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Desde muy pequeña te enseñaron a no tener miedo a nada, a quererte y a confiar en ti misma. Te enseñaron que tenías la capacidad de lograr absolutamente todo lo que te propusieras y te aseguraron que te apoyarían para lograr tus metas.

Por alguna razón bastante desconocida, un día decidiste que eras muy "masculina" para ser mujer. A los siete años creías que tu voz sonaba más grave y tus modales no eran propios de una "señorita". Te gustaba más la amistad de los hombres que la de las mujeres, porque a las mujeres no les atraía ensuciarse o sudar. "No tiene nada de malo ser un poco ruda" pensaste, pero fueron los comentarios de los demás los que te hicieron reconsiderar tu manera de ser, y de pronto ya no te gustaba correr, ni jugar con cochecitos y tus amigos hombres de la nada te cayeron mal.

Después dejaste las clases de gimnasia pues te dejaban mucha tarea en la escuela y no te alcanzaba el tiempo para hacer todo y, cuando lograbas hacerlo todo, terminabas exhausta. Claro que dejar de hacer ejercicio tan bruscamente tuvo represalias en tu cuerpo. "Soy gorda, y aparte fea" creíste, e igual tus compañeros de primaria no ayudaban mucho con sus comentarios tan desagradables.

Tu adolescencia no fue como creíste que sería, no tuviste arranques de enojo, ni te rebelaste ante tus padres, como lo hizo tu hermano. En cambio, te escondiste en la música y en tus pensamientos, "ojalá fuera delgada", "ojalá fuera bonita", "ojalá X me quisiera", "no sé qué hago aquí", "soy un estorbo". Tus  supuestas amigas cada que podían te hacían comentarios de quererte delinear tu ceja gruesa y quitarte el fino bigote que toda adolescente tiene debido a los cambios, pero, tu mamá siendo criada bajo los ideales antiguos, no te dejaba hacerlo hasta que cumplieras quince años y se viera el cambio de niña a señorita. "Es una tremenda estupidez, a ella no la hacen sentir mal, ni le dicen que el verla les provoca el vómito". Cuando por fin cumpliste quince años, no fue la emoción de ser "mayor", sino la de poderte maquillar y "dejar de ser fea" según tú.

Durante tu preparatoria, no fue lo de ser fea lo que te atormentaba, sino el ser gorda. Llegaste a la conclusión de que no habías tenido novio hasta entonces debido a tu gordura y porque le dabas asco a todos. "Seguramente las personas que me hablan lo hacen por lástima o para burlarse de mí".

Todos estos años has sufrido tanto en silencio, y ni una sola vez se lo has contado alguien. Eso me preocupa mucho. Debes entender que todos son diferentes y te juro que esto no es la excusa para los feos. Imagina que todos se vieran como la definición de perfección que la sociedad y los medios han ido imponiendo en la humanidad. Podrás pensar que sería un mundo ideal en donde no se envidiaría el cuerpo ni el rostro de nadie pues todos cumplen con los estándares de belleza. ¿Qué crees que pasaría? El ser humano, en su calidad de humano, tiende a querer algo que no tiene, por lo que, nunca-o casi nunca- está satisfecho, de modo que siempre habrá algo más que vas a querer. Míralo de este modo, piensa en un jardín, observa cada textura, color, tamaño, olor de cada flor, es hermoso ¿cierto?

Cada humano es una flor, si todos fueran rosas rojas, se vería lindo, pero después de un tiempo, el jardín perdería la magia; en cambio, si algunos son rosas rojas, otros rosas, otros son tulipanes, margaritas, girasoles, hortensias, claveles y demás, la belleza de tal jardín sería incomparable. Piensa en ti como una flor de ese jardín, igual de hermosa que las demás, tan similar pero tan diferente, tan única. 

Así que, te propongo aprender a resaltar tus virtudes y minimizar tus defectos. No es tu rostro sin maquillaje, es tu sonrisa sincera la que hace que te volteen a ver. No son tus kilos de más los que llaman la atención, sino tu carácter, tu pasión por hacer las cosas, tu amabilidad.

Te propongo que te quieras cada día un poquito más, que cada que te veas al espejo te convenzas de que eres las flor más perfecta del inmenso jardín que es la humanidad, y que las personas que están a tu alrededor son afortunadas de conocer a alguien tan paciente, cariñosa e imaginativa como lo eres tú.

Te propongo que cada que te sientas triste o menos, lo platiques, o lo escribas, sácalo de ti para que no te afecte, verás que te sentirás mejor.

Te propongo que sueltes esos comentarios del pasado, déjalos allá que aquí nada bien te hacen.

Sé feliz, sé tú, y que nada te detenga. Eres increíble.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2019 ⏰

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