Troubles

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Parecía como si estuviéramos peleando por el territorio, su lengua jugueteaba con la mía, sus cálidas y suaves manos recorrían cada centímetro de mi piel mientras yo luchaba por introducir la llave en la cerradura.

La puerta se abrió, sin separar nuestros labios entramos a nuestro departamento, recorrimos toda la sala de estar hasta que su espalda golpeó contra el muro. Nos separamos unos segundos para tomar un poco de aire. Mire sus ojos, esos hermosos ojos cafés que me vuelven loco estaban tan dilatados.

Saque la camisa sobre mi cabeza, lanzándole lo más lejos posible, sus ojos recorrieron mi torso con una chispa de lujuria en ellos, amaba esa fase de él. Giré su cuerpo para dejarlo de espaldas a mí y así poder besar su espalda y hombros, mientras mi miembro semi- erecto se frotaba descaradamente sobre su trasero.

-Mierda, me encanta cuando besas mi cuello

Me separe un poco de él y me pegue a la pared, atrayéndolo hacia mí, de la misma forma en que lo tenía hace unos segundos.

-¿Que haces?- Dijo entre risas

-Hoy me apetece a mi ser el pasivo- mis palabras salían entrecortadas debido a la respiración tan agitada que tenía.  

De pronto todos sus movimientos pararon y se separo de mi -No entiendo-  su voz proyectaba duda.

-¿Qué es lo que no entiendes? - me giré para verlo a la cara

-Eso, no entiendo que después de un año de relación, me pidas que yo te folle a ti, cuando el pasivo soy yo. - se acercó nuevamente a mi y dejo un pequeño beso en mi cuello mientras me abrazaba por la cintura.

-Bueno es que el juego no es así, tú sabes que soy versátil y que a veces me gusta que tú me des a mi - lo aleje de mi, quedando cada uno recargado a cada lado del pasillo.

-Pero claro que puedo darte- se acercó unos cuantos pasos a mi, tomando la orilla de mis pantalones- pero mi culo, para que lo rompas en dos cada que quieras- beso nuevamente mi cuello y clavículas.

-Yun! No estoy bromeando- lo separé de un empujón.

Nos quedamos unos segundos en la oscuridad del pasillo, sin decirnos ni una sola palabra. Lo único que podía escucharse eran nuestras respiraciones.

Unos cuantos segundos después se movió hacia la sala, encendiendo las luces a su paso.  Tome un gran suspiro y comencé a caminar al lugar donde estaba mi camisa, sin dejar de seguirlo con la vista, claro está.

-Dong, no me siento cómodo en ese rol. Fin -Dejó caer su trasero sobre el sofá mientras acomodaba un poco su cabello.

-Fin, perfecto- mi voz tenía un tono de ironía que ni siquiera yo sabía que existía. Coloque mi camisa, cubriendo mi cuerpo. Crucé mis brazos sobre mi pecho y me recargue en el umbral de la puerta que da al salón de estar.

-Ven, no seas así. Dong, lo siento, ven - golpeaba el lugar junto a él- No nos enojemos por esto, ven- con la cabeza señalo el lugar junto a él.

Lo miré durante unos segundos, estaba dispuesto a no caer, pero comenzó a sonreirme de una forma tan dulce que no pude evitar devolverle la sonrisa e ir y sentarme a su lado. Me dio un pequeño beso en los labios y volvió a sonreír de esa manera.

-Esque no entiendo, al principio follabamos súper bien y lo extraño, la verdad es que me gustaba mucho. Y no sé, últimamente te has acostumbrado tú a ser el pasivo y...yo también necesito que me follen.

-¿Que te follen? - frunció el ceño, se recostó un poco sobre el sofá y cruzó sus brazos sobre su pecho.

-Que me folles, tú

VERSÁTIL >YUNDONG<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora