Vampiros. Todos temblamos al escuchar esa palabra, pero qué pasaría si te contara una historia...
Todos creemos que los Vampiros son uno de los peores seres que existen, y así es, aunque no siempre fue así...
Hace miles de años, los Hijos de la luna...
Los Vampiros, o mejor dicho, el primer vampiro lo había echado todo a perder.
Cometió su mayor pecado y traicionó a los que debía proteger.
Al ver lo que había hecho, Moon no dudó en salir huyendo junto con Amethist. Juntos irían al bosque y se esconderían hasta encontrar una solución.
Al llegar al bosque, vieron una cabaña abandonada que yacía en ese lugar rodeado de inmensos árboles.
Sin dudar, decidieron ingresar en ella. Al entrar, Moon y Amethist se calmaron. Moon fijó su mirada en su compañera, era realmente hermosa.
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Amethist era una mujer Noble inglesa, que por azares del destino fue convertida en vampiro por Moon. Su transición fue algo complicada, Los Hijos de la Luna habían explicado a Moon cómo podía convertir a compañeros para que pudiesen ayudarlo si lo necesitaba, aunque claro, estos serían mucho más débiles que el. Moon sería el creador de toda la raza Vampirica que habitaría la tierra.
Cuando Moon convirtió a Amethist, este tuvo que darle de beber su sangre, decir la oración "Mortis Convertís" y así matar a Amethist. La persona debía morir para que la sangre hiciera el efecto y pudiera convertir a la persona. Cuando ella despertó, se sentía más fuerte. Claramente esta había muerto, pero no lo parecía. Su piel se había hecho más blanca, y por así decirlo, se volvió más hermosa.
La pequeña "Am", ese era el apodo que le había puesto Moon a su compañera, aún conservaba la pureza de un vampiro, cosa que Moon había perdido al beber sangre humana.
Moon era lo impuro, Amethist lo puro.
Am trataba de calmar a un muy agitado Moon, el cual solo podía pensar en las distintas maneras que los hijos de la luna lo castigarían.
—He fallado, Am—Decía Moon a su compañera mientras tomaba sus plateados cabellos.
—No, debe haber alguna manera de remediarlo, puedes pedir perdón Moon—Trataba de calmarlo su amiga, cosa que no servía.
—No lo entiendes Am, Los Hijos de la luna son seres supremamente estrictos.
—Puedes tratar de hablar con ellos...
—¡NO!—Gritaba Moon.
Am decidió alejarse, no sabía que es lo que podía hacer su compañero.
—Moon, fui creada para proteger a los humanos y eso debo hacer. Si presentas alguna amenaza para su raza yo...—Habló Am, pero no termino lo que iba a decir.
