1.- Resignación

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Hay veces que me dolía tanto pensar estar sin ti, que me costaba tan sólo imaginarlo. La idea de no estar a tu lado, era insoportable.

Pero de pronto me vi forzada a imaginarlo, porque tú no tenías tiempo para hablar conmigo y yo ya no tenía palabras para decirte lo mucho que me dolía tu indiferencia.

Y es que cuando te sentía más lejano, me gustaba leer viejas conversaciones dónde los mensajes eran tan llenos de ternura que lograban sacarme una sonrisa aún si los había recibido meses e incluso años atrás.

Sólo lograba empeorar las cosas cuando te decía lo mucho que extrañaba recibir ese tipo de mensajes, entonces esperanzada te lo mencionaba y terminaba disculpándome porque comenzabas a creer que el amor que me dabas no era el suficiente e incluso me llegaste a decir que ya no eras el mismo y jamás lo serías, ¿por qué? Porque si, también fue culpa mía.

Entonces lo acepté, me resigné al saber que aquellos mensajes probablemente nunca volverían, que nuestras primeras llamadas que duraban casi toda la noche tampoco lo harían, que las visitas inesperadas mucho menos; sólo me quedaba aceptarlo y quedarme con los recuerdos que quizá de vez en cuando me sacaran una sonrisa, pero jamás logrararían hacerme totalmente feliz como lo hicieron en ése instante.

Versos olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora