【𝐿𝑎 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑛𝑖́𝑎 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟. ღ 】

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Estábamos lado a lado, nos separaba unos simple paso entre nosotros y nuestras manos estaban entrelazadas a la perfección. Podría sentir su fría y fina mano, tan suave como el pelaje de un peluche, sus ojos se centraban en aquel inmenso cielo adornado de varios fuegos artificiales, donde sus luceros reflejaban las maravillosas luces del cielo.

— Es estremecedor lo que se siente en este ambiente, me hace recordar a cuando éramos niños, cuando nuestros padres nos llevaron aquella playa y en el cielo se resplandeció con los mismos fuegos artificiales, ¿No lo crees?, Tomaste mi mano como ahora, tenías una mirada totalmente feliz, la misma que ahora, una de una niña emocionada.
— Es muy halagador lo que dices, quién diría que aquel chico sería todo un poeta. —  Soltó una leve risa.

Pasó el tiempo y al finalizar el evento, la acompañé hasta su casa, en el transcurso del camino reíamos como cual niños éramos, pero esta vez nuestras manos aún estaban conectadas, encajando a la perfección. Estaba algo apenado y podría notarse su escote que miraba de reojo, mis manos comenzaban a sudar un poco, sin embargo ella aún seguía sin soltar, al contrario, me sujetaba con más fuerza. Estaba totalmente magnificado con su belleza, había cambiado tanto.

— ¿Hasta ahora te das cuenta, idiota? — Grite para mis adentros.
— Sabes, no tuve la oportunidad de decírtelo antes pero, te ves hermosa con Ese kimono, resalta tu belleza.
— G-Gracias. — Se ruborizó.

Después de aquel largo recorrido hasta su casa, ella me invitó a pasar la noche con ella, sus padres estarían de acuerdo, ya que soy un gran amigo de ella de años. Ella me miró fijamente y sonrió de manera tierna, en su habitación me senté en el suelo con ella a mi lado. Su manera de actuar comenzó a ser algo misteriosa, trataba de evitar mi mirada tanto como yo la de ella, era obvio que yo quería confesarme a ella, sin embargo aún no tenía el valor para hacerlo.

— Bueno, la única razón por la cual yo ten invite a mi casa, fue porque quería decirte algo importante.
— ¿Cómo que? —  Respondí.

El silencio se hizo presente y volví a mirarla de reojo, esta vez estaba situado detrás de ella, pero podría notar aquel escote que aún era más visible que la vez anterior, también era notable su rubor hasta sus orejas. Ella posó sus manos en ambos hombros y comenzó a retirarse el kimono, lo cual me hizo quedar totalmente atónito, sin embargo, en ese momento cerré los ojos por pena. Pasaron un par de minutos y poco a poco abrí mis ojos. Ahí estaba ella sin decir alguna palabra mientras mi corazón al verla en prendas interiores, palpitaba y poco a poco una erección entre mis pantalones se hacía casa vez más notable.

— ¡Oh, mierda!, Qué jodidamente y bella mujer tengo frente a mis ojos. —  Nuevamente grite para mis adentros.

— Yo... Te ves hermosa. Me gusta tu cuerpo.
— Entonces demuestra que te gusto. —

Recuerdo que esas fueron nuestro último diálogo, todo lo que proseguía después de aquello, era algo más haya de una amistad, como amantes y pareja. Era el deseo, el placer de nuestros cuerpos y el gran amor que había sido reprimido por todos estos años.

Caminé lentamente hacia donde ella, estábamos a dos pasos y al tenerla cerca me abalancé sobre ella. La bese uniendo nuestras comisuras y a la vez inicié un juego de lenguas, donde ambas se acariciaban y deseaban así como nuestros cuerpos. El ambiente se volvió más caliente y aquel frió e hielo que nos separaba comenzó a desvanecerse entre beso y caricias sobre nuestros cuerpos. Sus manos desnudaban mi cuerpo mientras las mías recorrían toda su suave piel, oyendo entre los besos pequeños quejidos de placer.

Aún no podía creer que la tenía en mis brazos, que estaba besando y acariciando su cuerpo al desnudo, era algo simplemente difícil de explicar en aquel entonces, donde me deje llevar por puro instinto y placer. Mis manos retiraron las prendas que le quedaban y el beso finalizó, estábamos tan cerca, a 5 milímetros de sus labios. Podía sentir nuestra respiración acelerada y como ella tenía diferentes ojos, ojos de una enamorada ninfómana. No pude evitar sonreír al cruzar con su mirada deseosa de mí persona, ya que para mí era todo un logro en la vida.

La incorpore sobre la orilla de la cama dónde podría sujetarse de brazos, la puse en 4 por así decirlo. Podía ver aquellos glúteos formando un perfecto corazón y tenía aquella mirada lasciva por su mismo magnífico cuerpo. No la hacía esperar más y separé un poco sus piernas, me incorpore en la posición y la embestí rompiendo su gimen. Pude escuchar un gemido algo bajo, había gemido sobre la almohada, debíamos cuidar de no hacer sospechar a sus padres. Sin embargo, era obvio que dos adolescentes solos en una habitación se especularía muchas cosas.

Sentía su interior totalmente húmedo y cálido, la tome de sus caderas y comencé a moverme junto a ella mientras tomaba con ambas manos las sábanas y apretaba para intentar saciar el dolor, mientras los gemidos los lograba contener en su almohada. Lo que no se podía evitar era aquel ruido como chapoteo que hacía mi pelvis al golpear su trasero, el sonido del placer. Nuestros movimientos se sincronizaban a la perfección, su interior se volvía cada vez más estrechó, como si apretara mi miembro y no quisiera dejarlo ir. Se volvía más húmedo, comenzaba a salir fluidos de entre sus piernas mientras mis manos aún posaban sobre sus caderas para tener un mejor agarre.

Había recordado que sus padres entre acción tocaron la puerta y nos asustamos tanto que paramos la acción. Solo daban aviso de que saldrían a comprar al mini super, mis sentidos se agudizaron por un breve momento y escuché como la puerta de la entrada se abría y cerraba.

— Uuufu, por poco... —

Ella soltó la almohada y me mire con los mismos ojos que rogaban que continuará. Aquel sentimiento de que casi nos atrapaban en pleno acto, me excito más, lleve una mano hacia su corto cabello y pude tirar de el mientras seguía embistiendo su interior. Ella comenzó a gimotear de manera más aguda mientras los míos eran más toscos, estábamos apunto de llegar al punto álgido del placer.

Aquellos movimientos eran más desincronizados, podía sentirse como sus piernas y glúteos sufrían espasmos, comenzó a tener un orgasmo. Mis movimientos se volvían más bruscos y rápidos y en pleno acto del coito, me vine en su trasero y espalda. Podría notarse la diferencia de color de mi semen y su piel nívea. Nuestras respiraciones eran agitadas, estábamos totalmente exhaustos. Amablemente la limpie con lo que era mi boxer, ella se levantó y me miró con una sonrisa pícara, se recostó sobre la cama y me señalado a su lado indicando que tendría el honor. Me recosté alado y me abrazó, nos cubrimos con la sábanas y quedamos totalmente dormidos.

Al siguiente día era algo incómodo, pero al salir de su casa, había tenía la certeza de que sus padres sospechaban de algo, ya que sus miradas en mi eran más centradas, mientras la de ella eran como las de ayer, una enamorada y locamente atraída por mí.

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𝑂𝑛𝑒𝑠𝘩𝑜𝑡:【𝐿𝑎 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑛𝑖́𝑎 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟. ღ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora