Don. Miranda!

7 2 3
                                    


Nunca lo dejé de amar. 

Cuando le dije que me iba a mudar a Brasil se quedó sin palabras y simplemente se fue, me dejó sentada sola en aquel banco, bajo el calor agobiante de los mediodías en febrero.

Me levanté y empecé a caminar hacia mi casa, las lagrimas salían poco a poco. ¿En serio me iba a dejar así? ¿Ni un mensaje, ni una llamada?

Pasaron dos días y decidí llamarlo yo. Estuve muy ocupada hablando con su versión de él en mi mente, me insultaba, me abrazaba, me golpeaba, me secuestraba para que no me vaya, en fin, un montón de paranoias que no iban a pasar.

¿Que no iban a pasar? pues si, pasó una, me insultó. 

Su orgullo fuera de lugar actuó en lugar de sus sentimientos, me dijo que nunca sintió nada por mi, no le dolerá verme partir, y me pidió que lo borre de mis redes y no lo busque más. 

¿En serio no te dolerá verme partir? ¿Y entonces por qué no podemos seguir en contacto? 

Le dolió como la puta madre según mis amigas. Y aunque me había insultado, a mí y a cada uno de los momentos que pasamos juntos, lo sigo amando y queriendo, 

¿Que quién sabe esto?, como dije antes, nadie. 

No me gusta hablar sobre lo que siento con nadie, pero esa conversación con mis papás hizo que lo saque todo. Pero fue inconsciente, si fuera por mi, hubiera controlado más mis palabras. 

Les tuve que explicar por qué dije aquellas cosas sobre el fútbol.

- Deberías hablarle. - Dijo mi mamá.

- ¿Cómo?, no, no, no, o sea, le acabas de dar el peor consejo del mundo querida. - Mi papá se levantó de la mesa enojado. -Dios Santo. Hablarle, hablarle a aquel que ante una situación difícil se fue a la mierda y no te habló más, y cuando lo hizo por fin, te insultó de pies a cabeza. Pero no cariño, vos hablale que vas a ver como cambia. -Dijo imitando la voz de mi mamá.- No, no le hables Alessia. 

-Igual no podría aunque quisiera, no lo tengo en ninguna parte. Y no ma. - Me dirige a mi madre.- No tengo ganas, prefiero aislarme de su vida como estoy haciendo, que poco a poco está desapareciendo.

Subí las escaleras y me fui a bañar. Dejé a mis papás con mucho para hablar. Su hija de 16 años sufriendo por amor la distancia, ¿en qué me metí?.

Hace un tiempo no pensaba tanto en él. Hace cinco meses no lo veo, hace cinco meses no pienso en él ni le hablo. Pero muy dentro sé perfectamente que durante estos cinco meses lo extrañé demasiado, y creo que él también. 

Ahora mis días pasan más lento, por suerte no he vuelto a hablar del tema con mis padres pero ¿conmigo misma? cada minuto que ha pasado su nombre estuvo dando vueltas en mi mente. Y el tiene el don que requiere curar este mal que es el no estar a su lado.

Pero ¿acaso puedo estar con él? a menos que él venga para acá lo dudo mucho, es totalmente imposible. Además él ni siquiera sabe que por una estupidez volvió a abarcar mis pensamientos por completo. Dios, él no sabe nada. Y yo ya sé todo lo que podría pasar, estuve pensando tanto en qué hacer que ya tengo todas las jugadas del ajedrez planeadas, tengo todas las respuestas y a la vez ninguna. Porque puedo saberlo todo sin saber qué va a pasar. 

Los días no se acomodan a mis horarios de dramatización continua sobre qué mierda será de mi el resto de mi vida, las horas pasan y los días también. He desperdiciado demasiado tiempo pensando, dando vueltas. Estoy harta.

Al salir del colegio, caminando de vuelta a casa me decidí a mandarle un mensaje, el qué dirá aún no lo sé, pero no quiero que sea demasiado, ni muy cringe si me llega a rechazar. Pero ahora la cosa es cómo lo haré. Me pidió que lo borre de todos lados y eso hice. Por instragram creo que se pueden mandar mensajes aunque no lo sigas, entonces ahí será.

Llegué a mi casa y dejé mi mochila al lado de la puerta como de costumbre, pregunté si había alguien en casa y estaba mi mamá que en un rato más iba a tomarse su siesta de la tarde. 

Me serví comida, y aunque los nervios del futuro mensaje me impedían comer lo tuve que hacer igual, me estoy haciendo sufrir a mi misma, y si sigo sin mandarle nada seguiré sufriendo mucho y mucho tiempo más. 

Subí las escaleras y me senté en mi cama, busqué su instagram y ahora estaba público. Había aumentado unos cien seguidores y tenía muchas fotos con una chica, una tal Malena. 

Al ver las seis fotos con ella mi estómago se encogió, me paralicé y un enorme correntazo recorrió todo mi cuerpo. Nada, ella no será un impedimento.

Y antes de pensarlo más le mandé el dichoso mensaje que me ha estado preocupando por tantos días. 

Al mandarlo me pregunté. ¿Qué mierda hice? 

Lo puedo borrar, pero eso si dolerá en un futuro, haber estado tan cerca pero haberla cagado rotundamente. 

"Holaa hace mil no hablamos, extraño hablar"

Qué mensaje tan idiota mandé. Extraño hablar. Dios, me quiero morir YA.

Pasaron dos horas, un poco anormal que no me haya respondido pero no bajemos los brazos. Voy a seguir mi vida con normalidad, ya saben, por si tiene una cámara escondida en mi casa y vigila lo que hago. En todo caso, me voy a bañar, dormir, ver series y hacer cosas normales que no haría una loca obsesionada como yo.

Tuve el peor sueño del mundo, estaba encerrada en mi habitación y mis papás estaban afuera con mi celular, se estaban riendo viendo la parte donde escribí "Extraño hablar" y haciéndome burla. No me dejaban tener mi celular por si llegaba una respuesta y tampoco me querían escuchar, lloré muchísimo. Y de pronto escuché el sonido de una notificación. 

Abrí mis ojos, me había despertado del susto, cuando me di cuenta de que era un sueño me relajé y me recosté otra vez para seguir durmiendo, no sin antes ver la hora. 

Hora: MENSAJE DE MI EX.

Me levanté de un salto de la cama y temblando abrí el chat. Oh rayos, ya había idealizado a mi ex.


AleatorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora