La Carrera de la Vida

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Comencemos aclarando algunos puntos importantes...

En una carrera todos tienen derecho a inscribirse.
Todos comienzan al mismo tiempo.
Todos tienen el mismo tiempo definido para terminarla.
Todos tienen derecho a hidratación, un número y una medalla.
Todos corren el mismo recorrido.
Todos reciben el mismo trato.

Sin embargo, hay quienes llegan primero y quienes llegan al último.

Hay quienes llegan primero y se enojan porque pudieron haberlo hecho mejor o no fue su mejor tiempo, mientras que hay gente que estuvo en los últimos lugares y está feliz porque completó la carrera.

Hay quienes pagan la carrera solo por tener la camiseta y presumir al mundo que participaron. Y hay quienes la corren pero no le dicen o presumen a nadie que lo hicieron.

Hay personas viendo la carrera desde sus ventanas, algunos aplaudiendo y animando a los competidores, otros simplemente observan.

Podemos distinguir a gente que le cerraron el paso y no puede moverse de su vehículo. Muchos quejándose desde su auto, otros grabando, podemos encontrar miradas de envidia y otras de admiración.

Si lo vemos entonces de esta manera, resulta fascinante ver lo fácil que es que todos tomen rumbos diferentes aún estando en una misma situación, ya sea dentro y fuera de la carrera. Lo interesante aquí es ver cómo cada competidor corre una carrera sumamente diferente, aún cuando les estás marcando por donde correr, cuál es la salida y cuál la meta.

Ahora imaginemos que las líneas de la carrera solo están puestas como sugerencia. ¿Qué pasaría entonces? ¿Buscaríamos algún atajo? ¿O simplemente preferiríamos continuar por donde está sugerido?

La decisión es nuestra, a final de cuentas quien pasará por la meta seremos nosotros, y quien recibirá la medalla también será cada uno de nosotros que lleguemos a la meta.

Que quizás hay alguien que decide quedarse en el primer km porque con eso se siente satisfecho, y alguien que llegando a la meta aún quiere correr más.

Que habrá aquellos que entrenaron meses antes y les cuesta trabajo, y otros que la están corriendo sin previo entrenamiento y van mejor.

Aquellos que ya lleven muchas carreras corridas y sepan algunos trucos o tips, entre ellos están los que decidirán compartirlo con el novato que va a su lado y ayudarlo a ahorrarse algunos posibles errores y otros que prefieran guardárselo para seguir llevando la ventaja, así como novatos que escogerán escuchar y quienes confiarán más en ellos mismos y no presten atención a los consejos.

Quisiera entonces que nos tomáramos un momento para ver lo que hemos comentado como una analogía hacia nuestra vida. La vida de cada uno de nosotros sería entonces simplemente una carrera en la que estamos participando.

Y si en una carrera tú volteas a ver a tu alrededor, podrás observar a mucha más gente corriendo igual que tú, que sin embargo no está recibiendo las mismas sensaciones. Lo más probable es que no coincidan en edad, y que su vestimenta o calzado sea diferente al tuyo, probablemente tampoco estén corriendo al mismo ritmo, o aún más probable es que no estén corriendo por los mimos motivos. Sin embargo ahí están, participando en ella al igual que tú.

Pensemos en las personas que nos rodean día con día, desde colegas, conocidos y compañeros, hasta familiares y amigos, y veámoslos cómo participantes de igual manera en el evento. Podremos distinguir a quienes van bien, y a quienes no; a quienes confían en que van bien y a quienes se les ve preocupados; a aquellos que estarán buscando algún atajo y los que simplemente están disfrutando de su carrera; a los que presumen cada paso que dan y a los que en silencio van acercándose poco a poco hacia su meta; podemos ver también a los que desde fuera nos animan y echan porras, así como a los que nos miran con envidia y disgusto; otros más que nos ven con ojos de admiración y algunos que ni siquiera se tomarán las molestias de voltear a ver porque simplemente no les afecta si vas bien o no; están también las personas que se caen en el primer paso y deciden quedarse ahí, otros que se levantan y continúan; incluso podemos observar a los que ayudan a levantarse a quien se cayó, y otros que solo lo rodeen para poder continuar su carrera.

Y si lo vemos desde ese punto de vista, nuestra vida se va asimilando poco a poco a una carrera, ¿no es así?

Pues hay una pequeña pero muy importante diferencia que podemos detectar si retomamos uno de los primeros puntos que dijimos.

Y ya sea que lo veamos como tragedia o bendición, el hecho es que la vida no nos dice por donde correr, ni cuándo empezar (menos cuando terminar), no nos dijo cuándo empezaría, ni nos dio tiempo de entrenar, solo te dice que avances, ya sabrás cómo administrarte, habrá quienes corran, los que caminen, otros que necesiten un descanso, incluso quienes decidirán rendirse y salir de la competencia.

Y estas diferentes maneras de participar existen porque no todos tenemos la misma motivación para correrla, no tuvimos el mismo entrenamiento ni los mismos conocimientos.

El problema es que nos atenemos muchas veces a seguir los mismos pasos que los que van enfrente de nosotros, aún sabiendo que quizás no tienen las mismas metas que nosotros. Nos hemos acostumbrado a seguir lo que indiquen los señalamientos en el recorrido (que no hay que olvidar que fueron colocados por personas que no son más ni menos que tú).

Y sí, muchas veces será mas sencillo seguir una instrucción que buscar cómo podemos hacerlo mejor. Queremos hacer nuestro recorrido lo más parecido al de los demás porque es lo que vemos como "normal", y eso no necesariamente está mal. Es lo que nuestro instinto nos dice que suena a la mejor opción, y probablemente lo sea. El problema está cuando ya no nos cuestionamos a nosotros mismos, cuando por simple inercia vemos que alguien da una vuelta y queremos darla también, aunque quizás ese no era una parte necesaria en nuestro recorrido.

Y esto es algo muy común, a final de cuentas es más fácil pisar donde ya pisó alguien más. Pero es en ese entonces cuando dejamos de llamarnos competidores, y nos convertimos en un espectador más de aquellos que realmente están haciendo un esfuerzo por llegar a su meta.

No podemos estipular una forma precisa en la que debamos hacer las cosas todos, porque somos diferentes en cuerpo y espíritu. Habrá personas con mucha experiencia que quizás puedan darnos consejos útiles, otros que sin experiencia te podrán brindar un buen consejo también. Pero en sí no hay un solo competidor que te pueda decir cual es la manera correcta de participar.

Y no importa que decidas, porque nadie más que tú podrá elegir cómo correr la carrera de tu vida.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2019 ⏰

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