¤ 7/11/2014
Habían pasado ya catorce años junto a su madre. Padre murió en 2003, en un accidente de tráfico. Sin lugar a dudas había sido la peor desgracia de su vida, ya que, desde entonces, Jongho vive con una hipocondríaca.
Jongho no puede tener pósters en las paredes. Ni fotos, ni pegatinas ni post-it's. Los recordatorios y tareas deben ser guardados dentro de su carpeta de clase, menos los que hablan de limpieza. Esos están colgados bien visibles en la pared más grande de la habitación.
Todas las semanas, Jongho y su madre limpian la casa superficialmente, y todos los meses retiran uno a uno los muebles para desinfectar a fondo la pequeña vivienda.
Las motas de polvo acechan desde todos los rincones del piso. Cualquier hongo que llegue a los pulmones del chico puede acabar con su vida en cuestión de minutos. Apenas ha sufrido un par de ataques de anafilaxia en su vida y ya está alerta para sobrevivir ante los peligros que se esconden en las esquinas recónditas de su cuarto y el vacío de debajo de su cama.
Jongho ama a su madre, pero no comprende su obsesión. Cree que lo que hace es cosa de locos, pero siempre respetó todos y cada uno de sus movimientos. Sabe que en el fondo lo hace por el bien de ambos. Sabe que no puede conservar los juguetes de cuando era pequeño porque acumulan polvo, y eso es mortal. Sabe que sólo puede tener un par de muebles en la habitación para que todos los meses sea más fácil limpiarla. Sabe que debe respetar una dieta específica y llevar siempre su pastillero lleno a mano porque no se puede predecir con certeza cuándo atacará de nuevo la alergia.
El único amigo de Jongho tiene un año más que él y se llama Yunho. Es el único chico que agrada a su madre, sólo porque le recuerda al padre de su hijo. Yunho siempre está sonriendo y trata a Jongho como a un hermano. Está al corriente de todos los peligros que acechan alrededor de su amigo, y conoce todos los protocolos de emergencia que debe seguir si la vida de Jongho corre peligro. Yunho es grandote, y defiende a su amigo de las risas y humillantes bromas de los demás. Por todo ello, se ha ganado el cariño y confianza de Jongho.
¤ 11/7/2018
Jongho ha terminado todos sus estudios obligatorios y está listo para mudarse a la capital junto a Yunho para proseguir con su vida de forma independiente. Su madre ya no estará a su lado para advertirle de los peligros. Ahora él administra sus pastillas. Yunho no puede ser su único amigo y escudo para siempre, sino que debe relacionarse con los chicos de su universidad. Jongho se siente por primera vez vulnerable ante un mundo desconocido.
Todavía puede recordar las noches violentas en las que su garganta se hinchaba por dentro y el oxígeno dejaba de llegar a sus pulmones. Puede escuchar el sonido del acelerador por la carretera sin iluminar. Se escucha también la respiración agitada de su madre ante la posible pérdida de su hijo. Se siente mareado y no puede mantener los ojos abiertos. Los pinchazos en la barriga lo van matando del dolor lentamente. Hay muchos frenazos y pitidos que consiguen mantener vivo a Jongho. La adrenalina y el miedo de morir a manos del vehículo aceleran su ritmo cardíaco. Cuando finalmente consiguen llegar sanos y salvos al hospital y el niño se encuentra fuera de peligro, estalla en llantos. Llora abrazado a su madre para desahogarse. Impotente ante el dolor, no puede hacer otra cosa que sollozar para expulsarlo de alguna manera. La mujer acaricia sus cabellos oscuros y murmura palabras cariñosas para tranquilizar a su niñito y hacerle saber que todo ha terminado para él. Pero ella sigue sufriendo en secreto, temiendo por Jongho y por sus ataques imprevistos. Sufre porque su marido ya no está allí para cuidar de ellos. Y hoy día, tampoco lo está ella. Sufre, porque el cuerpecito de su chico prende de un hilo y la mujer ni siquiera puede sostenerlo. Ya está lejos, y sabe que no puede defenderse solo. Sabe que acabará hundido en la enfermedad con la que se casó su madre.
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Hipocondría ¤ Jongsan {Ateez}
FanfictionHipocondría: trastorno mental que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios.