Café y Ansiedad.

19 0 0
                                    

No logro concentrarme, mientras más lo pienso menos logro enfocarme, trato de controlarme, mi cuerpo tiembla, es inevitable.

Me encuentro sólo en el café, esperando a alguien que probablemente no vendrá y no lo digo solo por la lluvia incesante que estremece el ambiente, no sé si ella vendrá. Una carta en el casillero no es la mejor manera de invitar a alguien a salir.

Pero es la única que mi tímidez me dejó pensar.

La he estado observando hace mucho, creo que demasiado, las clases se hacen cortas cuando estoy viendola, demasiado cortas. Pero es inevitable el no admirarla, su liso cabello color vinotinto, su piel de alabastro tan perfecta, sus ojos azules tan claros como el cielo azul, sus mejillas sonrosadas. Todo sobre ella me robaba el aliento.

Podría estar sentado aquí describiendola hasta que llegue. Si es que llega.

Diganme pesimista. Y sí, tal vez lo esté siendo. Pero mis experiencias amorosas han sido todo menos buenas. Un amor no correspondido con un rechazo avasallante, un amor que parecía odio, etcétera, etcétera.

Afuera de eso, no logro ver una relación estable a mi alrededor. Tantas cosas me han hecho perder la confianza en el tan dichoso amor verdadero. Deje de emocionarme.

Pareciera que el cielo y la luna me dan la espalda y se acaba mi fortuna, pero por alguna razón decidí volver a intentarlo.

Y decidí dejarle una carta en su casillero, diciendo mi nombre, modestamente diciendo lo hermosa que la encontraba, y lo mucho que quería que nos conocieramos. Si, es embarazoso, no mencionaré especificamenfe el contenido de la carta.

Y la invité a tomarnos un  café y charlar. En un lugar que suelo frecuentar, para no quedar como idiota en un lugar que no conozco. A las cinco de la tarde

Miro hacia afuera.

¿Cuando irá esta intensa lluvia a parar?

"No vendrá. ¿Por qué lo haría?"

"¿Por qué querría conocerte?"

Ahí están. Los ecos de los fracasos pasados.

Pronto el período escolar terminará, nos graduaremos y probablemente nunca nos volvamos a ver.

Siento que el tiempo se agota, y que esta es mi única oportunidad de volver a empezar. Pero al parecer mi resolución es opacada por el pasado que se niega a dejarme en paz.

-Un café au lait. Por favor. -Le digo a la mesera. Ella asiente con su sonrisa de porcelana expertamente ejecutada.

Escucho pisadas mojadas a mis espaldas y mi corazón se detiene por un momento. Volteo lenta y discretamente.

No es ella, mi corazón vuelve a latir, decepción y alivio a partes iguales.

La mesera trae mi café, el olor despierta mis sentidos y despeja mi mente, aliviando efectivamente mi ansiedad.

Ya son diez minutos después de la hora y la ansiedad se empieza a convertir en resignación. Me calmo con otro sorbo de café.

A las seis me levanto, porque sé que ya no vendrá. La lluvia no ha parado, y dudo que quiera arriesgarse a enfermarse por un extraño.

Pago mi café y me retiro, con mi paraguas protegiendome de la lluvia, me dirijo hacia el parque, nubes oscuras cubren la ciudad, y le dan un toque meláncolico, lo cual me gusta y me hace sentir cómodo. Y en el fondo, eso me hace sentir en desesperación.

Subo una pequeña colina en el parque, y puedo ver a lo lejos el vasto horizonte, y en él el sol esta a punto de esconderse.

Me río por un momento.

Cuando aquí esta en penumbra y el sol nos abandona, otro lugar está cálido y brillante.

Espero que mi melancolía en este momento signifique que alguien más este siendo feliz. Es la única manera de que esto no sea tan frustrante.

En la colina veo un arbol, y debajo de este un pequeño banco, con espacio para dos personas. Un lugar para enamorados supongo, esta vacío, y sorprendentemente seco.

Me siento en él. No creo que a nadie le moleste. Guardo mi paraguas en mi bolso.

Observo el sol bajar y cuando está a punto de esconderse me voy de la colina, dejando que la lluvia me envuelva.

¿Cuando irá esta intensa lluvia a parar?

Dejo que mis frías lágrimas se mezclen con la lluvia que cae sobre mi rostro. No pueden lavar el dolor, pero sirve como una especie de alivio.

Me detengo un momento, y solo dejo que todo caiga. Solo somos yo, la lluvia y mi soledad.

Sí. Tal vez mi destino es la soledad.

-Disculpa. -Una voz súbita me sorprende. Y una palmada en mi espalda termina de sacarme del trance.

Me volteo rápidamente. Avergonzado porque estaba de pie inmóvil bajo la lluvia.

Y mi corazón dió un salto al ver el cabello rojo y esos ojos azules.

-Tienes una sombrilla ahí. ¿Por qué no la utilizas? -Me pregunta con una mezcla de preocupación y curiosidad.

La carta está en su mano. Abierta y mojada.

Continúa ante mi falta de respuesta.

-Eres Alex ¿no? Tú me escribiste esta carta. -Afirma. -Lo lamento, la lluvia estaba incesante y llegué tarde al café. -Dijo apenada.

-No. No... esta bien. Entiendo. -Sé que estoy sonrojado de pies a cabeza ahora mismo. Pero no voy a demostrarlo. -¿Como me encontraste?

-La mesera me dijo que se acababa de ir un chico que parecía esperar a alguien. Y me dijo que lo había visto irse hacia el parque.

Le daré una buena propina a esa mesera.

-Dijo que se veía cabizbajo y deprimido. Así dí contigo.

Le daré una mala propina a esa mesera.

-Ah... es así...-Sí. Ahora mismo estoy seguro de que estoy rojo como un tomate.-¡Ah! ¡Estás mojandote!

Nerviosamente sacó mi paraguas y lo pongo encima de su cabeza.

-Ya estoy empapada. Pero... gracias... -Dice con una leve vergüenza. Apunta a la carta. -¿Es en serio  todo lo que dices aquí?

Asiento y Trago saliva. Sí, cliché, lo sé.

-Es muy cursi. -Se ríe. -En serio. ¿Tienes 80 años?

Sip. Posiblemente el calor en mi rostro sea suficiente para calentarnos a ambos.

-Es muy dulce... Gracias. -Me dice. Extiende su mano. -Sofía. Me llamo sofía.

Estrecho su mano. Y la aceptación es implicada en esas palabras.

-Entonces... ¿aún está en pie ese café? -Sonríe.

Y en ese momento. Aunque el agua sigue cayendo alrededor de nosotros.

La lluvia al fín se detiene.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Café y Ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora