Prólogo

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A veces me pregunto ¿Cómo es que estoy aquí? ¿Cómo llegue aquí? de un simple deseo de ser el invasor más reconocido… Ahora soy el gobernante, sin embargo… Ya no me siento feliz, como aquellos días en los cuales estaba en la Tierra. Ya se habían cumplido unos 100 años desde que me fui de ese planeta para acatar la orden de los cerebros de control y yo el gran Zim estar a cargo de esta raza poderosa cuando me llego a la base la terrible noticia sobre los altos no sabía que me volvería esto, aun recuerdo perfecto ese día.

Me encontraba alistando para ir a la eskuela, esa mañana recuerdo que estaba mirando los detalles de una gran investigación que estaba haciendo, algo que encontré entre las curiosas cosas de un humano. Era una palabra llamada “reencarnación” lo poco que descubrí era que significaba algo sobre que una persona regresaba de nuevo a la vida siendo exactamente igual o con los mismos recuerdos, pero siendo otra persona, otro cuerpo, rara vez se podía escuchar de alguien que dijera ser una reencarnación.

Hubo una llamada de emergencia donde conteste de inmediato, la llamada era registrada de La Inmensa, cuando la imagen estática se estabilizo en el monitor de la computadora inicial hubo algo… algo que no estaba bien, no eran los altos… era una llamada de un vortiano donde hablaban que los más altos habían muerto y que solo era cuestión de tiempo para extinguir la raza irken. Este era un comunicado que estaban escuchando todos los invasores e irken fuera de Irk y de la inmensa. Detrás de el vortiano de goles negros estaban los altos inertes, con sangre dispersa por doquier en la habitación, uno en el suelo con el pack semi salido y chispeando dando a entender que se había estropeado y con eso muerto, el otro a punto de caer de la silla de mando con parte del cerebro expuesto y sangre en su regazo que indico otra cosa, el había peleado pero falló en su intentó. Era una terrible escena donde mis antenas bajaron, mis preciados más altos habían muerto, los “Resisty” como se asían llamar, ellos tenían en poder de toda la inmensa. Estaba estático incluso después del corte de la trasmisión. Reaccione cuando Gir llego y pregunto si iría a la eskuela, ya era tarde pero no tenía tiempo de ir a ella, no en esta situación.

Recuerdo que le dije a Gir que nos iríamos de ahí, coloque la auto destrucción de la base y subí todo lo necesario para el crucero voot y el viaje, daría batalla con todo mi esfuerzo aun si significaba morir. Aun pienso que esa fue la peor decisión que tome… pues ni siquiera me despedí de ese humano, pero todo lo hice por impulso, con la posibilidad de regresar y así fue como salí de la Tierra con apresuro por ayudar a mi raza.

Reuní varios que me apoyarían en la pelea, uno de ellos aunque parezca extraño era Tak, ambos luchamos para volver a dejar a esos rebeldes fuera del camino, supimos que se dirigían a matar a los cerebros de control, tanto ella como nuestras tropas y yo Zim, los interceptamos en una lucha sangrienta y bizarra… en ella perdimos a Tak una de las irkens que ahora recordamos como una de las mejores irkianas que haya existido, seguro si ahora continuara viva estaría mas que orgullosa de sí misma.

Después de la batalla tan difícil que se desarrollo, pero ya con la victoria hecha, los mismos cerebros de control me llamaron a su presencia, fue cuando me entere de que debido a mi gran hazaña y dirigir un pequeño grupo de combate los cerebros de control me nombraron el nuevo alto líder de la raza irken. Mi nombre fue sustituido como normalmente hacen con los altos por el nombre de Rosa, se me fue corregido varias cosas de mi pack y en una ceremonia fue cortado mi tercer dedo que representaba mi nuevo grado de superioridad. Después de eso jamás he vuelto a saber de la tierra tampoco de los pocos Resisty que quedaron vivos mucho menos del prisionero 177 quien se fugo con uno de la resistencia.

Durante 50 años me encargue de levantar Irk dejando el pausa la idea de conquistar mas planetas y regresando a los invasores aquí  a nuestro planeta natal, la nueva inmensa fue construida,  para poder repoblar nuestra raza utilizamos las smeeteras, estas fueron de gran ayuda en esos momentos difíciles para no caer a la extinción. Ahora mando desde entre las estrellas, el irken que nadie creería seria un líder se volvió uno, mi estatura después de tomar un invento de nuestro mejor científico crecí a una altura digna de un alto, debido a que los primeros años que fui un más alto lo hice de mi misma estatura indigna de un líder, pequeño, microscopio, insignificante, como decían mis antiguos superiores, pero desde que soy de esta altura me respetan y me admiran. Mi apariencia a cambiado debido a la altura ganada, mis ojos se volvieron mas rasgados y mi expresión es digna de temer.

Durante los años que he reinado me he percatado y aprendido de varias cosas, una de ellas es que todo el “respeto” y la “lealtad” que ellos me tienen no es mas que simple hipocresía por los  que me rodean. Sus sonrisas y sus gestos incluso de los nuevos irken,  le llegaron a sus antenas la clase de irke que fui hace mas de un milenio, cuestionan que sea digno de llevar este mando, pero he aprendido a controlarlo, los egoístas están por todos lados incluso mi consejero Skoodge a llegado a mis antenas que ese estúpido lleva varios intentos con los cerebros de control de que lo pongan en mi lugar, ser un Alto, mas no está capacitado para eso.

Últimamente extraño ser quien era antes, un invasor, un irken que se mantenía de vicios propios y molestaba a los terrícolas uno en especial que por lo poco que llegue a conocer de los humanos no puede estar vivo… Al menos ya no, no tiene caso pensar en el si eso fuera cierto, pero me pregunto ¿Qué habrá sido de ese tonto cabezón?…

—¡Mi mas alto!—

Dijo un irken pequeño pero gracias a su cabeza le brindaba altura, se atrevió a perturbar la sola pero agradable habitación en la que estaba en estos momentos o mejor dicho sola ya no estaba, ahora tengo compañía.

Con seguridad creo recordar que, había pedido unos minutos de descanso para poder contemplar las estrellas desde en ventanal de la nave, pero fui interrumpido sin previo aviso. Ya nada era como antes de verdad incluso a los anteriores más altos Rojo y Púrpura los respetaban mas, aunque nos trataran mal. Gire mi cuerpo mirándolo con un gesto de desprecio tanto trabajo no dejaba ni un poco mi paciencia, di un respiro inflado mi pecho para hablar.

—Dime de una vez ¿a qué rayos has venido?—

Bajo las antenas dando un paso atrás mirando hacia arriba donde estaba mi cara de pocos amigos, apenas y recobró valentía a los segundos dio la razón del porque su presencia.

—Los militares han venido a verlo y necesito su autorización para una junta urgente con ellos—

—Diles que lo que sea que vengan a tratar deben hacer una cita como todos los demás, pregúntale a Skoodge mi espacio en la agenda mas cercana, estoy demasiado ocupado para atenderlos, y de una vez que has venido también dale aviso de los planes para el dominio de la galaxia 23 —

—¡Como ordene mi altísimo! —Dio una inclinación algo boba y se giro saliendo de la habitación parecía que no quería estar conmigo y es razonable aunque ya no grite ya tanto, mi tono de voz no es el mas grato.

Suspire regresando mi vista a el negro y azulino espacio, frente a nuestra gran nave madre llamada La Inmensa estaba una constelación que pocas veces presencio como ahora… sus colores eran tan hermosos que no note cuando me volví a mis pensamientos por un color particular en esta, azul … el humano de gafas volvió a aparecer en mi mente era un tormento recordarlo y una ansiedad que me consumía por verlo una vez mas… me pregunto tanto ¿Qué habrá pasado con ese tonto? ¿Por que me estoy preocupando por el? si su vida ya debió haberse extinguido hace mucho.

Te volveré a ver [Zadr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora