Porque esta oscuridad que abruma mis sentidos hoy me lleva a imaginar en un mundo sin sentido, donde existe un mar coral con luceros encendidos y encima corren sapos de color azul teñido. Se vislumbran en el fondo dos leones sin colmillos que mastican un nogal como un postre distinguido. Junto a ellos nadan lento un conjunto de zorrillos quienes buscan sin parar un bombillo florecido. A mi lado alcanzo a ver un delfín enfurecido caminando por la playa y ladrando con chillidos. En mis pies siento la arena que parece de ladrillo aunque suave como tela decorando un rinconcito. A lo lejos un concierto de cangrejos divertidos que tocan instrumentos de bambú con gran sonido, la comparsa la acompañan un mamut y un jilguerillo que con voces muy sonoras hacen todo un alarido... En el cielo tono rosa, muy extraño colorido, vuelan dulces como aves una banda de gaticos y se escuchan susurrando en un tono aguerrido: somos gatos soñadores escapando de su nido. Allí sentada estoy, muy perpleja, yo lo admito, cuando en mi hombro se posa un tornasol duendecillo que con alas de mariposa y un particular sombrerito me da la bienvenida a su mundo muy festivo junto a un hada primorosa con cara de cerdito sonríe muy hermosa mostrando sus frenillos, me regalan chocolates con sabor a limoncillo y una flor grande con patas que se planta en mi vestido. Esta historia aquí no acaba pues me llevan a un castillo, con ventanas tan pequeñas, solo cabe un ratoncito. Mi sorpresa es mayor cuando miro un espejito, tengo garras de león y alas negras de angelito. Observando un poco más, noto escamas en mi pecho y en mi cara unos bigotes que parecen riachuelos, mis orejas son enormes parecidas a un conejo y mis piernas tan peludas como un lobo en el invierno. Que gracioso es verme así, en un mundo sin sentido, bailaré con un sinfín de amiguitos distraídos, al son de los cangrejos y los locos alaridos que nos brindan el mamut y el pequeño jilguerillo.
