Nunca desee ser otra persona en el mundo, hasta ahora.
Su cabello negro caía liso hasta su cintura y tenía un brillo que combinaba exquisitamente con tus ojos de enamorado.
Su silueta que se amoldaba perfectamente a tu cuerpo en cada abrazo que se daban.
Su sonrisa que prendía tu felicidad y ocasionaba que sonrías con ella.
Sus manos entrelazadas se acoplaban perfectamente una a la otra.
Y sus personalidades agridulces que combinaban a la perfección, sus miradas cómplices, sus carcajadas estruendosas, sus sonrisas compartidas y sus apasionados besos, justo en estos momentos quisiera ser ella, nunca quise cambiar, pero créeme que por ti lo haría.