Capítulo único

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N/A: No estoy tan familiarizada con hacer notas de autor al inicio en Wattpad, no obstante, en ésta ocasión sí es recomendable hacerlo; ¡Hola! Solo quería aclarar que ninguno de los susodichos es un niño, y que probablemente se sienta fuera de lugar las personalidades -o solo es mi idea- ya que están en una etapa más "madura". 

También he de advertir que tiene una ligera mención -intromisión- al Danvid.

¡Gracias por su atención!

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Era tan extraño, tan caótico, la manera en que sus pecados se juntaban bajo las estrellas era simplemente algo mágico; nadie sabía dónde estaban, ni en dónde pararían, inclusive ellos mismos desconocen la respuesta de sus actos sin pensamiento, pero no podían detenerse, no ahora que la noche es cómplice de un amor que se ha contenido durante todos esos veranos; sus cuerpos se acomodan perfectamente dentro de ese refugio de tela que impide a los intrusos averiguar que está pasando, dado que sí pudieran ver las intenciones que poseen ambos universos, serían confinados a separarse y evitar la creación de uno nuevo. Y no permitirían la extinción de sus deseos. Quizás sea eso lo que deja una sensación de peligro en los labios que se comparten arduamente, desesperados por cruzar los límites que han impuesto los grandes astros.

Max no puede evitar sentir un toque de culpa, más que nada por ser quien se encuentra manchando cada una de las constelaciones que se encuentran en un cuerpo puro, sin embargo, esa misma pureza está dispuesta a ser compartida en una muestra de amor tan irracional que solo provoca que quiera continuar hasta que el mundo se apague por completo. Por ende, compensa esa naturaleza salvaje en múltiples besos, que viajan desde los labios trémulos hasta aquel blanco espacio que se forma en el límite del cuello y al comienzo de un descubierto hombro; más parece que el consentido en ese acto "vandálico" es realmente su persona, pues los suspiros de su amante son el tono que completa la escena al contrarrestar el ruido de la naturaleza que se opaca con su belleza.

No puede evitar perder un poco la cabeza cuando su respiración aumenta, mucho menos es capaz de contener los instintos de marcar algo que pelea constantemente con ese consejero que jura que no es apto para su chico de las estrellas, es por eso que espera ser perdonado ahora que sus dientes se clavan en la piel blanquecina, succionando una parte de ella, incluso llegando a morderla, solo para finalmente liberarla cuando un color "galáctico" aparece en ella. Un poco culpable, besa la misma herida para alzar su rostro de su refugio y observarlo con el mismo deseo con el que se han declarado en ese anochecer. Su mano acaricia su mejilla, con tanta suavidad que parecía tener miedo de quebrarlo como si fuera porcelana; y ciertamente, desconfía de su persona, pues teme a que pueda dañar algo que ni siquiera es consciente si podía tomarlo, y en menos de un minuto, sus dudas se desvanecen cuando su rostro es sostenido con ternura, solo para ser manipulado y así volver a sellar el miedo en medio de un beso que acaba por hacer derretir hasta las dudas más pequeñas.

¿Cómo es que terminaron de esa manera? Desesperados, fingiendo saber más de lo que un adulto promedio sabría; tal vez la plática sobre sexualidad provocó que se desencadenara todo el desastre que ahora crean dentro de esa casa de campaña.

Continúan con el juego previo de besos y mordidas, inclusive su contraparte participa en las marcas ―después de pedirlo amablemente al querer intentar dejar un recuerdo―, para acabar en caricias indecentes que viajan debajo de la ropa, permitiendo así que las yemas de sus dedos exploren lo que de niños era algo insignificante; es una explosión de sensaciones, tantas que eran imposibles de enumerar; el pudor, la ansiedad, la excitación; son solo algunas cosas que pueden entender de lo que sucede, pero están dispuestos a soportar cada golpe de inseguridad que conlleve estos para culminar lo que han planeado.

Under the starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora