Red Lips; m.yg+k.sj

[1]

Se oían salvajes choques de piel en la habitación. Aquel peli azul no dejaba de arremeter contra la entrada de aquel chico afortunado. No le dejaba ningún descanso. El chico que estaba siendo sometido a aquellas salvajes embestidas, solo dejaba caer su cuerpo contra el cómodo colchón, testigo de lo que estaba pasando en aquella habitación.

Una última embestida surgió, antes de que el chico pálido, llegará al orgasmo soltando su esperma en el condón. El peli negro se dejó caer en la cama, totalmente cansado.

—W-wow, Yoongi, hoy te has lucido.—es lo único que supo decir el chico, ante todas las sensaciones que le había hecho sentir el peli azul en aquella noche.

—Y es la última vez que estaremos así Hoseok, vete de mi casa ahora mismo, hemos terminado.—espetó el chico.

Si, para Yoongi había sido una gran noche, no habían parado en ningún momento. Pero eso no significaba que Hoseok dejara ser solo un "folla-amigo", como lo había demoninado el mencionado. Un pequeño puchero apareció en los labios del peli negro.

—¿En serio Yoongi Hyung? ¿Dejaremos de ser amigos? —su voz noto ligeramente rota, una tristeza falsa, realmente.

—Hoseok, sabes que seguiremos siendo amigos, pero tenemos que dejar tener estos encuentros sexuales.

—Es por el nuevo chico, ¿verdad? Aquel de labios rojos.—

Hoseok estaba sentado frente a Yoongi, tapado con las sábanas y sin quitar el puchero de sus labios. Yoongi sólo solto un suspiro. ¿Para que mentiría? Era la verdad, en toda la noche que habían estado juntos, se imaginaba que a él que devoraba sus labios era a ese chico, que los gemidos le pertenecían a él. Se resigno a asentir con la cabeza, mientras la mueca de Hoseok se volvía a una de terror.

—¿¡Acaso no sabes que ese chico es peligroso!? ¡Le vería capaz de arrancarte la polla con un mordisco!

—A mi me parece muy tierno, además él si se porta bien conmigo.

—Los labios rojos siempre mienten Yoongi.—un tono oscuro y aterrador había salido de los labios de Hoseok al decir aquella frase.

Un gruñido salió de la garganta de Yoongi al escuchar esa frase una vez más, había recibido ese mismo comentario toda esta semana. ¿Que había de peligroso en ese chico? Nada, no veía nada malo en él. Esperaba que la frase "las apariencias engañan" no fuera real con aquel chico. Sólo necesitaba relajarse, y Hoseok estaba haciendo que sintiera todo lo contrario.

—¿Por qué todos decís lo mismo?—tenía el ceño fruncido, odiaba que le advirtieran de las cosas.

—Solo quiero lo mejor para ti Yoongi, no te enfades conmigo porfavor.—y otro puchero apareció en los labios del chico.

—Lo siento, lo siento, Hobi.—una curva aparece en sus labios y revuelve su pelo con delicadeza.

¿Como había llegado a estar así con Hoseok? ¿Teniendo relaciones como si de conejos se tratasen? Fue en una fiesta, los dos estaban tan borrachos que los dos perdieron su virgnidad en un baño.

Al día siguiente, Hoseok le ofreció ser "folla-amigos". Yoongi sin saber qué era, acepto. Hasta que un día, curioso busco en su teléfono lo que ese término significaba. Y extrañamente, le gusto la idea. Hasta que llegó SeokJin a su vida.

Un día aburrido de universidad, un chico peli negro, y con unos labios más rojos que la sangre entró al aula de bellos artes. Curiosamente, ese chico venía de una universidad de Estados  Unidos, y había vuelto a Corea para cumplir su sueño. Se veía demasiado tierno. Tenía unos vaqueros negros y una sudadera rosa que le quedaban por debajo de las rodillas.

¿Como se había encaprichado tanto con ese chico?
Ni el mismo sabía la respuesta.

Un pequeño golpe le devolvió a la realidad, viendo como Hoseok estaba en el suelo intentando llegar hasta sus boxers.

—¿Necesitas ayuda Hobi? —una sonrisa burlona aparece en el rostro del pálido.

—¡Vete a la mierda Yoongi! ¡No puedo ni andar! ¿Como iré mañana a la universidad? —tenía el ceño fruncido, y un pequeño triangulo se formaba en sus labios, demostrando que Hoseok incluso estando molesto se veía tierno.

—¡Vamos Hobi! Porque una vez no vayas a la universidad no va a pasar nada, te daré yo los apuntes.

—¿Me lo prometes?

—Si, Hoseok, te lo prometo.

—¿Por Kumamon?

—Por Kumamon.—suelta una pequeña risita.

Y el pequeño triangulo de los labios de Hoseok, se transformó en una gran sonrisa, como si fuera un gran corazón. Ese era el Hoseok que el conocía. Le ayudo a levantarse del suelo, evitando reírse de su cojera.

Se puso su propia ropa y se despidió de Hoseok, ahora si, riéndose en su cara.