Una visita más (relato erótico)

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Llevaba todo el día muy distraída, haciendo mil cosas pero sin prestar mucha atención a ninguna. A media tarde mientras intentaba terminar de leer la primer hoja de un informe que no me generaba ningún interés siento como vibra mi celular que estaba en el bolsillo de atrás de mis jeans. Era un mensaje: “Hola putita”

Sentí como el calor me subía y me invadía todo el cuerpo. No llegué ni a pensar en una respuesta que ya me había llegado otro mensaje: “Hoy te cojo”. y otro “Preparate”.

No fue necesario que me diga ni hora ni lugar, conocía demasiado bien esa información.

Tardó varios minutos en abrir la puerta de su departamento, cuando lo hace ninguno de los dos dice nada, yo sólo le sonrío, le acaricio apenas la mano y voy directo a su habitación mientras escucho sus pasos detrás mío.

Me paré en medio del cuarto dándole la espalda y fingí mirar algo en el celular mientras él cerraba la puerta. No habían pasado ni dos segundos y ya lo tengo abrazandome por la espalda, no dice nada mientras me mete la mano en el pantalón y me toca, a los segundos para, me apoya la verga en el culo y me habla al oído: “hoy te quiero dispuesta a hacer todo lo que te pida, todo”, espera por unos segundos una respuesta mía y como no digo nada mete la mano dentro de mi bombacha y dice “mirá lo mojada que estás”, saca la mano, me quejo un poco pero intento que no se note el tono suplicante, él se da cuenta y la vuelve a meter “¿esto querés?, solo si te portas bien”, y se separa de mi.

Se sienta en la cama y con un tono indescifrable me dice “sacate la ropa”, siento como me invade la vergüenza pero mezclada con un poco de excitación, me mira fijo, midiendo cada uno de mis movimientos pero sin dar señales de lo que está pensando, lo que multiplica lo que estoy sintiendo. Cuando me voy a sacar la tanga, me agarra del brazo, me pide que pare y que de una vuelta, lo hago rápido, sé que no es lo que esperaba, no es sexy, pero parece que mi vergüenza lo calienta porque me dice “dale, sacate la bombacha, pero lento”. Hago lo que me pide sin quejarme aunque muerta de vergüenza. Cuando me agacho un poco para para terminar de sacarmela me agarra del pelo y me lo tira para atrás, “chupamela”, con el envión caigo de rodillas, cuando lo miro desde abajo, sonríe satisfecho. No me lo tiene que pedir dos veces, estaba esperando este momento, le bajo el pantalón y el boxer hasta las rodillas y le agarro la verga con la mano, antes de ponermela en la boca lo miro y sonrío pícara, es el momento en que yo tengo el control ,y lo sabe. Siempre me pide que lo mire a los ojos mientras se la chupo y aunque él me devuelve la mirada siempre con una expresión seria como si lo hiciera mal después de unos minutos no puede evitar tirar la cabeza para atrás y cerrar los ojos.

Cuando considero que ya fue suficiente, me aparto y me siento en la cama con las piernas abiertas, no es necesario que diga nada, se sienta frente a mi, lo agarro del pelo y le hundo la cabeza ahí abajo, donde lo quiero, se resiste un poco pero cuando le ruego cede y me acaricia con los labios, me mete un dedo, luego dos; los mete y los saca. Cuando me tiene donde quiere para y me besa violentamente. Cuando nos separamos a tomar un poco de aire le digo con la voz ahogada por la calentura “metemela”, él me hace caso al instante, tiene tantas ganas como yo.

En un principio me invade la sorpresa y el dolor por la brusquedad con que lo hace pero a los segundos sólo atino a agarrarme de la cabecera de la cama y dejarme llevar, él ve mi expresión y aprovecha para decirme lo que sabe que me vuelve loca: “Te haces la inocente pero yo te conozco bien, sos una putita y te encanta que te traten como a una”, “sabes que solo yo te puedo coger así, ¿no?”. Me pongo en cuatro y después de cogerme varios minutos mientras me tira del pelo y me dice guarradas al oído se detiene, “sos toda mía, ¿los sabe no?” y sin más aviso que ese me empieza a coger por la cola, lo hace sin mostrar mucho control, sacado. Minutos después su verga entra y sale de mi interior a buen ritmo para luego acabar en el colchón mientras suelta una larga exhalación mezclada con gemido.

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