III

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—Está bien, está bien —dije después de salir de mi pequeño estado de shock—, eres real.

—Eso es lo que te llevo diciendo desde hace un buen rato...

—Sí, lo sé —volví a hablar—, ¿Y qué se supone que haga contigo?.

—¿A qué te refieres? —preguntó él—, no te comprendo Izuku.

—Es que... —hablé—, ¡Ay joder!, ¡Eres un personaje que yo inventé, no se supone que ahora estés aquí y que seas real! ¡No siquiera deberías de haberme besado! ¿¡Cómo diablos es que sabes quién soy!? ¡Puede que sea un violador y te secuestre en estos momentos!.

—Calma —dijo—, estoy más que seguro de que no eres un violador y que no me vas a secuestrar, aunque si fuera así tampoco me molestaría.

—¿Estás escuchando lo que estás diciendo? —pregunté—, ¿Cómo puedes estar tan seguro de tus palabras? Digo, ya no sé si tú estás más loco que yo por confiar plenamente en mí o si yo ya me volví demente por estar hablando como si nada contigo, aquí, en un sucio callejón.

—Ni una, ni la otra —dijo sin más—, te debería bastar con saber que estoy aquí y que te amo más que nadie en el mundo.

No voy a mentir, sus palabras fueron más que suficientes para hacerme sonrojar hasta las orejas.

—Ah no, no no no —dije—, no puedes solo venir y decir eso; ni siquiera estoy seguro de si eres de este mundo.

—Ya me estás cansando Izuku —habló él—, ¿Por qué te cuesta tanto aceptar que estoy aquí y que no te voy a dejar?.

—Yo... —empecé a decir—, realmente no sé qué pensar.

—Vamos —continuó él—, solo dame una oportunidad.

—No sé...

—Te haré cambiar de opinión —dijo él colocando una de sus manos en mi cintura y otra en mi mentón, provocando que nuestras miradas chocaran; y en ese momento pude darme cuenta de la profundidad de sus palabras y, sobre todo, el remolino de sentimientos de cariño, amor y afecto que se reflejaba en su hermoso mirar heterocromático.

Ahí fue cuando tomé la mejor decisión de mi vida.
Lo besé, lo besé porque, quizás, quería asegurarme de que no estaba soñando, que él no me dejaría como la mayoría de las personas lo hacen, que se quedaría a !i lado en las buenas y en las malas.
Y, sí, tenía muy claro que todo eso era una jodida locura pero a mí no me importó en ese momento, tan solo quería disfrutar un poco más de tu compañía y presencia.

Nos separamos con las respiraciones entrecortadas y nos volvimos a mirar mientras que una sonrisa surcaba el rostro de ambos.

—Izuku —habló—, hay algo que debo decirte...

—Claro —dije—, dime.

—Yo voy a extrañar esto.

—¿Qué? —pregunté confundido—, ¿A qué te refieres?.

—Espero que me creas —comenzó a hablar nuevamente—, yo de verdad te amo, más que nada, te lo juro cariño.

—No te comprendo Shōto...

Tomó mi rostro en sus manos y me volvió a besar, pero esta vez sentí como si fuera una despedida, había tristeza y melancolía en su ojos.

—Te adoro —continuó hablando—, espero que de verdad, algún día, podamos hacer de esto más que una simple fantasía, y que, como dije, sea más real de lo que ya soy ahora, que pueda tener la libertad de abrazarte y besarte de todas las maneras posibles en tu mundo y no simplemente en un sueño; te amo, mí Izuku.

Iba a preguntar de qué rayos estaba hablando pero de repente escuché el sonido de unas campanadas, como si estuvieran dándole fin a algo. En ese momento tuve la sensación de como si me hubiesen dado un fuerte golpe en la cabeza ya que me sentí muy mareado, tan mareado que tenía el sentimiento de que iba a morir en cualquier momento; un sudor frío me recorrió la espalda y un fuerte dolor me apretó el corazón.

Y, de repente, todo se volvió borroso frente a mí. Lo último que alcancé a ver fue a Shōto con lágrimas en sus tristes ojos y una débil sonrisa surcando su rostro...

Fantasía hecha realidad 『BNHA - TodoDeku』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora