25. Diferentes

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Éramos dos polos opuestos que intentaban ser iguales.

Una frase que nunca había funcionado con nosotros.

Es que si, evidentemente éramos diferentes; pero ninguno intentaba ser igual al otro o al menos entenderlo y eso a veces dolía (casi siempre).

No hay palabras para describir lo terco y orgulloso que eras y era claro que no ibas a acceder a ninguno de mis pensamientos.

No importaban las veces que te pedía las cosas, si a ti no te gustaba la idea, la petición pasaba desapercibida.

Me dolía hasta el alma, ninguno se comprendía y tuve que ser yo, la que se acoplara a tu pensamiento, la que accediera a tus decisiones, que aunque me lastimaban, debía entenderlas.

Que diferentes éramos.

Y a veces pienso en cómo aquello fue nuestro punto de partida y también nuestro punto final.

Versos olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora