La vida es un sueño

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La había visto tantas veces en mis sueños, donde se me acercaba, discretamente me tomaba de la mano y me abrazaba, pero siempre despertaba solo, abrazado por las sábanas que a su vez estaban abrazadas por el frío, rodeados por la oscuridad de mi cuarto

Y así los días, muerto de sed, de hambre, lleno de sueños y soledad. – Si tan sólo supieras que te quiero- pensé una vez en un suspiro. Levantarme siempre con haber soñado a la misma persona, creo puede terminar en esquizofrenia o locura. Entonces me propuse dejar de soñarla, la próxima vez que la vea la voy despedir, decirle que ya no se aparezca más, por salud, por los dos, sobre todo por la mía; Además no creo que aún sueño no le pase nada por visitar a la misma persona real todos los días, capaz y hasta pueden despedirla si acaso es un trabajo aparecerse en los sueños, o quizás puede que enloquezca de realidad, de tanto visitarme. Por eso, por ambos, mejor que se vaya y deje de robarme los suspiros reales que no le pertenecen, que desaparezca y sea la dulcinea en otros sueños.

Cuando regresé a mí departamento, arreglé un poco el desorden de la sala, la cocina y el cuarto, me puse el pijama, me tomé un café, revisé el celular, ningún mensaje, resignado apagué las luces, y me dejé abrazar por mis sábanas, decidido, me dormí.

-No te acerques, esta vez no, ¡No puedo!, ¿Sabes lo que me duele soñarte, sentir tu boca, tomarte la mano, oler tu cabello, tu perfume, sentirte pegada a mí? ¿Tienes idea de lo que se siente tenerte a mi lado y no poderte tocar? Sé que no regresarás, que ya no vas a estar conmigo, así que deja de aparecerte. –

Ella se aventó a mis brazos y apenas percibí un par de palabras, -No me quiero ir. –

Desperté abrazando el aire muy fuerte, como si algo se me hubiera esfumado de entre los brazos y lloré. Estaba solo de nuevo. Observando hacia el vacío del techo, me volteé, abracé mi almohada y me quedé dormido, pero esta vez sería diferente.

Arrepentido, corrí tras de ella, tomé su mano para que voltearas a verme, y me abrazaste muy pero muy fuerte, y entre lágrimas nos dijimos tantas cosas: -No te vayas, no quiero perderte, ¡Quédate conmigo! Perdóname, duele tanto cada que despierto, No me iré, quiero estar contigo, Te amo, te amo, todo va estar bien ¿Verdad que sí? Todo va a estar bien.

Y ahí sigo acostado, solo, quizás no dure mucho, en algún momento moriré de hambre, de sed, pero que importa si estoy contigo, abrazándote, sonriendo, tranquilo.

Actualmente, rentamos un departamento muy similar al mío y quien sabe, quizás y algún día adoptemos una mascota. Afortunadamente un minuto en la vida real puede ser toda una vida en un sueño, espero sea nuestro caso. Ahora sí, me voy desde aquí escucho que la cena esta lista.

...

Nota: Este relato fue encontrado en el cuarto de un manicomio en ruinas, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, el 23 de septiembre de 1993.

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⏰ Last updated: Jan 14, 2019 ⏰

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