Prólogo

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Frente a la ventana, no muy lejos del tejado hay un pequeño pájaro observando el interior del cuarto. A un metro a la derecha, escondida detrás de un viejo escritorio, se encuentra Tali, una niña de 6 años, de pelo castaño y ojos negros, en ese momento ella está tratando de ser sigilosa, sale de su escondite, quiere sorprender al pájaro, pero este sale volando.

—ya te atraparé, pero mira, te has comido todo lo que te he dejado.—ríe agitando sus manos, en modo de despedida, esperando que mañana vuelva ese astuto pájaro. La mañana es muy cálida, un día perfecto para salir a jugar. Tali se quedó mirando desde su ventada, hay muchos niños jugando, el parque, frente a su casa, siempre lucia tranquilo y seguro.

—Tali, baja a desayunar o llegaremos tarde. —gritó su madre desde la cocina. La pequeña agarró su peluche favorito y corrió hasta el comedor. Sara, su madre, le sirvió huevos revueltos con tocino y un poco de leche rosa.

—mami, no me gusta el tocino, huele feo.

—debes comer todo o no pasaremos al centro para comparte ese juego de mesa que tanto me pides.

—¿enserio, lo compraras? Genial—Tali se apresuró en terminar el desayuno, su madre mostró una genuina sonrisa y se sentó a desayunar. Luego de un rato ya en el auto, Tali, comenzó a cantar. Sara la mira atreves del retrovisor, su hija tiene la voz tan dulce, su padre estaría feliz al ver el gran avance, es una lastima que su trabajo de piloto le impida pasar tiempo con ella.

—Tali, ya sabes como debes portante frente al doctor.

—si mami, nada de travesuras. Es que es tan divertido

—cariño se que es divertido, pero debes portarte bien. ¿Acaso no quieres que papá vuelva?

—siii, lo extraño mucho. Mami, hoy es mi ultimo día.

—lo se cariño, y estoy igual de emocionada que tú.—estaciona el auto y va al haciendo trasero para quitarle el cinturón de seguridad a Tali.—Ahora bien, ya sabes que debo esperar en los pasillos y si te portas muy bien, iremos por un gran helado luego, ¿de acuerdo?

—¿de chocolate con fresa?—dice Tali muy emocionada.

—tenlo por seguro. Ahora sí, andando.

Agarradas de la mano entraron a ese gran hospital. Saludaron a varias enfermeras y a unos cuantos pacientes, pero Tali se detuvo frente a la señora Violet, una anciana de 78 años, que sufría de delirios.

—¿Cómo está la niña mas hermosa del hospital?—dijo la anciana muy sonriente.

—ella está bien, señora Violet.—dijo sara ocultándola.— Vamos Tali, o llegaremos tarde.—Sara comenzó a resondrar a Tali, apenas se alejaron de la anciana.

—pero, mamá, la señora Violet es buena y muy linda.

—ella esta loca, y ya te dije que no puedes hablar con ella. Desde esa vez que te encontré hablándole, tu comportamiento se vio afectado. Nadie esta bien aquí, entiéndelo.

—¿y yo?

—por dios, Tali tú estas bien, lo tuyo no es nada grabe, solo ideas enfermizas de tu padre y para que esté tranquilo es que hacemos esto, ¿de acuerdo?

—la gente de aquí es muy linda conmigo. Me siento bien estando aquí.

—debes estar bromeando, estamos en un maldito hospital psicriatico, nada es bueno aquí.

Tali se quedó callada y su madre entendió su molestia.

—lo siento, cariño. Solo trato de cuidarte, cuando crezcas lo entenderás, ahora entra que te están esperando. No te olvides de sonreír, ¿de acuerdo? —Tali asintió con la cabeza y luego recibió un beso en la frente—sé una buena niña, te quiero, cariño.

Las horas pasaron, y Sara como siempre se puso nerviosa, le daba mucho miedo dejarla enfrentar sola todo este caos. Sentía mucha culpa. Ya era el quinto vaso de café de la dispensadora. Hoy al fin le darían los resultados, la verdad estaba tan cerca que sentía una fuerte presión en el pecho.

—Señora, Ramírez, ya puede pasar.

—oh, está bien, gracias.

—tome asiento.—el doctor estaba serio, pero le dio una dulce sonrisa a Tali, quien se iba con la enfermera a dar una vuelta.

—¿Cuál es el resultado? —Dijo Sara muy ansiosa.

—ella esta bien, Tali es una excelente niña, pasó todas las pruebas exitosamente.

—¡¡Dios!! Es bueno saberlo,  sabía que mi esposo solo estaba exagerando el asunto.

—de igual manera seguiremos al tanto de  su avance, ya no es necesario que la traiga seguido, con una vez al mes bastará. Si nota algún comportamiento extraño llame al hospital.

—si usted dice que esta bien, entonces no habrá necesidad. Pero lo tendré en cuenta.

—Tali es especial, ve el mundo de otra manera y tiene un corazón muy noble. Tiene algo tan especial en su interior que atrae la atención de mucha gente. Todos los pacientes y gente que trabaja aquí la quieren mucho, y preguntan por ella.

—¿eso no es malo verdad?

—es una niña muy saludable. Muy sociable. Y eso es muy bueno para una niña de su edad.

—gracias doctor. Mi hija es maravillosa

Sara salió del consultorio con una gran sonrisa en el rostro, al fin había acabado todo. A lo lejos vió a Tali y fue corriendo a abrazarla.

—Mami, podemos ir por el helado y el juego de mesa que me prometiste

—ahora iremos. Lo hiciste muy bien, cariño.

—el doctor dice que soy muy inteligente.—juntas subieron al auto-

—lo eres. ¡Vamos por ese helado!

El día pasó demasiado rápido y Tali y su madre pasaron un grandioso momento. Ya era la hora de dormir y Tali muy cansada, se despidió de su madre. Sara por otro lado se fue hablar por teléfono con su esposo, le contó sobre los resultados y ambos decidieron salir en familia el fin de semana, para celebrar, después de todo al fin habían llegado esas venditas vacaciones.

Todo parecía volver a la normalidad hasta que una noche antes de que llegara, Rubén, padre de Tali, algo pasó.

—¡Tali! ¡¡Por dios!! Que estás haciendo

---solo estoy jugando, mira este es mi nuevo amigo—dice sonriente mostrándole un pequeño pájaro. El animal está muerto y parte de su abdomen abierto, ella tiene las manos cubiertas de sangre

—No Tali eso esta mal. —Sara se apresura en quitarle el animal muerto— vete al baño

—pero, mamá.

—vete ¡AHORA!—Tali salió del cuarto llorando. Pasaron varios minutos y Sara fue a ver a Tali, luego de limpiar todo el desastre de su cuarto.

—Tali, quiero que me digas, porque lo has vuelto hacer, habíamos avanzado tanto---dice angustiada—¿Qué es lo que pasa?

—tenemos que volver al hospital, verdad mamá.

—no, no volveremos a ese lugar. Ya nos dieron los resultados, estas bien, esto...esto solo es pasajero. Mañana que venga tu padre no le dirás nada.

—pero mamá.

—¡NADA! Me oíste. Yo me encargaré de esto.

ComisuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora