『Limerencia: El Amor Trastornado ; Yoonmin O.S』

Limerencia; ❄

❝La Limerencia es un estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra, combinada con una necesidad imperante y obsesiva de ser respondido de la misma forma.❞

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Los días avanzaban cuál caracol y la vida se hacía más dura y cansina con cada paso, la rutina monótona era una razón para deprimirse. Detestaba ser adulto, y maldecía el día en el que por un arranque de rabia decidió independizarse cuando no lo necesitaba, porque aunque haya sido un mantenido, en Daegu tenía todas las comodidades necesarias para no exigir nada más; Pero fue un malcriado y mal agradecido, y el karma no esperaba a nadie, atacaba sigiloso y en el momento menos favorable.

No tenía un trabajo estable y tampoco un bonito departamento. Ser despedido cada semana no era una motivación, y que viviera alquilado sólo empeoraba las cosas, claro, esto sin contar las cuentas del servicio de luz, agua y teléfono. Si Daegu era un distrito medianamente manejable, a Seúl era bastante complicado tomarlo por las riendas.

Y para un joven emprendedor como él, un suicidio sería lo más acertado.

Su padre no le dirigía la palabra desde el día en que se fugó de casa, lo peor es que lo recordaba bien, cuando la noche se concentraba y la tenue luz de la luna se colaba por su ventana, y entonces se dejó influenciar por su ligue de la universidad, quién le llenaba la mente de ilusiones, haciéndole creer que realmente algún día podrían ser una pareja casada que se dividirían los quehaceres del hogar, decir que se sentía un ingenuo idiota era poco. Por culpa de ser tan crédulo perdió la confianza que sus padres tenían en él, y cuando ya se había instalado en Seúl, la realidad le atravesó como un perdigón.

Acababa de salir de la oficina donde ahora ya no era bienvenido, cabizbajo y con las manos escondidas entre los bolsillos de su pantalón de vestir. Ése era un buen trabajo, le remuneraban sus servicios con una buena suma de dinero y el hombre para el que trabajaba como ayudante contable era alguien amable y comprensivo, nunca le presionaba a la hora de hacer las tareas; Sin embargo, le despojaron del local junto a su jefe y los muebles del sitio, ya que el lugar era de su esposa y como la señora lo descubrió en medio de una infidelidad, esa debió ser la venganza más exquisita que aquella mujer haya experimentado, el sabor amargo de la rabia seguro se lo podía saborear.

Ya era la quinta semana consecutiva que lo despedían de un empleo. De sólo pensar que al llegar a casa debía vagar por esas páginas web en donde se conocía los artículos principales al pie de la letra, buscando como un miserable algún empleo cualquiera con tal de sobrevivir, los ojos se le aguaban y quería terminar de descender hasta lo profundo del pozo donde podría ahogarse entre sus lágrimas y sentimientos embotellados que nunca dejaría al descubierto, porque eran fatales. La vida o la muerte (ya no podía discernir entre los dos, porque era como estar viviendo una agonía en carne propia, una agonía llena de dolor y colores sombríos bajo su piel y albergado en su mente.) le castigaba acribillándole con piedras gigantes sus débiles piernas que a duras penas lograban sostener su cuerpo insípido, una marioneta que sirve para cumplir con el ciclo de un ser humano promedio.

Pasando frente a un bar, apretó sus labios hasta volverlos una fina línea, la tentación de tener una buena copa de ginebra o whisky entre sus manos mientras se desliza en su garganta hasta quemarle lentamente con su sabor fuerte y alto en un porcentaje de alcohol era todo lo que estaba anhelando en estos instantes. No quería tomar para divertirse, la emoción venía en que, quería tomar hasta olvidarse de la pútrida realidad de la que era participe y en el mundo del que no podía escapar más que con sustancias alcohólicas o drogas.