Ch XVI. Destiny

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Ch 16. Destiny

En la casa sólo se escuchaba el tic tac del reloj y, de vez en cuando, se oían unos leves sollozos provenientes del cuarto de Yugi; su abuelo no entendía qué pasaba, ya pasaba de medio día y el peque ni siquiera había salido a comer, lo que lo tenía preocupado. No importaba cuánto lo llamara él, el faraón o sus amigos, Yugi simplemente no respondía.

Solomon hizo un nuevo intento para que su nieto comiera, sirvió algo de sopa en un plato y se dirigió a su habitación. Atem seguía sentado frente a la puerta, esperando a que su luz abriera.

- Yugi, hijo- le llamó su abuelo- Te traje algo de comer- y por milésima vez, no obtuvo respuesta- Vamos Yugi, abre- siguió hablándole, sin obtener resultado

- Todo es mi culpa- comentó repentinamente el faraón, con la mirada baja

- No estoy seguro de lo que haya pasado entre ustedes mientras estuve fuera, pero lo mejor sería hablar con Yugi...

- ¿Pero cómo voy a hablar con él si se niega a escucharme?

- Será mejor que lo averigües pronto- Solomon se marchó con todo y comida; y después de uno minutos, se escuchó cómo salía del inmueble. El faraón se recargó en la puerta siguió esperando afuera, con la vaga esperanza de que Yugi abriera; y como si éste hubiera escuchado su súplica, la puerta se abrió en ese instante, provocando que el mayor cayera de espaldas a los pies del menor.

- Yugi...- pronunció en voz baja el faraón, mirando al susodicho. No sabía si sonreírle o dejarse vencer por el llanto

- Atem, ¿Qué hacías ahí?- preguntó el peque como si nada, como si todo estuviera bien y fuera un día de lo más normal; dejando muy perplejo a su yami

- Yugi, yo...

- ¿Tienes algo de tiempo?- inquirió con una sonrisa en su rostro- Quisiera que me acompañaras a comprar algunas cosas...

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Atem se sentía bastante extraño, Yugi actuaba como si nada de lo ocurrido la noche anterior hubiera pasado; se veía muy feliz y no había rechazado el tomarle la mano, pero a pesar de eso, había algo que estaba fuera de lo normal: Yugi apretaba fuertemente su mano, no la soltaba por ninguna razón.

Hicieron las compras como de costumbre, deteniéndose de vez en cuando a mirar algunas tiendas. De regreso a casa, atravesaron el parque, que a esas horas estaba casi vacío. Yugi se detuvo de repente y se quedó callado unos instantes.

- Olvidé comprar algo- dijo de sorpresa y soltó repentinamente la mano de su yami- Ahora vuelvo, quédate aquí- el menor le entregó la bolsa que llevaba y echó a correr, evitando así que el faraón intentara alcanzarlo

- ¿Y ahora qué le sucede?- se dijo a sí mismo mientras se sentaba en una banca muy cerca de él, colocando la bolsa al lado suyo. Esperó por mucho tiempo, y Yugi no regresaba. Empezaba a temer que le hubiese pasado algo- mejor lo voy a buscar- dijo en voz alta para sí y se levantó de la banca- pero, me dijo que esperara. Si me voy se molestará conmigo- puso su mano en su mentón, y luego se volvió a sentar- tal vez me abandonó aquí- dijo apático, dando un largo suspiro- supongo que me lo merezco...

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Algunas calles más adelante, el peque vio a Ryou y a su yami, y se reunió con ellos. Trató de recuperar el aliento, y después de unos minutos, por fin pudo hablarles

- Hice lo que me pediste Ryou- dijo Yugi, un poco agitado todavía- ¿Crees que tu plan de verdad funcione?

- Esperemos que sí, porque no se me ocurrió otra manera- el albino se rascó su cabellera, algo confundido- Ahora sólo falta que Bakura haga lo suyo

Lovers at Midnight [Remake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora