Un Relato Navideño.
Una familia como cualquier otra, conformada por una madre, un padre y tres hijas de entre 17 y 8 años. Tal matrimonio, quería que vuelva aquel espiritu navideño de cuando eran más pequeñas sus niñas, del como disfrutaban sentarse el día 24 de diciembre a leer un cuento navideño, luego almorzar y contar anécdotas vividas los años anteriores, y al ser las 12 de la noche...abrir los regalos y disfrutar de la noche juntos.
Lastimosamente, el complicado tema de la tecnologia, no se los permitía, siempre hay un móvil, una tablet, un ordenador o distintos tipos de tecnologías que no permitían estar en familia sin la intervención de tales, ambos se vistieron adecuadamente para la fecha y fueron primero al cuarto de la más pequeña.
-Cata ¿Ya estás lista?- Dijo el padre de una manera tierna.
-Si papi.-Sonrio, la niña estaba vestida con un vestido color rosa con volados, unas sandalias del mismo color y con el cabello algo despeinado.- Mami ¿me peinas?
-Claro que si.- tomó el cepillo y comenzó a cepillarle el cabello.- Amor, ve tu a decirles a Elena y Caroline.
Y así fue como el padre, mientras su esposa sepillaba a su hija menor y está jugaba con la tablet, fue a el cuarto de la hija del medio, de 15 años. Abrió la puerta y su hija estaba tirada en su cama hablando por videochat con sus amigos.
-¿Acaso no sabes tocar?- Dijo algo molesta y al darse cuenta de que era su padre, lo miro algo arrepentida.- Lo siento, crei que eras Caroline.
-Esta bien, pero no le hables que a tu hermana.- la miro.- ¿Piensas pasar la navidad con tu ropa deportiva?
-¿Que?- Rápidamente se acercó hacía un espejo y abrió grande los ojos.- Diablos, adiós chicos.- cerró su ordenador y se acercó a su padre.- Lo siento, lo olvidé por completo, sal del cuarto así puedo arreglarme.
Y así fue como el padre salio del cuarto para dirigirse a la de la hija mayor. Toco la puerta y al no oír respuesta entró, su hija estaba con su teléfono y los auriculares puestos, le hizo una seña de que se los quite y se los sacó.
-¿Qué sucede?
-Ya casi es la hora, arreglate y baja.
-Ashh, no quiero.- Dijo con pereza.
-Carol, sabes lo importante que es este día para nosotros, por favor comportate.
-Esta bien, pero con una condición.
-¿Me estas chantajeando?-Dijo algo ofendido.
- Si me comporto bien, me dejas ir a esa fiesta de la cual te hable.
-No, de ninguna manera jovencita.
-Oh vamos papá, por favor.
-Sabes perfectamente la fama de esas fiestas, tu misma nos lo dijiste, la mitad de los jóvenes están drogados, borrachos y quien sabe que más.
-Van a ir todos mis amigos.
-No vas a ir.
-Entonces no me comportare como se debe, vete de mi cuarto.
El padre salio del cuarto y la joven comenzó a arreglarse, de todas maneras quería ir a la fiesta, comenzaba a la 01:00 AM.
Ya era hora de leer una historia y estaban las tres hijas sentadas en un sofá, claramente con sus tecnologías.
-Niñas.- dijo la madre entrando a la sala con una canasta.- pondrán todas sus cosas aquí, incluyendo audífonos.
Así fue como luego de un rato de rogar, las tres dejaron todas sus cosas allí y comenzaron con la historia, el que leía era el padre. Al terminar la lectura, las niñas intentaron tomar sus cosas, pero rápidamente se las volvieron a quitar y fueron al comedor, para poder cenar una cena digna de navidad, fue un momento de risas y demás, ya casi era la hora de abrir los regalos y la más pequeña estaba ansiosa de hacerlo. Luego de una hora llegó el momento de abrirlos, Cata corrió hacía ellos y tomó el que decía su nombre, las hermanas se acercaron y tomaron sus obsequios, cada quien quedó conforme con su regalo y se sentaron a conversar y demás. Sin darse cuenta, ya era la hora de que Caroline se valla, pero esta al estar entretenida con su familia, lo olvidó.
Este fue un momento hermoso para la familia Rells, los padres estaban orgullosos de sus niñas y estas felices por el momento.
