Única parte

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Respiró pausadamente mientras vigilaba e hizo una señal con la mano cuando vio que el camino estaba despejado, el resto de los muchachos se acercó y escuchó a Jiwon decirle a Bobby que se apresurara. Muchos negocios eran difíciles de acceder, pero Johnny había visto la tienda mientras daba uno de sus rondines al lado de JB, así que solo fue cuestión de vigilar el lugar un par de noches para saber que la puerta trasera no funcionaba bien y que el dueño utilizaba una cadena para mantenerla cerrada, nada que unas pinzas para cortar cadenas no pudieran solucionar.

Jiwon era el mayor y el que tenía más experiencia por lo que él daba las órdenes, así que todos seguían las advertencias antes de comenzar a tomar cosas porque nadie quería quedarse atrás por una tontería y ser atrapado por la policía.

–Tomen todo lo de valor –dijo Jiwon–. JB revisa la caja y Kyuhyun... ve al almacén, ve si el sujeto tiene escondido algo allá.

Apartó algunas cajas para revisar la mercancía y le hizo una seña a Johnny cuando lo vio entrar al almacén para ayudarlo, arrojaron algunos papeles al piso y diarios viejos para luego encontrar algunas botellas de licor que parecían haber llegado hace poco, vio al menor destapar una y llevarla a sus labios para beber y silbó para llamar al resto.

–Es licor caro, probablemente por eso el viejo lo tenía oculto en este lugar.

–Bobby, ve por el auto, nos llevaremos las cajas –sonrió Jiwon, lanzándole las llaves, con suerte subirían las cosas y saldrían ahí antes de que alguien alertara a la policía.

Kyuhyun se recargó en el asiento del auto mientras avanzaban por las calles de Seúl y tomó la botella de licor cuando JB se la pasó, dando un trago largo mientras festejaban haberse salido con la suya de nuevo. Condujeron entre las luces del tránsito hasta que llegaron a un barrio alejado donde Jiwon, el líder de la pandilla tenía su almacén que servía de punto de encuentro en sus noches.

–Estuvieron geniales también hoy –dijo entregándoles un par de billetes, usualmente la paga era buena y cuando no lo era, solían llevarse algunas baratijas para venderlas en distintos lugares de la ciudad para evitar el radar policial, así que era asunto de cada uno si conseguía más o menos plata por los objetos.

Tenía una lata de cerveza a medio tomar mientras estaban reunidos cuando escuchó a Jiwon mencionar que tenía un trabajo importante y que le gustaría que le ayudaran con él.

–¿De qué se trata?

Vio la luz parpadeante del pasillo después de subir por las escaleras al piso donde vivía y recordó que le había dicho muchas veces al arrendador si podía cambiarla, pero al parecer eso no sucedería mientras siguiera con vida. Sacó la llave del bolsillo de sus jeans desgastados y abrió la puerta.

–¿Dónde estabas? –preguntó un poco adormilada mientras su hermano la ayudaba a subir a su silla de ruedas; olía a champú y su cabello estaba húmedo, así que supuso que se había duchado hace poco.

–Estaba en el trabajo, regresé hace unas horas –le respondió.

–¿Hubo muchas personas en el bar?

–No muchas –respondió y Ahra asintió mientras le llevaba hacia el baño, Kyuhyun solía tomar una ducha para quitarse el aroma a cigarrillos y alcohol que se impregnaba en él mientras trabajaba porque decía que podía molestarle y aunque al principio no le gustaba que la dejara sola por las noches, se había terminado acostumbrando–. ¿Necesitas ayuda?

–Lo haré yo sola –le dijo y Kyuhyun cerró la puerta después de dejarla adentro del baño.

Fue a la pequeña cocina que tenían equipada con una parrilla a gas y comenzó a hacer el desayuno, Jiwon les había hablado sobre un atraco, pero le preocupaba porque a diferencia de los pequeños robos a tiendas o negocios que solían hacer, esta vez se trataba de un sujeto, un pez gordo que se movía bajo las narices de la policía al igual que ellos pero que tenía una gran cantidad de dinero como consecuencia de algunas estafas que realizaba.

El amor de un criminal {KyuSung}Where stories live. Discover now