Dicen mis ojos que no existe,
ese vacío que se vuelve abismo
y las heridas que se abren con la brisa.Y aquellas melodías que matan,
pero a veces reparan los corazones rotos,
almas en busca de calor y se vuelven un refugio.El silencio tan ruidoso
en esos cuerpos deambulantes,
y las luces de la ciudad débiles cuando la luna
sale.Los sueños rotos y las decepciones,
a un lado de los grandes,
de los valientes, de los que sobreviven
a éste misterio llamado vida.
Que a veces tan cruel,
carece de piedad ante los frágiles,
que arde con tanta fuerza
y ni el más crudo invierno puede apagarla.Tan efímera y extraña,
como las criaturas que habitan en ella,
tan cerca de la cordura y la locura,
a veces felices, otras con un lío en la cabeza.Y dicen que no existe,
el dolor, las emociones,
las estaciones, los astros,
el día y la noche,
porque cuando pesa la vida,
cerrar los ojos y olvidarse de la realidad,
duele menos que ver de frente.