6.

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Después de entretenerlos un rato con aquella historia de mi pasado que les causaba tanta intriga saber, la noche se nos fue conversando percatandonos de la hora que era cayendo en cuenta que era demasiado tarde como para ir a casa.

Yo no tenía problema en dormir fuera de casa, después de todo no es como si tuviera a alguien esperándome.

— Bien muchachos, ya saben donde dormirán. — les indico el dueño de aquella casa. — Y ustedes, señoritas. La habitación al fondo del pasillo es suya. — nos mostró una amplia sonrisa.

Ambas nos pusimos de pie con el fin de abandonar el lugar.

— No se vayan, aún no hemos jugado verdad o reto. Es una tradición. — dijo Felix sosteniendo aquella botella de vidrio. Sin más, regresamos a nuestros lugares.

Vaya tradición.

— Sólo no hagan preguntas sobre la virginidad, porque eso no existe y nadie les creería el cuento de que ninguno de ustedes ha tenido sexo. — mirándolos de manera juzgadora abrí otra de las latas de Coca-Cola que yacía en la mesa de centro.

Ellos me miraron sorprendidos. Y es que tenía razón.

Sin más le dieron vuelta a aquella botella en el centro de la mesa. Esta me apunto a mí.

— Yo pregunto. — un eufórico Hyunjin alzó la mano. — ¿verdad o reto? — me observaba atento con aquella expresión de picardia que lo caracterizaba.

— Reto. — respondí bastante segura.

— De todos los presentes. ¿A quién te tirarías?

— Eso ni siquiera es un reto, aprende a jugar y a Seungmin. — pronuncie el nombre rápidamente. Estaba bromeando.

Escuche como las risas hacían presencia.
— A Hara le gustan inocentes. — Felix revolvió el cabello del mencionado.

Rodeé los ojos. El juego continuó. 

Hyunjin se sentó al lado mío dando a relucir sus segundas intenciones.

— ¿Qué quieres?

— ¿Por qué no me dijiste que tenías amigas tan lindas? — me abrazo por los hombros.

— Ni se te ocurra, prohibido acercarte a ella. — me zafe de su agarre.

Hyunjin era lindo, pero lo que tenía de lindo lo tenía de imbécil.

...

— Él es lindo. — dijo la rubia mientras se tiraba boca abajo en el colchón.

Aquí vamos de nuevo.

— ¿Hyunjin? — me senté al borde de la cama. — No te conviene.

— ¿Tan hijo de puta es? Sí parece, sabes. — soltó una pequeña risita, asentí con la cabeza ante sus palabras. — Con mis encantos voy a cambiar a ese chico, Hara.

Ella había tomado una decisión y yo no podía hacer nada al respecto, solo apoyarla.

— Aquí estaré cuando me necesites, señorita. — se reincorporó y me abrazo. — Solo ten cuidado.

— Gracias por apoyarme en mis estúpidas desiciones. — deposito un beso en mi cabeza. — Es que es tan lindo.

Ya perdí a mi amiga.

...

— Arriba señoritas. — nos quito la sabana que teníamos encima de un jalón. — ¡Arriba, señoritas! — alzó la voz.

Me removí en mi lugar, tenía a Nao abrazándome por la cintura.

— Sabes, retiro lo dicho. — me susurro la chica, sabía a que se estaba refiriendo cosa que me hizo reír por lo bajo.

Lo que me haces sentir | Yang Jeongin. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora