Prologo

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Hoy comienza mi nueva vida le hablo al espejo y es que estoy ansiosa. Mi padre llama a la puerta por 3 vez y entiendo que él también se encuentre ansioso, habernos mudado por su nuevo trabajo ha sido demasiado pesado para los dos. Yo sé muy en el fondo que haber aceptado el mudarnos se debe a mi y es por eso que haré mi mejor esfuerzo para que haya valido la pena.

- Sara, no quiero presionarte cariño pero si no te apuras perderás el examen de admisión -dice mi padre.

- Ya salgo -le respondo.

Me doy una última mirada en el espejo y sonrío, entonces salgo de mi habitación para dirigirme a la cocina donde sé que encontraré a mi padre.

Y ahí estaba, mi querido padre. Un hombre alto y delgado de 43 años con su cabellera bien peinada, aunque se le notaban sus risos castaños con ya algunas plateadas canas, lleva puesta una camisa blanca con un pantalón a juego y una corbata negra y encima de su ropa un delantal negro que dice "soy el mejor padre del mundo" , me encantaría decir que yo sé lo regale pero fue el solo él que se otorgó ese obsequio en navidad.

- Papá te he dicho que cuando cocines no uses la ropa del hospital, la ensuciarás antes de llegar al trabajo -lo regaño.

- Al fin bajas cariño -me dice ignorando mi regaño- te prepare un desayuno muy completo y es que tener un examen pesado como el de hoy lo requiere. Así que...

- Ya voy tarde -lo interrumpo- Me iré tomando un yogurt y unas galletas.

- Cariño, todavía podemos llegar a tiempo. Nos tomará unos 10 minutos llegar...

- Quiero ir sola -lo vuelvo a interrumpir- Tú tienes que llegar temprano al hospital, es tu primer turno y tienes que demostrar el grandioso cirujano que eres. Sé el camino no te preocupes.

- Si es lo que quieres -dice mi padre afligido- Nos vemos en la cena.

Le doy una sonrisa y beso su mejilla para despedirme, tomo mi pequeña mochila y las llaves para salir de la casa y dirigirme a mi próxima escuela.

Voy contenta caminando y pensando en todas las probabilidades, quizá antes de entrar pueda hacer un amigo para no estar sola en lo que resta de las vacaciones. Y pensar en eso me pone de un mejor humor , así que avanzo rápido al ver en mi reloj que faltan 5 minutos y es que yo soy una persona que le gusta llegar antes de la hora fija. Así que salgo corriendo y gracias a eso termino chocando y cayendo al suelo.

- ¡Lo siento! -pido disculpas.

Y una vez hecha mi disculpa, me paro y sigo mi camino, solo que lo hago más precavidamente. Después de un par de minutos llego a la escuela y noto a un grupo grande de chicos de mi edad. Por un momento dudo y siento que no podré encajar. Observó cómo algunos de ellos ya se conocen, se nota por sus pláticas muy amenas y puedo también ver sus sonrisas. Como envidio eso.

Saco de mi mochila la ficha de pre-ingreso, observó rápidamente el salón que se me otorgó y caminó velozmente hacia el edificio para encontrarlo. Una vez que llego tomo uno de los asientos delanteros y comienzo a sacar mis útiles; un borrador, un sacapuntas y por supuesto el lápiz #2... Esperen ¿y mi lápiz #2?

Demonios, maldigo. ¿Cómo pude ser tan torpe como para no llevar un lápiz a un examen? ¿Ahora qué haría? No podía regresar a casa, no había alguna papelería cerca para comprar uno y sería vergonzoso pedirle uno a un maestro. Mi opción sería preguntar si alguien llevaba un lápiz extra y ahí estaba mi otro problema... ¡soy demasiado tímida para preguntarle a alguien que no conozco si tiene un lápiz extra!

- Toma -un chico interrumpió mis pensamientos posando un lápiz en mi banca - Suelo cargar con dos lápices por si uno falla, pero no creo que esta sea esta ocasión.

- Gracias -conteste con un pequeño sonrojo.

Observe al chico sacar sus otros útiles y no pude evitar pensar en la posibilidad de que pudiéramos ser amigos, había sido muy amable. Quizá saliendo del examen cuando le entregue su lápiz pueda conversar con él, pensé.

Amor para novatosWhere stories live. Discover now