Me asusta escapar de Granada y no de mi mente.
Odio la sensación de vacío.
Despertar a la espera de una llamada, no encontrarla, decepción.
Pasar las noches en vela por miedo a tener otra pesadilla.Me estoy engañando al pensar que alejándome cientos de kilómetros voy a conseguir acallar las voces de negatividad.
Soy una patética más que intenta huir de su propio ser sin saber ni a dónde irá.
