En la espuma te encontré
Caer en el amor puede ser fácil si te encuentran con la guardia baja, al igual que si no esperas conocer de la manera menos pensada a alguien que podría mover todo tu mundo en solamente un segundo. No lo creía posible pero me pasó sin pensarlo, ni buscarlo porque tampoco lo estaba esperando al estar, actualmente, saliendo de una relación muy larga y complicada. No sabía si me agarró desprevenido, si mi guardia estaba baja por demás o si mi mundo estaba demasiado parado como para que se moviera tan fácilmente cuando la conocí, pero lo que ahora si había algo que tenía muy en claro era: que quería volver a verla.
Sus ojos color verde almendra todavía seguían dando vuelta por mi mente, sus labios rojizos y exuberantes habían logrado que, casi sin pensarlo, hicieran que me pierda por completo, y mejor no hablar acerca de su infinita fila de grandes dientes blancos. Nunca había visto una sonrisa tan perfecta en toda mi vida.
—Y vos... ¿quién sos? —caí a la realidad cuando ella habló algo sonrojada, al tenerme frente a frente, ya que casi cae encima mío al resbalarse por toda la espuma que nos rodeaba.
—Fe... Federico —contesté con la mejor voz posible. Probablemente, algo ronca.
Entonces, puedo vagamente recordar que ella extendió su mano derecha hacia mí, y yo, la estrellé contra la suya, marcando un apretón de manos.
—Florencia —sonrió. Podría decirse que asentí con mi cabeza al no saber qué más decir. —Un gusto —su cara estaba casi completa de aquella materia blanca, entonces me tomé el atrevimiento de terminar aquel apretón en contra de mi voluntad con mi otra mano restante (la que no estaba ocupada por un ramo de flores amarillas que nunca habían llegado a su verdadera destinataria) logrando quitar parte de espuma de su frente y ojos. Casi sin pensarlo, le entregué aquel ramo, y sólo me devolvió una bella sonrisa. Fue un impulso.
—Igualmente —fue todo lo que llegué a decir cuando, instantes después, se retiró como si hubiera sido por arte de magia. ¿Se había puesto nerviosa o incómoda al igual que yo?
Luego de eso, no volví a cruzarla en las noche subsiguientes... hasta hoy. Cuando, quisiera poder creer, que la vida intentó volver a darle una nueva oportunidad a mi corazón roto, por no decir destrozado. Pero antes que nada, tengo otras cosas para aclarar.
¿Quién soy yo?
Federico Fritzenwalden. 26 años. Soltero. Empresario.
¿Dónde estaba?
En mi casa y la de mis hermanos, mansión heredada de mis padres.
¿Por qué mi casa estaba hecha un desastre aquella vez?
No lo sabía, lo más posible es que solo Dios sepa contestarme. Después de toda la sarta de mentiras que vinieron por parte de mis hermanos al esperar por una sola fácil y básica respuesta lógica, que por supuesto nunca llegó. Obvio habían hecho una fiesta en la cual, nunca fui consultado ni invitado. Podría decir, que me causaba cierto dolor que desconfíen en mí como lo hacen, pero, supongo de alguna manera habérmelo ganado. Si llegábamos a este punto es porque una vez más desacataron mis órdenes mientras yo estaba en un pequeño viaje de negocios, en el que no dormiría allí por solo una noche del cual, aparte, me volví antes para que no estuvieran solos tanto tiempo... y de todos modos, no desaprovecharon la oportunidad de hacer algo en mi contra.
Soy uno de los fieles creyentes que cree que sin educación ni disciplina, no hay futuro... y mis hermanos a esta altura, no hacían más que desobedecerme siempre. Les costaba horrores acostumbrarse al estudio y hacerlo sin renegar. Estoy seguro que todo sería mucho más fácil si estarían mamá y papá con nosotros.
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En la espuma te encontré
Short Story¿Qué harías... si de repente sentimientos nunca pensados se cruzaran en tu camino al conocer al posible amor de tu vida?