Game Over.

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La gruesa mano acarició su pálida piel, y los carnosos labios devoraron los del otro como si fuera la ultima vez que llegase a probarlos, encima de su cuerpo se deslizaba otro escurridizo e impaciente que amenazaba con devorarle en cuanto le quitasen los ojos de encima, ahí no había amor, solo deseo, lujuria y una mente sucia. 

Su cuerpo amaba que solo hubiese eso, pero su alma intentaba desesperadamente deshacerse de lo que el quería, gritando cada segundo que recuperara la conciencia, la cuál tiempo atrás se había entregado completamente al placer. 

Este vez dejaría a un lado las palpitaciones de su corazón que deseaba ser amado y le haría caso a los agudos sonidos de su boca que solo provocaba que la atmósfera estallará.

Solo por esta noche, solo en esta ocasión quería tener sexo, dejar a un lado aquella calidez que pronto se sentiría más fría de lo que debía ser. 

¿Qué tal si esta noche deleitaba a las personas con su baile de caderas? Esta noche amaría de una forma inusual y única del ser humano.

El moreno subió el vaivén, las estocadas pronto aumentaron, y la marcada espalda del rubio se arqueó más abriendo paso a sus deseos, su piel se tiñó de un carnecí y sus ojos se prendieron en un rojo grave, su voz se volvió el sonido principal de aquella melodía que ambos cuerpos creaban cada vez que se chocaban.

Un esclavo desesperado por el castigo del amo, espero que estes listo para la dulce tormenta que acababa de crear, se entregaría completamente. No habría vuelta atrás.

No dejaría que aquella noche la temperatura descendiera, ambos sabían que ninguno de los dos saldría ileso de aquella ilusión, y el resultado era lo excitante en aquella ocasión, sus egos querían saber cuál de ellos dos sería. Tal vez cuando el sol toca el punto máximo las personas realmente olvidan.

O el demonio es libre de actuar cuando hay oscuridad, y los hombres enseñan lo que realmente quieren. Un simple juego de odio y rivalidad, y la estimulante sensación que se provocaba al ver como cada uno caía al abismo y olvidaban quienes eran.

Sanji volteó las cosas, no permitiría que siempre aquel hombre lo dominace, era su turno de hacerlo, era su turno de tomar el cetro, el control, ó ¿quizás no? 

La sensualidad tomaría un gran papel en aquella cama, encima de aquellas sabanas rojas, se iba a decidir quien era el asesino y quién la víctima. 

El seductor cuerpo ahora hacía su trabajo, sintió aquel líquido dentro de él en cuanto dio un pequeño salto, enterró sus uñas en el marcado abdomen de su acompañante recibiendo un gruñido de parte de él y su cuerpo se percató que aquella señal no indicaba el final, sino el inicio de una partida, que se jugaban entre dos, donde no importaba nada más aparte del placer del otro. 

Calientes de por vida, esperando la muerte del otro, el Game Over decidiría quién era el mejor jugador, o el mejor perdedor. 

Entre sus cuerpos no había espacio para la timidez, las copas de champalla era la mejor as bajo la manga de ambos, un simple error ocasionado por la debilidad del hombre, aquella pequeña falla.

Sanji siguió encima de Roronoa, quién agitaba su cuerpo pidiendo más, y a su sincronía se le unió la hábil capacidad de su contrincante, sus gemidos resonaron entre las cuatro paredes al estimular cada vez aquel punto y su devíl hombría salió empapandolo a él y a su deseo carnal.

De aquella noche no se habló más. 

Solo quedó aquella rivalidad y la duda de quién sería el mejor, el dueto y la venganza para saberlo se había pospuesto para otra noche en donde los chicos serían chicos y el corazón no anhelaría más que ser desechado.

 

Mente sucia || One-Shot ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora