CAPITULO II: CONFESIÓN

21 4 0
                                    


Son las ocho de la mañana, me he quedado dormido, mi alarma no ha sonado a las seis, a pesar que la he programado, la luz del sol tampoco me despertó ya que todo el cuarto esta cerrado, creí haber dejado la ventana abierta, tal vez solo lo imaginé.

Aun siento algo de dolor en todo el cuerpo, de predominio en cabeza y cuello, no es permanente, va y viene. No recuerdo mucho de mi hospitalización, creo que desperté al día siguiente y al poco tiempo me dieron de alta, solo sufrí algunos golpes en comparación con los demás, mi hermano tiene fracturado el antebrazo izquierdo, su novia Cristina fractura en la pierna y creo que lesión en la espalda.  Alice aun esta hospitalizada, no ha despertado, sufrió un trauma cráneo encefálico que le ha causado una especie de coma, me siento culpable por que fue mi idea llevarla a su casa, nunca me imaginé que un camión nos atropellara, no se como van las investigaciones de quien tuvo la responsabilidad, pero no me cabe la menor duda que el del camión es culpable.

No hay nadie en casa, mi madre vino al día siguiente del accidente, supongo debe de estar con mi hermano en el hospital, Cristina aún sigue hospitalizada. No desayuno a pesar de que tengo hambre, siento la necesidad de ir al hospital necesito saber la condición de Alice, creo que aplazare suicidarme un par de días, no he cambiado de decisión, algo me dice que tengo que estar con ella, y no me quiero ir teniendo pendientes, sería más fácil si hubiese muerto en el accidente.

Ya en el hospital, no veo a mi madre y hermano por ninguna parte, los busco en la habitación donde estaba Cristina, pero hay otra paciente, supongo ya le dieron de alta, me dirijo al cuarto de Alice, veo una escena que no querría verla, aun en coma, entubada, la maquina de signos vitales con ese sonido de su frecuencia cardiaca que indica que está bien, no puedo evitar sentirme culpable. Las pequeñas decisiones pueden afectar enormemente nuestro futuro, no puedo cambiar el pasado y si pudiera iría más atrás no al día del accidente para evitar que ella se fuese con nosotros, sino al día en que termine con la relación, no debería de estar pensando en estas cosas, no es momento y mas con lo que tengo planeado hacer. Un señor alto, de vestir típico de camionero de chaqueta roja, se coloca a mi lado interrumpiendo mi momento de introspección, se queda viendo a Alice, no lo conozco, pero lo veo preocupado.

─ Disculpe, usted ¿conoce a Alice? ─

─ No, no la conozco, de ella solo se su nombre y el por qué esta acá. ─ responde sin voltear a verme, su mirada fija en Alice, me molesta como la ve.

─ ¿Cuál es su interés en ella entonces? ─ voltea a verme, noto un vacío en su mirada parecida a la mía en algunas ocasiones, me da un escalofrió extraño.

─ Solo deseo su bienestar. ─ su respuesta es corta, su presencia me incomoda más.

─ ¿Por qué le desea el bienestar a una desconocida? ─

Nos interrumpe la alarma de la maquina de signos vitales, su frecuencia cardiaca esta disminuyendo, una enfermera entra rápido a la habitación le aplica un medicamento que traía en una jeringa, llama al doctor del piso el cual llega se ve estresado, veo que modifica unos parámetros en el ventilador al que está conectado Alice, quisiera entrar, pero sé que me sacarían además no quiero ser una distracción.

Al parecer se ha estabilizado, llego otro médico, a valorarla, ambos salen, logro escuchar parte de su conversación: "Hay que vigilar más intensamente, sus parámetros ventilatorios, en estos,,,,, su corazón,,,, se adaptara".

No entendí bien, pero parece no solo el coma post traumático la tiene así, al parecer algo sucede en su corazón, típico, vas al hospital por una cosa y acabas padeciendo de cientos de cosas más, por eso no me gustan los hospitales.

Historia De Un Suicida - ExpiaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora