visualicé a mis padres sentados en las gradas brincando de la emoción y tomando fotos, me causó bastante gracia y lo que antes era nerviosismo y tristeza se convirtió en confianza, puse mi diploma en el podio y volví a hablar —realmente sé que cada estudiante presente aquí tiene un gran futuro por delante, desde bailarinas hasta jugadores de fútbol profesionales, con suerte todos lograrán los objetivos que se propongan porque son personas constantes y llenas de esperanza, cuando duden de ustedes mismos sólo deben recordar el largo camino por el que pasaron, que lograron atravesar y salieron victoriosos. Espero que hoy y siempre sean felices, ¡Nos graduamos!—me quité el birrete lista para lanzarlo al aire, todos hicieron lo mismo— Uno, dos, ¡TRES!
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Lo Amargo del Pasado
Teen FictionAlaia Relish, ése es mi nombre, o solía serlo en el pasado. Y es que antes de hablar de mi presente debo resaltar mis hazañas del pasado, así mi historia será más clara, así se enamorarán tanto como yo del desgraciado encantador que es Zackary Dagge...