Mi Chico, Mi Propiedad

Obstáculo Peligroso

Hoy ha sido un mal día en mi secundaria, lo bueno de todo es que estoy de pie en la parada de autobuses y muy pronto vendrá él.

¿Qué a quién me refiero?

Me refiero a ese chico de ojos marrones claros como la miel, de piel clara y de labios levemente rosados, de pestañas largas y cejas negras y frondosas del mismo color de su cabello el cual siempre lo lleva recogido en una coleta de caballo. Su cuerpo es atlético y tiene unos marcados hoyuelos en las mejillas que me hipnotizan cada vez que sonríe.

Es como buena referencia, alguien que fue esculpido por los propios ángeles del cielo.

Lo único malo de todo este sueño es que ni siquiera lo conozco, le veo de lejos, a veces le sigo, pero no, no lo conozco. Cosa que cambiará hoy.

Al menos eso espero.

—Hoy se nos hizo muy tarde— escucho la voz de uno de sus amigos hablar y eso funciona como campana para mi ya que significa que él está cerca.

Mi corazón late a mil por hora, siento como mi estómago se arruga y la respiración la tengo agitada.

—*Solo respira profundo*— me digo captando este momento.

—¿Iremos al club?— su voz..
Su voz es ronca pero no tanto, es varonil y hace que me derrita.

Mataría por escuchar esa voz decir mi nombre por el resto de mi vida.

—¿Qué? ¿No puedes esperar para ver a Layla?— el chico juguetea con mi futuro amante, novio y esposo dándole un pequeño golpe en el hombro.

¿Quién es Layla, amor?

—Claro que no, ella y yo no somos nada— protesta pero con una sospechosa sonrisa en el rostro.

—Por favor, no puedes ocultar las ganas que le tienes a esa chica. Babeas por ella.

De acuerdo, según veo mi amor actúa igual que como yo actúo con él.

Esa chica es un peligro.

—Ya cállate— y sigue riéndose.

—¿Y si no?

Si, esa chica peligra que estemos juntos. Amor.