No hay familia mas perfecta que la familia Steimberg, dueña de The Steimberg Jewels y dueña de una gran fortuna. Han sido por décadas la familia número uno en el mundo.
Pero cuando un pequeño pliege en su perfecta vida, es una puerta abierta a los o...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sol entraba intensamente por el gran ventanal de la flamante habitación de Stephanie Steimberg. Su cuerpo, todavía con el pijama, sentada enfrente del espejo, aplicándose base, su anillo con un diamante dodecaedro provocaban un gran reflejo que encandilaba sus ojos.
Se levanto lentamente de su asiento y entro a su armario, se saco la ropa lentamente debido a que no despegaba sus ojos de su celular, se coloco su vestido Ralph Lauren que acababa de llegar exclusivamente y el cual Stephanie estaba desesperada por la tardía llegada del mismo.
Hoy es la fiesta de inauguración de una nueva joyería de The Steimberg Jewels, la razón por la cual Stephanie y su familia son la familia perfecta, la familia Steimberg. Por casi 70 años el emporio de la familia a dominado el mundo de las joyas produciendo millones y millones de dolares convirtiendo a la familia Steimberg en la familia mas dinerada por años y años.
La gran puerta blanca tembló bruscamente, Stephanie salio del closet y se dirigió a la puerta mientras se colocaba los zapatos en sus pies.
Al abrir la puerta Noah, el menor del clan Steimberg, se encontraba parado frente a Stephanie, con una cara muy confundida.
- ¿Tienes mi moño? - pregunto colocando su mano en el marco de la puerta
- ¿El que mama compro en París? - Stephanie le cuestiono a Noah
- Si, ese. No esta en ningún lado.
- Pues ni idea, deberías cuidar tus pertenencias - dicho esto Stephanie le cerro la puerta en la cara a su hermano, tal vez dejándole un molesto dolor en su nariz, pero no le importo. Stephanie volvió a aplicarse labial, apretó sus labios fuertemente y volvió a colocar el labial en su mesa de luz.
Al salir de la habitación, ya toda arreglada, Stephanie pudo sentir la musica que provenia de su patio, también varias de las voces de los invitados. Bajo los 54 escalones lentamente debido a sus zapatos de tacón. Su madre la señora Deborah Steimberg, estaba al pie del ultimo escalón. Con una altura de 1.75 metros y una cabellera castaña que caía por sus hombros desnudos debido a su vestido coral sin mangas.
- Ay mi niña, estas tan bella - Deborah admiraba a su hija muy orgullosamente
- Y tu eres la madre mas hermosa del mundo - Stephanie le respondía a su madre con un cumplido que termino en un abrazo.
- Ya hay varios invitados en el patio, ve a saludarlos y come algo - Deborah animo a su hija a dirigirse al flamante y muy bien decorado patio. Stephanie asintió con la cabeza y camino por el largo pasillo sobre la larga alfombra color camarón hasta el gran patio. Al salir, Stephanie se dirigió hacia la mesa enfrente a la gran fuente que marcaba la mitad del patio. Agarro un pedazo de tarta de cereza y se dispuso a comerlo, cuando su hermano mayor, Ezra, le dio un gran susto.
- ¡Dios! Ezra, eres un maldito - Stephanie rezongo a su hermano dándole un golpe en su brazo derecho.
