Roses

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María supo desde el nacimiento de su pequeño Anthony que éste sería un gran rey cuando creciera, que tomaría su lugar y gobernaría sabiamente sobre su pueblo. Ahora, se encontraba admirando nostálgica, como su ya adulto hijo practicaba con espada en mano en el jardín real.

—Howard ¿Crees que nuestro pequeño pueda con la responsabilidad de ser Rey?— A María le preocupaba la idea de dejar a su pequeño solo con tantas personas a su cuidado.

—Sabes que siendo un Omega, necesita un esposo que lo acompañe. Podriamos invitar a todos los jovenes nobles de los reinos vecinos para así elegir al Alfa indicado. —El rey Howard siempre había sido de ideas brillantes, María recordaba que en su juventud había inventado grandes cosas y les había dado forma gracias a los más conocidos herreros del pueblo.

—Podríamos hacer pruebas para ellos y aquel que tenga un buen corazón tendrá el honor de ganarse la mano de nuestro hijo.—La mujer de cabellos canosos estaba emocionada por realizar aquel festejo, sería una gran oportunidad para llegar a la paz con otros reinos y formar buenos lazos.

Pero quizás Anthony no se sentiría tan a gusto, al saber que sus padres planeaban encadenarlo por toda la eternidad con un estupido Alfa que no lo sabría dominar.

El príncipe Anthony Edward Stark, asimilaba a una flor de ambiente selvático; con un aroma y una figura esquicita pero feroz y salvaje como un arisco felino que aguardaba a ser tocado para devorar a su presa.

—¿Qué piensas hacer si nuestros padres deciden unirte en matrimonio con algún noble? —James, el hermanastro de Anthony, sabía muy bien lo que el menor pensaba del matrimonio.

—¿Por qué me obligarian a casarme tan pronto?—El joven castaño detuvo los golpes de su espada contra la de su hermano, para observarlo confundido.

—Tony, ya no eres un niño pequeño y sabes bien que nuestros padres ya son muy ancianos para dirigir al pueblo. De seguro te elegirán a ti por ser de su propia sangre...—James tomó una bocanada de aire para poder continuar.—Además yo tomé la decisión de ser un escudero libre que te protegería a ti y a tus futuros cachorros.

James y Tony habían sido realmente unidos desde muy pequeños, el mayor de ambos siempre había luchado para proteger a toda la familia en nombre de su hermano pequeño y de su madre.

—Sabes bien que yo no quiero casarme, todos los Alfas son unos idiotas que creen tener el control sobre todas las criaturas de la tierra. —Aspetó Tony con molestia, siempre había tenido esa imagen de los Alfas, aún sin conocer a alguno de su edad.

—Eso de verdad dolió. —Dijo el recién llegado guerrero y amante Alfa de James, un alto joven de piel morena que siempre había compartido muchas batallas para defender a la reina María.—No todos los Alfas somos unos cretinos que desean quedarse con toda la fortuna de la familia de nuestro esposo.

—T'Challa tiene un buen punto, no porque otros Alfas mal intencionados hayan tratado de engañarte para quedarse con las tierras y fortunas familiares, el resto será igual. Además sabes bien que nuestros padres tienen la tradición de hacer pruebas para escoger al correcto.—James estaba convencido de que Tony perdería su miedo al matrimonio cuando conociera al Alfa que lo hiciera perder la cabeza.

—Como sea.—El castaño era muy testarudo y eso era conocido por todos. Dejó caer su espada y se retiró a su alcoba molesto, no quería saber nada sobre el compromiso y estar con su cabeza bajo la bota de un maldito Alfa otra vez.

«Unas horas más tarde»

La reina María, con mucha calma y dulzura entró a la habitación de su pequeño hijo para hablar sobre la idea que había compartido con su esposo.

—Cariño ¿Estás despierto? —La mujer de cabellos canosos acarició la espalda de su pequeño con amor.

—Ahora lo estoy...—Se frotó los ojos con sus puños para luego sentarse en la cama y ver a su madre a los ojos.

—Como sabrás, tu padre y yo ya somos muy mayores para reinar sobre un pueblo tan grande y con tantos enemigos a pesar de ya estar en paz con muchos pueblos y reinados vecinos.—La mirada de Anthony era indescifrable. María continuó. — Tú, como nuestro primogenito de sangre Real debes contraer matrimonio con otro noble para que te acompañe en tu tiempo como Rey Omega, alguien con quien puedas tomar decisiones y formar una bella familia. Por lo tanto Howard y yo llegamos a la conclusión de realizar una serie de prubas para los jovenes nobles de los reinos vecinos ¿Qué opinas cariño?—Con esa pregunta, Tony sintió el deseo de gritar y llorar como un niño pequeño, pero era su madre con quien estaba hablando y la amaba demasiado como para gritarle y herir sus sentimientos con palabras duras.

—Madre, yo no deseo casarme...Pero lo haré solo porque es tu deseo, me convertiré en un Rey digno y dirigiré a este pueblo igual o incluso hasta mejor que ustedes.—María orgullosa de su ángel, secó una lágrima solitaria y lo abrazó suavemente.

"Rosas para mi Rey"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora